castrarlas desque han parido tres ó cuatro veces, que si nuevas ] castran es mas dificultoso, y no crescen tanto; verdad es es mejor carne, y las que se castran grandes muy presto hinchen de carne; el buen castrar es por Abril, ó por fin de Setiembre, y puédense castrar recien preñadas, que luego abortan, ó paridas de quince dias, y criarán bien sus hijos; y un dúrales mas tiempo la leche: para castrarlas no estén muy gordas, ni tampoco muy flacas, que entramos estremos son peligrosos. Cuélguenlas de las piernas (dice Aristótiles que de las delanteras), y ábranlas por entre los muslos, cerca de onde los machos tienen los compañones, y alli en la madre tienen unos botoncillos, que el Aristótiles les llama apria: son de hechura de unos ovecitos juntos; quitando uno dellos, y tornando á coser la llaga, y untarla con un poco de unto, y encima un poco de ceniza, y tenerlas en lugar callente; mas agora usan para las haber de castrar abrillas por la ijada; y de aquellas turmillas sáquenles u n a , y tornar á coser la llaga, y no les den sino poco á comer luego; y es bien que no la dejen hozar, que se daña la castradura, hasta que pasen algunos dias, salvo denles de comer á mano. as u e a ADICIÓN. Nada hay que añadir á este capítulo mas que prevenir que nunca se ponga por obra el primer modo de castrar las hembras, que se describe en él, según Aristóteles, porque es absurdo y peligroso. El segundo es tan eficaz como sencillo y sabido. P . C A P I T U L O X L. Htenia omsli a orno* ojoai Juz no mü saob obela isd&A Del cecinar los •puercos. E s muy mejor la carne del puerco cecinada que fresca, porque la sal gasta mucho de aquella flema, y enjuga la humidad «8 aquella carne; y aunque otras carnes se puedan bien salar y guardar, por ser esta la mas principal cecina hago capítulo talla, y desta manera podrán cecinar otras muchas; y porque los puercos son húmidos no deben comer ni beber un dia ans que los maten, que con el no beber es la cecina mas ente TOMO m . vvv