NACE UNA MARINA DE GUERRA (1822-1830) Nuestro derecho, de acuerdo con el principio jurídico del Uti Possidetis Juris, comprendía la línea por la parte suroccidental: Tumbes, Huancabamba y Marañón, mientras el Perú interpretaba, fijaba y sostenía la línea: Zarumilla, Chinchipe y Marañón. Se puede concluir que Perú inició la guerra con operaciones en el teatro marítimo, porque así accionaba sobre la parte más débil de su adversario y se daba tiempo para completar su movilización por tierra. La Fuerza Naval de la Gran Colombia en general era superior a la peruana, pero el grueso de ella estaba en el Atlántico; en el Pacífico el único buque en condiciones operativas era la goleta “Guayaquileña”, ya que el resto de buques que sostuvieron el bloqueo del Callao que conformaban la Escuadra Unida, hasta la rendición del general Rodil, estaban completamente inservibles. Los almirantes y comandantes, ejerciendo el mando de los navíos, o sea ejerciendo el poder naval destruían el poder marítimo al anular el tráfico comercial, pues normalmente las Escuadras se armaban requisando los buques a los Armadores o comprando navíos mercantes para convertirlos en buques de guerra. Se habían olvidado, descuidado y no habían comprendido que para mantener la integridad de una nación debían mandar en las rutas marítimas; es decir, cumplir el primer mandamiento de la Estrategia Naval: “Mantener abiertas las líneas de comunicaciones propias y negar al enemigo el uso de las suyas”. Monumento al Mariscal Antonio José de Sucre en la plaza de Santo Domingo, Quito. Foto Archivo Histórico Biblioteca Municipal de Guayaquil. La ocupación de la Plaza de Guayaquil finalizó el 26 de julio de 1829, pero recién el 25 de diciembre de ese mismo año, Perú devolvió los buques del Estado Grancolombiano, que mantenía como rehén; por tal razón, arriban al puerto de Guayaquil la corbeta “Pichincha”, la goleta “Guayaquileña” y el pailebot cañonero “Gracia del Guayas” en esa fecha. Posteriormente el 26 de febrero de 1830 llega a Guayaquil el bergantín de guerra “Adela” conducido por la goleta “Arequipeña” de la Armada peruana. Durante la posesión del bergantín “Adela”, la Armada peruana le bautizó como “1 de Febrero” conmemorando con ello la toma de Guayaquil, pero una vez en manos del Gobierno colombiano fue rebautizada como “27 de Febrero”, aniversario de la batalla de Tarqui. Según los informes de recepción se hace notar que la corbeta “Guayaquileña” presentaba su casco en buenas condiciones no así sus velas; la corbeta “Pichincha” en completo estado de destrucción; el pailebot “Gracia del Guayas” en buen estado y el bergantín “Adela” en buen estado pero sin armamento. 89