PRONUNCIAMIENTO DEL MINISTRO CEZAR PELUSO EN LA ABERTURA DEL VIII ENCUENTRO DE CORTES SUPREMAS DEL MERCOSUR E ASOCIADOS. Compañeros Magistrados, El Supremo Tribunal Federal del Brasil tiene el honor de ser sede del VIII Encuentro de Cortes Supremas del MERCOSUR y de recibir tan ilustres visitantes. Agradezco a todos por haber aceptado nuestra invitación para este dialogo. Este evento no podría ocurrir en momento más oportuno. En el llamado “gran ciclo histórico”, este año de 2010 representa el inicio de las festividades del bicentenario de las independencias de las excolonias españolas y portuguesas en las Americas. Hace doscientos años, las guerras napoleónicas, las revueltas metropolitanas liberales contra las monarquías ibéricas y la acción de las elites coloniales daban origen al proceso que llevaría la adopción de las primeras Constituciones en nuestro continente e la formación de los Estados que hoy integran la America Latina. En el “corto ciclo de la historia”, los últimos 30 años asistieron a la cristalización de regimenes democráticos en nuestra región. El movimiento de democratización fue acompañado por intensa actividad constituyente. Una investigación breve entre los países representados alrededor de esta mesa demuestra que la mayoría de nuestros países adoptó nuevas Constituciones del final de la década de 1980 hasta ahora. En el camino cronologico propuesto por Giuseppe de Vergottini (“Diritto Costituzionale Comparato”, 2004), algunos estudiosos llegaron a referirse a una “tercera onda” del constitucionalismo latino-americano. La primera habría sido el ciclo de las Constituciones liberales pos-independencia del siglo XIX, bajo la influencia de los ideales de la independencia norte-americana y de la Revolución Francesa. El segundo ciclo fue compuesto por las Cartas que introdujeron incipientes e incompletos “Estados de bienestar social” a mediados del siglo XX. Se resalta, por consiguiente, que la falta de la efectiva democratización en las fracturadas sociedades latino-americanas impedía el acceso pleno de las parcelas significativas de la populación a los derechos civiles, políticos y sociales expresos en los textos constitucionales. Adaptándose a las condiciones de cada país, el Estado Democrático de Derecho se consolidó en las ultimas décadas como el modelo dominante de organización de poder en nuestra región. En esta forma especifica de arreglo fundamental del Estado, democracia y Constitución se legitiman mutuamente, definiendo, en las palabras de Norberto Bobbio, un conjunto de reglas de procedimientos (las “reglas del juego”) para la formación de decisiones colectivas. En contraste con un pasado no muy remoto, democracia y constitucionalismo representan actualmente los “pilares fundamentales” del sistema politico en nuestro país, con la garantía de la legitimidad tanto del proceso decisorio, como de los resultados (“output legitimacy”, en jerga técnica anglo-sajona) de la operación del sistema político. Como tendencia general, además de asegurar los derechos y principios fundamentales, las Constituciones latinoamericanas tienen permitido la formulación de demandas por políticas públicas por la mayoría de la populación y la adopción de medidas eficaces en el interés de aquella mayoría. Como tendencia general, además de asegurar los derechos y principios fundamentales, las Constituciones latino-americanas tienen permitido la formulación de demandas por políticas públicas por la mayoría de la populación y la adopción de medidas eficaces en el interés de aquella mayoría. La combinación de estos dos factores forma la base de sustentación social de las constituciones democráticas (o democracias constitucionales), que nunca contó con un alto grado de legitimidad en nuestro continente. Las transformaciones del marco jurídico-institucional de América del Sur pueden ser demostradas en varias dimensiones. En primer lugar, ningún actor político, social o económico relevante persigue sus metas con los medios que dan lugar a la creación de un sistema político democrático. Por otra parte, la gran mayoría de la gente evalúa la democracia en un altamente positivo, aunque no totalmente satisfecho con el desempeño de los gobiernos electos democráticamente. Por último, tanto los órganos de gobierno como los sectores de la oposición se someten a la Constitución y tratan de resolver los conflictos dentro de las reglas constitucionales. Paralelamente a la consolidación de la democracia, la historia reciente de nuestro continente se ha caracterizado por el proceso de integración regional. Además de sus evidentes implicaciones políticas, sociales y económicas, la profundización de la integración impone a los judiciales nacionales - en particular, las cortes supremas y los tribunales constitucionales - un doble desafío. Por un lado, la