64 A - CABRERA pudiera obtener en su país [Daumas, 1858, p. 2 3 5 ] . Cuando Okba llegó con sus huestes a los montes Aurés, cuenta el geó­ grafo e historiador Abu Obeid el Bekri [ 1 9 1 3 , p. 2 7 7 ] que co­ gió a los bereberes un considerable número de caballos de la raza indígena, los cuales, "por su vigor y ligereza, excedían a todos los que los musulmanes habían visto hasta entonces en sus expediciones". Como casta excelente de caballos, y sumamente apreciada en aquella época, menciona especialmente el mismo escritor la de los .llamados "homeidi", a cuya cría, se dedicaban los Beni Nefgana, tribu que vivía en el norte de Marruecos, junto a la de Beni Mesara [p. 2 1 2 ] . Según el emir Abd-el-Kader, el verdadero caballo- árabe nq se extendió en el norte de África hasta el siglo V o> VI de la Hégira, o sea el XI o el XII de nuestra era [Daumas, 1858 a, p. 302]. Esta es la época de la gran invasión hilaliana, que más que de invasión tuvo el carácter de inmigración, de infiltración de un pueblo en otro. Los árabes que esta vez, en número incal­ culable, llegaban con sus familias,y sus bienes desde el fondo del Hechaz, para extenderse por toda Berbería como nube de langosta, no eran guerreros cabalgando sobre briosos corceles, sino pastores nómadas, pastores de ovejas y de camellos [Masqueray, 1881].,Ellos fueron, sin duda, quienes extendieron en el país el uso del camello, que en breve tiempo sustituyó por completo al buey, empleado como animal de carga, por los pri­ mitivos berberiscos; mas cabe suponer que también llevarían consigo caballos árabes, los cuales, en algunas regiones, se cru­ zarían con la raza del país espontáneamente, pues suponer que los árabes Q los bereberes fomentaron este cruzamiento, sería conceder a estos pueblos un talento zootécnico que jamás han demostrado. Los actuales marroquíes, como dice muy bien el capitán Vázquez [1904, p. 3 7 6 ] , aseguran que los caballos de la región de Tafilete son árabes, y Monod [1914, p. 344] da por cierto su origen sirio. Bien podría ser así, porque Tafilete es uno de los sitios poblados por árabes, pero no hay que olvidar que el testimonio de los indígenas no debe admitirse sin ciertas reservas, entre otras razones por la tendencia que entre los ma­ rroquíes hay de considerar árabe todo cuanto pertenece a las kabilas árabes, de modo que "el aud el arbi" lo mismo quiere de­ cir "el caballo del árabe" que "el caballo árabe", expresiones