ramona_101_julio10_continuado 6/16/10 9:31 PM Page 88 ENTREVISTA A PHILIPPE CYROULNIK “Me pasa al ver ciertas obras de arte ‘políticas’ de pensar que el infierno está lleno de buenas intenciones” Mariano Oropeza hilippe Cyroulnik representa uno de los principales maestros de ceremonias del arte argentino desde la dirección de Le 19, Centro Regional de Arte Contemporáneo de Montbéliard, en el noreste de Francia. Visitante frecuente de nuestros pagos, hace algunos años curador en el Centro Cultural Borges, difundió en Europa, entre otros, a Jorge Macchi, Carolina Antoniadis, Fabián Burgos, Martín Reyna, Pablo Siquier, Roberto Elía, Eduardo Stupía, Graciela Hasper, Silvia Gurfein, Lucio Dorr, Tulio de Sagastizábal, Rosana Fuertes y León Ferrari. Crítico y curador, Cyroulnik enfatiza que el interés actual por el arte argentino “no está lejos de relevar el pintoresquismo neocolonial europeo”. P Mariano Oropeza: ¿Cómo conoció el arte argentino? ¿En qué se diferencia de otras estéticas? Philippe Cyroulnik: Fue a través de la invitación de un coleccionista americano, Edgard Gunther, que vivió en Argentina, y quería dar a conocer y sostener a los artistas de ese país. Lo hizo a través de un premio (Premio Gunther). En 1989 puse mis pies sobre el suelo argentino a raíz de una invitación suya. Progresivamente descubrí el arte argentino primero a través de artistas como 88 Elía, Macchi, Suárez y Reyna, a los que siguieron muchos otros. Si tengo que remarcar sus singularidades, puedo mencionar el vínculo con una tradición literaria y poética en el buen sentido del término, una abstracción que proviene de una doble filiación con las vanguardias europeas y latinoamericanas, en particular a través de la figura de (Joaquín) Torres García, lo que implica la ausencia de corrientes como la abstracción radical, las tendencias monocromáticas y el minimalismo. Quizás una presencia dentro del humor y la ironía de una cierta melancolía que parece ser un poco la imagen de una modernidad marchita y corroída. Junto con las escenas brasileña o cubana, me parece que es una de las más dinámicas en América del Sur. MO: ¿Hubo una mayor atención por el arte argentino tras la crisis social 2000-2001? PC: Hay un interés mayor ahora por los artistas argentinos. Pero más allá del entusiasmo por la Bienal del Fin del Mundo en Ushuaia se participa en parte, para mí, de una suerte de exotismo ecológico-mundano. No está lejos de relevar el pintoresquismo neocolonial europeo que permite delinear la escena de Buenos Aires, escena que reúne no obstante el epicentro de la vida artística argentina para un ochenta por ciento de los artistas argentinos. Me entristece ramona_101_julio10_continuado 6/16/10 9:31 PM que con la riqueza de la historia artística pasada y presente de la Argentina no haya habido nunca grandes exposiciones como las que ha habido, con justicia, para el arte brasilero o cubano en Francia. Hay una responsabilidad de las instituciones francesas. Pero también ha habido una cierta debilidad de las instituciones argentinas, agravada por una falta de sostén de los mecenas privados como ha sido el caso de Brasil. MO: Hablando de arte contemporáneo, ¿por qué hoy resulta más relevante el proceso que la obra terminada? PC: Estoy obligado a responder a falta de tiempo de manera lacónica, y por lo tanto parcial e incompleta. Haré solamente dos puntualizaciones. Una parte de la creación aborda las relaciones sociales como objeto estético. Esto no significa que escape a la lógica social dominante. Digamos rápidamente que la participación de personas fuera del campo del arte en eventos artísticos no hace actores conscientes. La estética relacional es una de esas formas en las que el vínculo que se somete a la mirada sustituye al objeto, y donde el proceso es más importante que el producto terminado. Pero muchas veces esto se confunde con una actividad ocupacional que amenaza las relaciones instituídas. Esto me evoca al behaviourismo que se inclina por el “fun”. Sin embargo es cierto que algunas prácticas implican ser vividas como experiencias y no como objetos de contemplación. Pero recordemos que la fotografía o el video son como el trazo, índices y sustitutos del antiguo “objeto de arte” en vías de “desaparición”. Digamos que nuevos objetos vienen a confrontar con los más antiguos y a veces a suplantarlos. Pero el comercio funciona en ambos casos. MO: ¿Cuáles son los problemas que plantea el arte contemporáneo a la hora de comunicarlo y conservarlo? PC: El aumento de archivos sonoros y visuales; la aparición de la cuestión de la reactivación, el problema de “la interpretación” de la obra re instalada; la naturaleza perecedera de ciertas obras plantea concretamente el problema de la conservación (reconstitución o no), MO: Usted tuvo una militancia en la izquierda francesa, ¿en qué partido o tendencia? ¿En su trabajo aparece la filiación política? PC: Sí, en la izquierda de la izquierda trots- Page 89 kista, hace algunos años. Sigo siendo un ciudadano comprometido junto a los que luchan por un mundo mejor, despojado de la violencia de los hombres contra los hombres y de los hombres contra las mujeres. Me importa reivindicar esto en una época que parece querer sumergirse mucho ante los ojos fríos del cálculo egoísta. Actualmente mi actividad esencial es en el campo de arte. Pero no determino mi relación con los artistas y sus obras en función de mi pertenencia política. Lo que me importa es la fuerza y la inteligencia plástica de las obras. Su potencialidad poética o crítica. Me pasa al ver ciertas obras de arte “políticas” de pensar que el infierno está lleno de buenas intenciones. En 2006, hubo en el Centro Cultural Recoleta una exposición en memoria de los tiempos negros de la dictadura militar, de la represión, de las desapariciones y de otras prácticas ignominiosas auspiciadas por (Jorge) Videla y sus socios. Si bien había obras fuertes muchas de ellas no se salvaban de la indigencia por la gravedad del tema. MO: ¿Puede haber correspondencias entre arte y política? PC: No creo para nada que pueda haber esa correspondencia salvo que se trate de un arte de propaganda. Pero para bien o para mal se puede ver que ha resurgido la cuestión de la política en un sentido amplio en obras muy diversas. En el peor de los casos, bajo el pretexto de una postura crítica vemos desarrollarse un cinismo en cuanto a las relaciones sociales como es el caso de ciertas instalaciones del artista mexicano Santiago Reyes, por ejemplo. La estética del shock emocional, tal como puede verse en las instalaciones de (Christian) Boltanski en París, me parecen bastante banales, por no decir fuera de lugar. Por el contrario, para hablar de Buenos Aires, ciertas instalaciones de Ana Gallardo cuestionan lo político sin complacencia y con una capacidad de evocación tan fuerte que no quedan en la anécdota, abordada como algo horroroso; en el mismo sentido Magdalena Jitrik demuestra una inteligencia impresionante en sus articulaciones entre el campo político y el artístico. Ni estetización de la política ni sumisión a esta, sino la construcción de un espacio de encuentro entre problemática formal y movimiento social. Traducido del francés por Mariana Cerviño 89