EL RÍO NÍGER Informe perteneciente al equipo 14. Autores: José Luis González Viera Mª Teresa González Liñán. Asignatura: Hidrología y Edafología. Grado en Ciencias Ambientales. Curso 2011/12. 1. INTRODUCCIÓN El río Níger es el principal de África Occidental. Nace en Guinea y atraviesa posteriormente cuatro países más: Mali, Níger, Benín y Nigeria. Su longitud alcanza los 4.184 kilómetros, lo que lo convierte en el tercer río más largo de África, sólo superado por el Nilo y el Congo. Su cuenca alcanza los 2.262.000 km2. Es un río navegable, lo que lo convierte en la principal vía de comunicación, transporte y comercio entre los países de la zona. En las repúblicas de Níger, Benín y Nigeria, el río Níger inundaba 5.981 km² en la época de aguas altas, descendiendo al 35% aproximadamente de esta superficie en la estación seca. Su principal afluente, el río Benue, también en Nigeria, tiene una llanura ribereña muy ancha respecto a su longitud, con una zona de anegamiento de 3.100 km² y una superficie de las aguas en tiempo seco de 1.290 km². El delta del Níger cubre 32.260 km², con una banda costera de manglares salinos. 2. CARACTERÍSTICAS El fondo del río está compuesto por arena fina, algunas piedras, ramas y árboles caídos. La vegetación acuática se compone sólo de unas cuantas variedades de plantas. En el delta se dan ambientes cenagosos y fangales de poca profundidad. El delta del río Níger es rico en biomasa acuática, peces en su mayoría. No es tan rico en especies, pero aún durante la estación seca los peces se pueden encontrar en abundancia. Los promedios de pH son de entre 5,8 y 6,8 y el valor de conductividad de 32 a 65. La temperatura fluctúa poco: durante la noche 25,5°C (menor medido cerca de la superficie) y durante el día 28,5°C (el más alto valor medido a diez centímetros por debajo de la superficie). La precipitación anual en la cuenca del Níger oscila sustancialmente, aunque aún más varía la descarga del río. El flujo del río depende tanto de la lluvia en los meses precedentes como de los acuíferos de las aguas subterráneas. Como éste a su vez es determinado por las lluvias de los años anteriores, el flujo del río cae durante una serie de años secos. Esto es lo que ocurrió durante el período de años secos conocidos en África Occidental como La Gran Sequía. Sólo hubo dos años con descargas máximas por debajo de los 4 000 m3/s en el período 1900-1980, pero rara vez se ha alcanzado este nivel en los últimos 20 años, por lo cual la disminución del flujo del Níger no puede ser achacada solamente a una reducción de las lluvias y de los acuíferos, dado que en la zona se han construido una presa y sistemas de regadío. 3. INFLUENCIA HUMANA EN EL RÍO El delta del río Níger ocupa unos 70.000 kilómetros cuadrados y está poblado en toda su extensión por unos treinta millones de personas. Llamado "egerou-n-igerou", o "río de los ríos", el Níger proporciona sustento para muchos pueblos africanos, así como animales y plantas. La flora y la fauna de la región del río Níger se adapta al clima de la zona, que incluye llanuras de inundación y los humedales. A pesar de su baja antropización, el río Níger es uno de los ríos (como el Senegal) que han sido fuertemente desarrollados desde la década de 1980, debido a la Gran Sequía. A través de la Autoridad de la Cuenca del Níger, una organización creada para la cooperación internacional entre los nueve países de su cuenca, y la creación de la Oficina del Níger (1932), el río constituye una verdadera apuesta agrícola y también eléctrica. El desarrollo de la presa hidroeléctrica Sélingué, en Kainji, tiene ahora la vocación de surtir a los países africanos de electricidad y de grano (inundaciones en cultivos), pero también ha causado un cierto impacto negativo en las poblaciones cercanas, debido a la propia regulación humana de los recursos. Los países miembros de la Autoridad de la Cuenca del Níger firmaron en 2008 la carta del agua de la cuenca del Níger. Este instrumento jurídico concierne al conjunto de las «actividades consagradas al conocimiento, la gobernanza, la preservación, la protección, la movilización y utilización de los recursos hídricos en la cuenca» y se aplica al río Níger, a sus afluentes, subafluentes y defluentes. Actualmente, sólo encontramos una presa hidroeléctrica en el Alto Níger (Sélingué), operativa desde 1982. En los años de máxima descarga se retiene un 10-20% del flujo; mientras que en años con baja descarga, se incrementa la retención hasta un 20-30%. Sin la entrega de agua de Sélingué, la descarga del río en el período seco declina en forma significativa. El flujo del río en el período de marzo a mayo es básicamente dependiente del manejo del lago de Sélingué, especialmente en años de bajo aporte de agua. La Oficina del Níger riega más de 700 km2 en el Delta. La cantidad de agua usada por la Oficina es equivalente a sólo una pequeña fracción en el período de las inundaciones, pero en el período seco abarca entre un 50 y 60 por ciento. Por lo tanto, el riego durante la estación seca depende fundamentalmente del agua liberada de la represa de Selingué. La generación de energía eléctrica y el riego aportan beneficios pero su impacto aguas abajo es obvio: el flujo del río se ve reducido. Uno de las mayores llanuras inundables del mundo, el Delta Interno del Río Níger, está situado aguas abajo de Sélingué y del riego de la Oficina del Níger. La inundación de esta área depende completamente del abastecimiento de agua del río, la cual se ve reducida, con el consiguiente impacto negativo en la zona, tanto natural como socioeconómico. 