Existen rodales, en los que seria conveniente entresacar algunos pies para facilitar el mejor desarrollo de los demás y esto casi nunca se practica, fundándose en el poco valor que han de conseguir en la venta de los productos cortados. Kn cambio, en los pinares crecidos que por lo general contienen menor cantidad de árboles por hectárea que los asignados á un buen monte; en estos, es donde el hacha solo respeta los jóvenes ó enfermos, todos los demás caen á sus golpes siendo frecuente que el número de tocones exceda en muchas veces, al de pinos vivos; olivaciones, ó no ié practican ó cuando se hacen, es para quedar reducidos al ramaje de los dos ó tres verticilos superiores, si algún pimpollo se encuentra al paso sufre el mismo castigo. Con autorización de los dueños ó fraudulentamente, se descortezan los pinos en pié y he visto' por tal motivo no pocos secos. La procesionaria del pino CiU/iocampa pybláocampa Cat., ha invadido por completo algunos pinares sin que se trate de corregir el mal. Un hongo poliporáceo Pohjporus Pinícola Ir., se desarrolla sobre los pinos en tal abundancia que no es cliíicil contar hasta veinte individuos sobre el mismo tronco y cuando esto sucede, aquel pie no vale más que para leñas recibiendo el nombre vulgar lupino chamoso. La explotación de productos resinosos á que he dicho se destina el Plnus Pinaster se hace á veces con algún cuidado, más otras, se abren cuatro ó cinco incisiones ó muescas longitudinales á cada pino, por donde fluye la oleo-resina que llaman miera ó resina simplemente y cuando termina la recolección se cortan. 20.000 pinos he visto sentenciados á muerte por este medio. La repoblación natural cuenta con varios enemigos á cual más temibles, al caer los pinos y al extraer las leñas se destruyen bastantes pinitos, la rastra empleada para recoger los burrajos y despojos menudos, limpia el suelo de abono á la