ANEXO 2 Lectura ¿Por qué unos sí pueden y otros no? En tu vida personal has tenido seguramente la oportunidad de conocer personas que, aun en medio de un ambiente de problemas, no se hunden; por el contrario, parecen sacar fuerzas de flaqueza y salen adelante. Debes haber visto que en la sociedad peruana actual se dan muchos casos de personas que viven en zonas de extrema pobreza, padecen una enfermedad terminal, sufren maltrato u otras situaciones difíciles y, sin embargo, tienen fuerzas para afrontar con valor sus problemas, mientras que otros se rinden ante la adversidad. ¿Por qué unos sí pueden y otros no? Tal vez quienes logran salir adelante tienen un sentido constructivo de la vida o un pensamiento positivo que les permite mantener una actitud optimista ante las situaciones de riesgo. Poseen algo comparable con aquella cualidad de la resiliencia, propia de algunos metales que pueden resistir altas temperaturas. ¿Qué es la resiliencia? El término resiliencia, aplicado al comportamiento humano, significa la capacidad que tienen algunas personas de salir adelante frente a la adversidad. La resiliencia es innata (la traemos todos al nacer) e involucra al ser humano en su integridad. Comprende espiritualidad, sentimientos, experiencias y pensamientos. ¿Y por qué en unos funciona y en otros no? Simplemente, algunos no la desarrollan lo suficiente. Como adolescente en posesión de toda tu energía, estás en el momento oportuno para desarrollar esta capacidad, a fin de que logres afrontar las dificultades, una a una, y puedas salir adelante, ahora y en tu vida futura. ¿Cómo desarrollar la resiliencia? El proceso de desarrollo de los elementos que constituyen la resiliencia puede variar de una cultura a otra, de un país a otro, de una comunidad o pueblo a otro. Será por ello necesario brindarte los elementos básicos para que puedas desarrollar la capacidad de resiliencia. Igual que si construyeras una casa de material noble y resistente, tendrás que utilizar elementos básicos (como el ladrillo, cemento, fierros, etc.) para dar solidez a tu construcción. Pero no olvidemos que la diferencia entre una construcción y otra la dan los detalles. De igual forma, si hacemos una analogía con “la casita” de la construcción de la resiliencia, los acabados vienen a ser las actividades y los procesos que realicemos para adquirir algunas capacidades y actitudes. Así, por 1 ejemplo, para potenciar el área de la autoestima, tendremos que trabajar la seguridad personal, la afectividad y la toma de decisiones, entre otros factores. Capacidades y actitudes para lograr la resiliencia - Introspección: arte de interrogarse a sí mismo y darse una respuesta honesta. - Iniciativa: preferencia por exigirse y ponerse a prueba en tareas progresivamente más complejas. - Humor: encontrar el sentido positivo o festivo ante cualquier situación problemática o de tensión. - Independencia: saber fijarse límites, actuar con autonomía y mantener cierta distancia emocional y física respecto de los demás, sin caer en el aislamiento. - Capacidad para relacionarse: habilidad para establecer lazos e intimidad con otras personas, para equilibrar la propia necesidad de afecto con la actitud de darse a los otros. - Creatividad: capacidad para crear ideas originales, para encontrar finalidad a partir del caos. - Capacidad de descubrir un sentido y coherencia en la vida. - Autoestima: autovaloración y seguridad de uno mismo para enfrentar distintos tipos de situación. - Moralidad: compromiso para extender el deseo personal de bienestar a toda la humanidad; además capacidad para comprometerse con valores éticos. Fuente: Ficha 30 “Puedo salir adelante”. En: Texto para estudiantes de tercer grado. Área Persona, Familia y Relaciones Humanas (pp. 148-150). 2