La importancia del juego para el desarrollo evolutivo. Aproximadamente desde 1950, cuando el conocido psicólogo Jean Piaget difunde su teoría constructivista del aprendizaje, se plantea la noción de que los seres humanos desarrollamos nuestra inteligencia a partir de un proceso de asimilación y acomodación que atraviesa diferentes momentos. Así, se postulan distintos “estadios evolutivos” o “etapas” a lo largo del desarrollo humano, a los que le corresponden una clase de juegos que predominan y colaboran: Entre los 0 y los 2 años, el llamado “estadio sensoriomotor”, los niños usan sus sentidos y las habilidades motrices, para conocer aquello que los rodea. Predomina el juego funcional o de ejercicio. Estos juegos se caracterizan por el placer de repetir una acción para obtener un resultado, por ejemplo: arrastrarse, gatear, morder, lanzar, agitar, sonreír, esconderse… y observar las consecuencias en el propio cuerpo, en los objetos y en las personas. Entre los 2 y los 6 años, en el “estadio preoperacional”, predomina el juego simbólico. El juego simbólico consiste en simular situaciones, objetos y personajes que no están presentes en el momento del juego. Por ejemplo cuando una cuchara se convierte en un avión, o las típicas dramatizaciones: “hacemos que vos sos la mamá y yo soy el papá y vamos en auto…”. Estos juegos coinciden con la etapa en que se desarrolla el lenguaje y ayudan a los niños a internalizar el mundo y construir representaciones mentales de su entorno. Entre los 6 y los 12 años, con el “estadio de las operaciones concretas”, es cuando aparece el juego de reglas. Si bien las reglas se utilizan ya en los juegos de las etapas anteriores, a partir de los 6 años los niños comienzan a disfrutar de juegos colectivos como los deportes o juegos de mesa en donde todos los participantes conocen y respetan las reglas. Estas instancias ayudan a los niños introducirse poco a poco en la comprensión de las normas sociales, la necesidad de establecer acuerdos y consensos, y la posibilidad de establecer parámetros para convivir y compartir actividades. Por último, el juego de construcción, aparece a partir del primer año de vida y acompaña y se combina con los demás tipos de juego. Así, primero los niños apilan objetos priorizando únicamente la acción, y luego, con el juego simbólico, aparecen construcciones más complejas que representan distintos aspectos de la realidad: casas, aviones, etc. Estos juegos son fundamentales para el desarrollo de habilidades creativas e imaginativas, a la vez que permiten a los niños acercarse al funcionamiento y la estructura de aquello que los rodea. Como vemos, los juegos son fundamentales en el desarrollo de los niños, y en la etapa primaria, los juegos reglados cobran fundamental importancia. Favorecer instancias para desplegar juegos de mesa, acompañar a los niños en sus juegos, ayudando a establecer y comprender las normas y pautas de los mismos en los recreos por ejemplo, y trabajar sobre la importancia de respetar las reglas, es ayudarlos a crecer. Bibliografía: Jean Piaget, Introducción a la epistemología genética, 1950. Guía: http://www.mcgraw-hill.es/bcv/guide/capitulo/8448171519.pdf