interacción con los sistemas reguladores de otros países. Por Otro, el diálogo constante como una forma de facilitar esa interacción. Manuel García-Pelayo, enseña que el derecho constitucional comparado tiene como misión "el estudio teórico de las normas legales y constitucionales preocupándose en destacar las singularidades y los contrastes entre ellos o entre grupos de ellos" ("Derecho Constitucional Comparado", 1967). Reuniones como ésta constituyen ejercicios prácticos de derecho comparado. Por ejemplo, el análisis de las Cartas en América del Sur muestra una clara preferencia por "las constituciones de análisis, que establecen, al mismo tiempo, el orden fundamental del Estado y un programa de acción para alcanzar las metas que se reconoce. Parece, por tanto, una marcada inclinación por el modelo de "líder en la Constitución", propuesto por JJ Gomes Canotilho ("Constitución, Dirección y Vinculación del legislador", 2001). Es, como se recordará, ese tipo particular de texto constitucional, y establecer un estatuto que define organización definidor de competencias y regulador de procesos en el ámbito de determinado Estado Nacional, actúa también como una especie de estatuto político, prescribiendo fines y objetivos para el Estado ya la sociedad. Constitucionalista, parlamentar y ex ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Afonso Arinos de Melo Franco señaló que el método comparativo contribuye a las conclusiones del Derecho Constitucional General, y por lo tanto para el mejoramiento del derecho constitucional interno ("Curso de Derecho Constitucional de Brasil", 1958) . Además de su evidente impacto sobre la doctrina y el plan normativo interno, el derecho constitucional comparado representa un valioso instrumento en el ámbito de las relaciones internacionales. La diplomacia se puede definir como la construcción de canales de diálogo entre los pueblos. En este contexto, el conocimiento de las estructuras jurídico-políticas fundamentales, de los principios y fines de un Estado debería establecer una característica incontornable del cotidiano de las cancillerías. Sensible a esta realidad, Peter Häberle describe la Constitución como "un vehículo de auto-representación propio de todo un pueblo, un espejo de su legado cultural y el fundamento de sus esperanzas y deseos" ("Teoría de la Constitución como Ciencia de la de la Cultura" 2000). Esta lección debe ser seguido por los magistrados y los tribunales en un campo que se ha hecho más relevante en los últimos tiempos: la diplomacia del poder judicial. La Diplomacia del poder judicial ahora debe ser entendido no como una actividad de sustituir a la política exterior definida e implementada por el Poder Ejecutivo, pero como las interacciones y relaciones entre cortes domesticas y extranjeras con el fin de mejorar la adjudicación ante las nuevas realidades generadas por la creciente interdependencia entre las naciones. Como señaló recientemente el juez español Jorge Carrera de Doménech, "el diálogo y las relaciones internacionales de los operadores de Justicia no sólo constituyen una realidad indiscutible, pero han demostrado ser una necesidad para el fortalecimiento de los sistemas de justicia, y por lo tanto del Estado democrático de Derecho". Por lo tanto los dos ejes en torno al cual se estructura el Encuentro que comienza: la cooperación y la convergencia. Por un lado, tratamos de identificar los puntos de la cooperación en focos de interacción entre dos o más sistemas jurídicos con miras a la protección efectiva de los derechos fundamentales en nuestra región. La segunda línea parte de la premisa que la integración regional recomienda una convergencia gradual entre los Poderes Judiciales. De esta observación surge la necesidad de un mayor entendimiento mutuo sobre las prácticas institucionales que le dan concreción a la actividad diaria de las Cortes. La integración regional es un proceso ineludible. Los poderes judiciales nacionales deben ser capaces de hacer frente a las nuevas realidades creadas por el aumento de la interacción entre los distintos sistemas jurídicos. Los sistemas jurídicos nacionales pueden y deben desempeñar el papel de catalizador del proceso de integración. La buena relación entre los sistemas jurídicos locales constituye un factor adicional de garantía de seguridad jurídica, de los derechos fundamentales y de la resolución rápida de conflictos. En Brasil, es la enseñanza que se adquiere una importancia aún mayor a la luz de la orden expresa del párrafo único del artículo 4. De la Constitución de 1988: "La República Federativa del Brasil buscará la integración económica, política, social y cultural de los pueblos de América Latina, visando la formación de una comunidad latinoamericana de naciones." Que tengamos todos un buen trabajo. Gracias.