4. CONTAMINACIÓN PETROLÍFERA Más de siete millones de personas viven en la zona centromeridional del Níger, donde se concentran las mayores reservas de crudo (un 75% del total del petróleo producido por Nigeria). Hasta la intensificación de la explotación del petróleo, en los años 60, las principales ocupaciones de los habitantes del delta eran la pesca (de extraordinaria riqueza) la agricultura y la ganadería. El delta del Níger es uno de los puntos calientes de biodiversidad de todo el planeta, con una enorme variedad de peces, invertebrados, aves, etc. habitando en sus manglares, albuferas, marismas y selvas. Así, aunque la explotación petrolera permitió el ingreso de recursos económicos al estado (hasta un 50% del PIB nigeriano, unos 200.000 millones de dólares), gran parte de esta riqueza ecológica, pesquera y agrícola se ha perdido irremediablemente, a causa de los vertidos continuos de hidrocarburos, las explosiones de gas, etc. Un informe elaborado en 2006 por WWF y la Fundación para la Conservación de Nigeria, cifra los vertidos de los últimos 50 años en 1,5 millones de toneladas de petróleo. El año pasado, Amnistía Internacional calculó que se vertió el equivalente a 9 millones de barriles y acusó a las compañías petroleras de atentar contra los derechos humanos. Se calcula el número de incidentes en unos 300 al año. Sólo Shell ha sido denunciada por más de 1.000 casos de derrames. Shell, que trabaja con el gobierno nigeriano, afirma que el 98% de todos sus vertidos son producto del vandalismo, robo o sabotaje por parte de la población o grupos rebeldes. Lo cierto, es que la gran mayoría de los derrames se deben a tuberías viejas, oxidadas y sin mantenimiento, a los gaseoductos corroídos, a estaciones de bombeo semi abandonadas y cabezas de pozo viejas; así como al hecho de que muchas tuberías pasan frente a zonas urbanizadas, incluso por delante de las casas de la gente, y por lo tanto son más vulnerables a los daños accidentales. Su negación de la responsabilidad también pasa por alto que las tuberías se encuentran cerca de los estanques de pesca, arroyos y tierras de cultivo, con el consiguiente deterioro de las condiciones de salubridad. El Delta del Níger abastece el 40% de las importaciones petrolíferas de EEUU. El mejor petróleo del mundo inunda poblados enteros, plantaciones y tierras de cultivo; anega los bosques de manglares más importantes del mundo; contamina pozos de agua potable; provoca la muerte de animales y plantas del ecosistema; emite gases contaminantes provenientes de la combustión; produce lluvia ácida; etc. Así, las personas han ido perdiendo poco a poco sus medios de subsistencia. La destrucción de los sectores productivos tradicionales (pesca y agricultura), y los impactos sobre el medioambiente derivados de la extracción de hidrocarburos, amenazan de gravedad la seguridad alimentaria de las comunidades del Delta. La tasa de desempleo en la región es mucho más elevada que la media nacional y, paradójicamente, esta situación se agudiza en los tres principales estados productores de petróleo; si en el año 2000 en todo el territorio nigeriano la tasa de desempleo alcanzó el 4,7 por ciento, en estados como el de Rivers llegó a superar el 19 por ciento, hasta llegar al 30 en Port Harcourt, la principal ciudad de la región. Por otro lado, un gran porcentaje del personal de la industria petrolera es extranjero o proviene de otras zonas de Nigeria, lo que potencia el malestar de la población local. El hecho de que la industria hidrocarburífera sea, además, un sector no integrado en la economía, acaba con cualquier perspectiva que garantice el acceso a fuentes de ingreso. En la región que ha hecho de Nigeria una de las principales potencias económicas africanas, sólo el 27 por ciento de los habitantes tiene acceso a agua potable y únicamente un 30 por ciento de los hogares cuenta con suministro eléctrico. La esperanza de vida en sus comunidades rurales se ha reducido a poco más de 40 años en las últimas dos generaciones. Las población come pescado contaminado y bebe agua no apta para el consumo humano, se bañan y realizan todas las actividades con la única fuente que tienen: el río. La calidad de vida de las personas es bajísima: abundan las enfermedades, pasan hambre y toda clase de carencias, rodeados de un medio ambiente altamente contaminante. Las muertes asociadas a la contaminación se cuentan por miles. Este tipo de situaciones son muy comunes, empresas del primer mundo explotando recursos naturales en el tercer mundo sin ningún control de sus operaciones, sin que nadie los obligue a hacerse cargo de los impactos negativos que provoquen. Sin necesidad alguna de asumir la responsabilidad y los costes multimillonarios de restaurar el daño ambiental y social que ocasionaron y que perdurará durante muchos años. La situación ha llegado al punto de que existen en el Delta extensas redes de resistencia social con el objetivo de obtener el control de los recursos petroleros. El MEND o Movimiento por la Emancipación del Delta del Níger, solicita la aprobación de una serie de medidas para poner fin a la crisis: en primer lugar, una revisión de la reasignación de las rentas petroleras, lo que ya había centrado las demandas de Ken Saro Wiva (activista asesinado en los 90 a causa de sus movilizaciones). En segundo lugar, la creación de nuevas unidades de gobierno, ajustadas a las realidades locales, y en tercer lugar, el combate contra la pobreza, la construcción de infraestructuras y la lucha contra el desempleo. Estas movilizaciones apelan a la acuciante necesidad de generar un desarrollo sostenible en la región a través del control sobre los recursos en manos de las propias comunidades. 5. CONCLUSIÓN El Río Níger es una fuente de vida para muchas personas en la zona semiárida del occidente del Sahel. El mejoramiento de la eficiencia de la infraestructura existente y de las actividades económicas en el Delta del Níger se hace necesaria para incrementar el crecimiento económico, reducir la pobreza y proteger el medio ambiente en la región. 6. 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