La Casa de Pilatos o Palacio de Medinaceli, es un palacio situado en Sevilla (Andalucía, España) , edificado mezclando los estilos renacentista italiano y el mudéjar español. Es considerada como un prototipo de palacio andaluz La construcción de este palacio adornado de preciosos azulejos mudéjares y bellos jardines se inició a finales del siglo XV por iniciativa y deseo de D. Pedro Enríquez y su esposa Catalina de Ribera, fundadores de la Casa de Alcalá, pero tuvo que ser finalizada por el hijo de ambos, Fadrique Enriques de Ribera (primer Marqués de Tarifa), que fue el responsable de que la vivienda llegase a nuestros tiempos nombrada como es conocida tras un viaje de peregrinación que realizó a Jerusalén en 1519 . A su regreso, la tradición dice que comprobó que la distancia que existía entre las ruinas de la «casa» del famoso pretorio Poncio Pilatos y el Gólgota, era la misma que la que separaba su palacio con un templete ubicado extramuros conocido como la Cruz del Campo. Sorprendido por la coincidencia, estableció un Vía Crucis con doce estaciones. La primera estación era la salida a empellones de Jesús de la Casa de Pilatos. La imaginación popular contribuyó a identificar este Palacio con la Casa del pretor considerándolo una copia de aquél, así sus estancias fueron denominadas con nombres relativos a la Pasión de Cristo, "Salón del Pretorio", "Capilla de la Flagelación", etc,. Se accede a través de un portal de marmol , realizado por Antonio María Aprileen 1529 en Génova , de estilo renacentista y rematado por una crestería gótica que parece ser fue traída del palacio que los promotores del edificio tenían en Bornos, y dando la sensación de que se viajara en el tiempo cuando se entra al Patio Principal, típico patio andaluz, donde una fuente hace de centro y lo guarda con celo la diosa Palas representada en dos estatuas situadas en ambos ángulos y que a su vez todo es observado por veinticuatro bustos entre emperadores romanos y españoles y otros personajes relevantes (Mario, Marco Agripa, Valerio, Trajano, Tiberio, Vitelio, Lucio Vero, Antonio Pío, Marco Tulio Cicerón, Carlos V, Turita, Aníbal, Scipión el Africano, Calígula, Máximo, Tito, Quirino, Rómulo, Filipo, Adriano, Marco Aurelio, Vespasiano, Máximo y Marco Aurelio; procedentes de las ruinas de Itálica) que se distribuyen a lo largo de las galerías bajas del patio. Desde este patio se llega a dos jardines maravillosos que están engalanados con artesonados, y un pabellón, ambos en el jardín chico, también son admirables los zócalos y las rejas de estilo plateresco. La escalera por la que se sube al piso superior está decorada con admirables zócalos de azulejos y su techumbre es una cúpula de madera apoyada con trompas de mocárabes, hecha por Cristóbal Sánchez. En esta planta se conservan en sus salas importantes pinturas que datan de los siglos XVI al XIX, si bien la más importante, La Piedad de Sebastiano del Piombo de 1539, se cedió en préstamo al Museo del Prado. Hasta entonces, se exhibía en la Sala del Torreón. En la sala situada en el ala izquierda del Torreón se puede observar su techo con los frescos realizados por el pintor Francisco Pacheco entre 1603 y 1604 que realzan la apoteosis de Hércules; y en la sala que sigue a la del Torreón hay una pequeñita obra de la serie de pinturas de Tauromaquia de Francisco de Goya, en la que se ve el arrastre de un toro; también conserva un bodegón de Giuseppe Recco a la Magdalena pintada (en el comedor), así como una tabla que representa en el siglo XVI (sala que antecede al archivo); en el archivo se encuentran tres obras del pintor Lucas Jordán. Como la mayoría de estos centenarios edificios también posee una capilla, de estilo gótico con decoración mudéjar plagada de antigüedades y numerosos manuscritos. A través de todo el edificio se puede sentir lo influenciado que estuvo su hacedor y gran admirador que fue de otros estilos por sus yeserías y bajorrelieves representativos de hechos de la antigüedad mezclado con una preciosa azulejería. Está considerado como el mejor edificio nobiliario andaluz constituyendo un ejemplo de la arquitectura sevillana del siglo XVI En la actualidad es residencia permanente de los duques de Medinaceli. Existe una tradición popular para su nombre, se dice que proviene de un Vía Crucis que se celebraba en la ciudad en tiempos remotos (se conservan los azulejos que representan cada una de las estaciones a lo largo del mismo) y junto a la puerta del edificio comenzaba la primera estación siendo finalizada en el templete de la Cruz del Campo en el barrio de Nervión, y siguiendo los sucesos de Cristo, como era juzgado en casa de Poncio Pilatos, los sevillanos empezaron a llamar al edificio «la casa de Pilatos». Joaquín González Moreno, archivero de la Casa de Pilatos y conservador del Palacio durante más de 30 años, fue la persona que recuperó esta tradición al localizar la documentación que sobre este hecho existía en el archivo de Medinaceli de Madrid y restablecer en 1971 el Vía Crucis de la Cruz del Campo, que durante el siglo XVI sería el germen de la Semana Santa en Sevilla.