Diabetes Azúcar Amargo ¿Qué es la diabetes? Con el termino de Diabetes se engloban una serie de situaciones de tipo crónico, caracterizadas por el " Aumento del Azúcar", (Glucosa en sangre por encima de los valores normales). El azúcar (glucosa) proviene de los alimentos, se emplea normalmente en nuestro organismo, junto con las grasas, como fuente de energía. Para su aprovechamiento y utilización, el cuerpo humano necesita del concurso de la INSULINA. hormona segregada por el páncreas, órgano que se encuentra en el abdomen por detrás del estomago. Cuando se produce DÉFICIT DE INSULINA, es decir cuando falta ó se segrega en cantidades menores a las necesarias, aparece la DIABETES. Jóvenes y Mayores Existen dos formas de diabetes claramente diferenciadas, tanto en sus causas y el tratamiento que exigen, como en la etapa de la vida en que se inician: la infancia adolescencia y la madurez. El tipo I (insulinodependiente ó juvenil) suele presentarse en la pubertad, entre los diez y los doce años en las niñas y entre los doce y los catorce en los niños, aunque se prolonga su aparición hasta la edad adulta. En esta forma de la enfermedad, la incapacidad para segregar insulina hace que si no hay un aporte de esta hormona desde el exterior - mediante la administración periódica y controlada de inyecciones - se ocasionen alteraciones metabólicas muy importantes. El tipo II (no insulinodependiente ó del adulto) afecta a hombres y mujeres que han alcanzado la edad de 35 ó 40 años en adelante, por lo que también se la conoce como "diabetes de comienzo de la madurez". En estas personas el páncreas es todavía capaz de producir insulina, pero este no funciona correctamente, por lo que la enfermedad puede ser controlada durante mucho tiempo con medidas dietéticas y la administración de medicamentos, no necesariamente insulina, que potencien la actividad del páncreas. casi todos los diabéticos adultos padecen sobrepeso, aunque, evidentemente no todas las personas gruesas son diabéticas. Asimismo, otras circunstancias pueden favorecer la aparición de la enfermedad, como la falta de ejercicio, el estrés, una alimentación inadecuada ó la administración de determinados medicamentos. Síntomas Entre las manifestaciones más habituales de la diabetes "mellitus" figuran la producción excesiva de orina, para eliminar la glucosa y una sed y hambre intensas, la primera de ella debida a la exagerada perdida de liquido por la orina. Además los enfermos pueden sufrir un adelgazamiento inusual, signos extremos de fatiga, irritabilidad emocional, dificultad en la cicatrización de heridas aparentemente benignas, etc. En los adultos el problema se agrava porque en ocasiones el comienzo de la enfermedad es muy solapado, en las primeras fases, un nivel alto de azúcar en la sangre no provoca síntomas visibles, por lo que muchas personas tienen diabetes durante varios años antes de que les sea diagnosticada, para entonces, si no se ha realizado un tratamiento que controle adecuadamente la enfermedad, se pueden haber causado daños irreversibles en el sistema circulatorio y en algunos órganos. Un mal crónico Al tratarse de una afección crónica, el tratamiento debe de ser continuo y prolongado, generalmente de por vida. Por ello se considera fundamental que sea el propio enfermo el que bajo la guía del personal sanitario, se encargue de controlar el curso de las alteraciones e incluso intervenga en la elección de las pautas. Los afectados de diabetes tipo I, para quienes la insulina se ha convertido en la " hormona de la vida", necesitan entre dos y tres inyecciones diarias. Lo ideal es que el enfermo, por pequeño que sea, aprenda a analizarse la glucemia (presencia de azúcar en la sangre) y, en función de los resultados se inyecte a sí mismo la dosis oportuna de insulina. Junto a la administración regular de insulina, los expertos aconsejan la adopción de ciertas pautas dietéticas y la practica de una actividad física regular y moderada que incluye el paseo y el deporte. Si todo ello se respeta con disciplina y se complementa con los controles médicos pertinentes, los enfermos de diabetes tipo I pueden llevar una vida prácticamente normal y prevenir las graves complicaciones de la enfermedad. La diabetes adulta puede controlarse a veces con medidas dietéticas. Para ello se debe de mantener el peso ideal ó lo más cercano posible, siguiendo una alimentación equilibrada y con un valor calórico adecuado al peso de cada individuo. Es conveniente limitar el consumo de azucares de absorción inmediata (azúcar común, pasteles, etc.). También se recomienda comer a menudo pero en pequeñas cantidades y reducir al máximo los hábitos tóxicos, como el consumo de alcohol y tabaco. Cuando la dieta y el ejercicio no bastan, se complementan con hipoglucemiantes orales, comprimidos que pueden administrarse por vía digestiva y que actúan sobre el páncreas estimulando la liberación de insulina ó favoreciendo la utilización más efectiva de la insulina existente. No es descartable que el páncreas se vuelva insensible a los fármacos orales, siendo entonces preciso recurrir a la insulina. Vigilancia constante Para evitar los riesgos de la hipoglucemia ó bajadas de azúcar, el enfermo debe llevar consigo en todo momento algún terrón de azúcar, caramelos ó tabletas de glucosa. Si pierde el conocimiento se debe avisar inmediatamente a un medico; en este caso, el paciente necesita recibir glucosa por vía intravenosa. Los diabéticos deben conocer los signos de hiperglucemia y cetoacidosis (inquietud, sed, sequedad y calor cutáneo, pulso rápido, olor a frutas en su aliento y nauseas) y de hipoglucemia (cefalea, nerviosismo, sudor, pulso filiforme y palabra arrastrada). También se recomienda un cuidado intenso de los pies y las uñas, puesto que existe un riesgo elevado de infecciones por la perdida de sensibilidad y los problemas de riego circulatorio que pude provocar la diabetes. Ayudar al enfermo Los pacientes diabéticos requieren un fuerte apoyo emocional para acertar la enfermedad y comprender que, por muy molestos que resulten, el cuidado diario, la medición frecuente de la glucosa, la automedicación con pastillas ó inyecciones, la dieta y los chequeos médicos regulares, son necesarios si quieren tener una vida libre de complicaciones. En este sentido, junto al apoyo fundamental que deben prestar los familiares, es importante la labor de las asociaciones de diabéticos, que además de prestar información a sus asociados, permiten luchar por intereses comunes y defender los derechos de los enfermos ante la Administración y Empresas.