D E CERCA Autores: Covadonga Orejas, Tilman Alpermann y Josep-Maria Gili La paradoja de los arrecifes de coral y las selvas tropicales uy distintos a primera vista, bucear en un arrecife de coral y caminar por un bosque de los trópicos producen, sin embargo, impresiones convergentes. Cuando observamos de cerca ambos sistemas aparecen, de inmediato, innumerables coincidencias. Adentrarse en la pluviselva constituye una experiencia única para los sentidos, tal es la riqueza de estímulos que nos ofrece el ecosistema. La piel siente el calor húmedo del entorno; a través del olfato percibimos una sutil gama de olores de las sustancias que rezuma una vegetación rica en diversidad de especies y colorido, un placer para los ojos del naturalista. Los bosques tropicales se definen, en efecto, por la riqueza y diversidad de especies; también, por el gran tamaño de los árboles, por los organismos que habitan en sus copas y sus troncos. Se desenvuelve tal eclosión de vida sobre un suelo pobre en nutrientes, oligotrófico por emplear el tecnicismo. ¿Cómo explicar semejante paradoja? No es difícil desatar el nudo. La pluviselva presenta un intenso ritmo de actividad, que comporta la circulación incesante de los nutrientes, o su uso: todo lo que se produce se consume. No queda tiempo para la acumulación en el suelo. En ello la pluviselva coincide con los arrecifes de coral, donde encontramos también temperaturas elevadas y un sinfín de estímulos sensoriales que proceden de corales potentes cuyos esqueletos, inmensos, tejen auténticas barreras submarinas, donde medran peces de toda forma, tamaño y color. Pero la arena blanca y el agua transparente nos hablan, también, de la escasez de nutrientes, de la oligotrofia que caracteriza este sistema. Lo mismo que en el bosque tropical, aquí todo circula con frenesí, en un circuito casi cerrado. A ambos ecosistemas les une su extrema fragilidad. La pluviselva apenas resiste la tala. Su suelo, exhausto de nutrientes, no puede ofrecer el sustrato necesario para que el bosque pueda regenerarse de nuevo. Los arrecifes de coral no soportan por procesos inducidos de eutrofización (incorporación antropógena de nutrientes al medio): la abundancia de nutrientes advenida fomenta la proliferación masiva de algas que cubren los corales, compitiendo con ellos por el espacio y provocando, en muchos casos, el exterminio en masa de los corales. M 1. Selva tropical de la isla de Seychelles. El hombre introdujo especies alóctonas para su explotación, que han terminado por incorporarse plenamente en la comunidad 38 INVESTIGACIÓN Y CIENCIA, agosto, 2003 2. Sotobosque de una selva tropical. Unas plantas trepan sobre otras en busca de luz 3. Zona regenerada de la selva tras un incendio 4. Arrecife de coral de las islas Seychelles, dominado por corales cuyo esqueleto calcáreo conforman la estructura tridimensional del arrecife y crean hábitat para multitud de especies INVESTIGACIÓN Y CIENCIA, agosto, 2003 5 Arrecife del mar Rojo. Predominan las gorgonias, que crecen en zonas de fuertes corrientes 6. Arrecife del mar Rojo. Predominan los alcionarios. Se aprecia una pequeña parte de la diversidad de estos sistemas tropicales 39