efectos de la crisis en el sector agrario español

Anuncio
UPA: EFECTOS DE LA CRISIS EN EL SECTOR AGRARIO ESPAÑOL
Texto: Lorenzo Ramos, secretario general de la Unión de Pequeños Agricultores y
Ganaderos (UPA).
Quizás ha tardado más en llegar que a otros sectores, pero lo cierto es que la crisis que
afecta a la economía española también ha llegado al campo, y lo ha hecho con todas sus
negativas consecuencias.
Nuestro sector tiene una serie de peculiaridades intrínsecas, que explican el relativo
retraso en la aparición de la crisis y que también introducen una mayor incertidumbre
sobre la salida de la misma.
La actividad agroganadera, como actividad productiva que es, también sufre la falta de
dinero que afecta al conjunto de la economía española.
Por un lado, el sector lo nota en la falta de liquidez para hacer frente a los gastos
corrientes de campaña. Así, por ejemplo, nuestras cooperativas tienen muchos problemas
para obtener créditos con los que atender los adelantos que tradicionalmente se producía
sobre la entrega de nuestros productos. Esto supone dejarlas en una muy mala situación
a la hora de negociar la venta de nuestros productos, pues la necesidad de obtener
liquidez puede llevarlas a realizar operaciones que en otras circunstancias no se harían.
Por otro lado, el sector está sufriendo un endurecimiento de las condiciones para que las
entidades de crédito den préstamos para hacer frente a las inversiones, en este caso no
corrientes, pero sí necesarias para modernizar y adecuar nuestras explotaciones. Esto
está provocando un retraso en la modernización del sector.
Asimismo, estamos detectando un incremento en el nivel de morosidad e impagados que
limita el número de agentes con los que poder hacer operaciones. Cuando se trata de
vender nuestros productos, el asegurar el cobro de la venta se ha convertido en el
elemento de mayor preocupación del sector.
Otro efecto de la crisis que ha tardado en llegar, pero que ya apuntan los últimos datos, es
la detracción del consumo en los hogares. Si bien es cierto que la reducción es poco
significativa hasta ahora, sí se está utilizando para tirar hacia abajo los precios de
nuestros productos.
Además del problema de reducción del consumo en los hogares, el sector agrario también
está sufriendo las consecuencias de la “guerra comercial” que últimamente se ha
desatado en la gran distribución.
Los diferentes grupos distribuidores están luchando por mantener o incrementar su cuota
de mercado y para ello están utilizando como “armas arrojadizas” a determinados
productos alimentarios.
Especialmente notorio es el caso del aceite de oliva y de la leche de vaca. En ambos
casos, la gran distribución los utiliza como productos reclamo o gancho para captar la
atención del consumidor e incitarle a comprar.
Esta práctica está suponiendo efectos absolutamente perversos para el sector agrario,
con un hundimiento generalizado de los precios que finalmente son soportados por los
agricultores y ganaderos. En el caso de la leche, estamos viendo que se queda leche
española sin recoger como consecuencia de la presión que está sometiendo la gran
distribución a los precios y que ésta se está sustituyendo por leche de origen francés o
alemán.
En el aceite de oliva no se produce sustitución del producto nacional, pero la presión es
tan fuerte que día tras día se ve superado el suelo de las cotizaciones. Un escandaloso
sistema de subastas ciegas hace que el aceite de oliva siga reduciendo su precio. En
ambos casos, leche y aceite, los precios están por debajo de los costes de producción.
La situación actualmente es más que preocupante y lo peor es que mucho nos tememos
que el problema no ha hecho más que empezar. Si nadie lo impide, tras el aceite y la
leche vendrán otros sectores como la fruta de temporada, ciertas carnes, etc., que verán
como el abuso de posición dominante de la distribución hará que los precios pagados al
productor se hunda.
Descargar