DEFENSA DE LA COMPETENCIA EN EL MERCADO POSICIÓN DE DOMINIO Y SITUACIÓN DE DEPENDENCIA ECONÓMICA 1. Mercado, empresa y eficiencia económica. Mercado, empresa y productividad son los pilares fundamentales del sistema de “economía social de mercado” y del principio de “libre competencia” instaurados en España por la Constitución de 1978 (CE). El llamado principio de “productividad” ha sido desarrollado por la Doctrina de autores mercantilistas españoles como una obligación impuesta a las empresas concurrentes en el mercado, en el sentido de exigirles legalmente fundar su estrategia competitiva en el propio mérito y esfuerzo que le permita concurrir con éxito en el mercado (eficiencia); en otras palabras, toda empresa debe ser eficiente (o productiva) en base a sus propios méritos y esfuerzos organizativos, productivos y estratégicos. No es jurídicamente admisible que el éxito competitivo (la eficiencia) se consiga a base de aprovechar desleal o abusivamente de las demás empresas que no tengan otra alternativa que soportar el abuso (o quedarse fuera del mercado). Pues bien, la libre competencia ejercida de manera eficiente es lo que la Doctrina mercantilista llama COMPETENCIA ECONOMICA EFICIENTE en el mercado. El actual ordenamiento jurídico español está construido en defensa y promoción del modelo referencial de competencia eficiente, como integración de los tres pilares fundamentales del sistema de “economía social de mercado”. 2. Abuso de “posición de dominio” y explotación abusiva de “situación de dependencia económica” La diferencia entre una y otra, a grandes rasgos, fue apuntada en la enmienda presentada por CIU en el Congreso, con ocasión de la reforma introducida por la Ley 52/1999, a saber: “Una cosa es que Continente-Pryca tenga cerca del 20 por 100 del total de ventas españolas de productos de alimentación (posición dominante) y otra es que una empresa láctea pueda tener el 50 por 100 de sus ventas en el Grupo Continente-Pryca (situación de dependencia)” 1 Los actos de deslealtad o abuso anti-competitivos cometidos por empresas concurrentes en el mercado de la Unión Europea, no son sancionables, ni corregibles, al amparo del derecho comunitario de la competencia, si no se dan en el infractor los supuestos fácticos adicionales de “cuota de mercado”, “mercado relevante” y “distorsión grave de la competencia”, que definen la llamada “posición de dominio”, de manera restrictiva. La prohibición legal de conductas desleales o abusivas, cometidas por empresas no dominantes, fue introducida por la legislación alemana (Ley 27-07-1957, Art. 20.2, versión modificada en 1999) en desarrollo de su propio doctrina Anti-Trust, y posteriormente por la legislación francesa (Ordenanza 86-1243-1986, modificada por Loi 96-588-1996), para posibilitar la represión y sanción, por anti-competitivas, de conductas bilaterales restrictivas y de conductas unilateralmente abusivas o desleales cometidas por empresas que, no encontrándose en “posición de dominio”, tuviesen no obstante un “relativo poder de mercado” respecto de otras empresas clientes o proveedores dependientes económicamente de las primeras, que no tuviesen otra alternativa equivalente para su actividad. 3. Regulación en España En los años 1991 y 1999, España modificó sus leyes de Competencia Desleal y Defensa de la Competencia, para introducir la prohibición legal de actos de “explotación abusiva de situación de dependencia económica”, cometidas por empresas no dominantes pero que tengan de hecho un “relativo poder de mercado” respecto de otras empresas clientes o proveedores dependientes económicamente de las primeras que no tuviesen otra alternativa para el ejercicio de su actividad. Dicha modificación se plasmó en el Art. 16.2 de la Ley de Competencia Desleal (LCD), que establece: “Se reputará desleal la explotación por parte de una empresa de la situación de dependencia económica en que puedan encontrarse sus empresas clientes o proveedores que no dispongan de una alternativa equivalente para el ejercicio de su actividad” Para poder apreciar como desleal o abusiva la conducta enjuiciada, debemos atender al análisis de los siguientes factores: a) Existencia de una situación de dependencia económica de una/s empresa/s respecto de otras. b) Falta de una alternativa equivalente en el mercado para la empresa/s dependiente/s. 2 c) Conducta abusiva desproporcionada. o desleal objetivamente d) Conducta abusiva o desleal sistemática y permanente. injustificada y En el mismo sentido se señalan los Arts. 6.1.(b) y 6.2.(g) de la Ley de Defensa de la Competencia (LDC) que por su interés se reproducen a continuación: Art. 6.1.(b) LDC: “Queda prohibida la explotación abusiva por una o varias empresas: De la situación de dependencia económica en la que puedan encontrarse sus empresas clientes o proveedores que no dispongan de alternativa equivalente para el ejercicio de su actividad. Esta situación se presumirá cuando un proveedor además de los descuentos habituales, debe conceder a su cliente de forma regular otras ventajas adicionales que no se conceden a compradores similares”. Art. 6.2.(g) LDC: “Obtener o intentar obtener, bajo la amenaza de ruptura de las relaciones comerciales, precios, condiciones de pago, modalidades de venta, pago de cargos adicionales y otras condiciones de cooperación comercial no recogidas en las condiciones generales de venta que se tengan pactadas.” Dada la casi identidad de las normas entre la LDC y la LCD, conviene señalar aquí que los actos o conductas desleales de explotación abusiva de una situación de dependencia económica, se regularán por la LDC, cuando tales actos supongan, además, una restricción a la competencia; cuando dichos actos abusivos y desleales no impliquen (además) una restricción de la competencia, se regularán por la LCD. Madrid, enero 2002 Jiménez & De Mulder Abogados 3