LAS PRÁCTICAS DE ENSEÑANZA Y EL LUGAR DE LA REFLEXIÓN EN LA FORMACIÓN DE PROFESORES EN LA UNIVERSIDAD: AVANCES DE UN ESTUDIO EN LA UNQ López, María Mercedes; Leguizamón, Griselda; Carassai, Mariela UNQ griseldamdq@gmail.com; mariamercedezl12@gmail.com Resumen En el contexto de las reformas que modifican en la última década los sistemas de formación docente y de enseñanza en nuestro país, el tema de las prácticas de enseñanza se encuentra en el centro de las preocupaciones de las autoridades e instancias gubernamentales que tiene a cargo la conducción del sistema de educación superior. En este marco, el estudio sobre las prácticas de la enseñanza como propuesta formativa para los estudiantes en el contexto universitario, se considera fundamental pensarlas como articuladoras de la propuesta curricular en donde confluyan y se signifiquen los aportes de los espacios curriculares que conforman los planes de estudio. El presente trabajo se enmarca dentro de un estudio catalogado en la Institución Universitaria como Proyecto de investigación orientado por la práctica profesional, que consiste en conocer y caracterizar las prácticas de enseñanza y su incidencia en la formación del conocimiento práctico de los estudiantes de profesorado de la Universidad Nacional de Quilmes. Para ello, desarrollamos una investigación cualitativa que contempla el estudio de caso como estrategia metodológica identificando las formas que adquieren bajo análisis didáctico, los procesos de reflexión en y desde las prácticas. El proyecto busca generar conocimiento acerca de la enseñanza universitaria en la formación de los futuros profesores en la UNQ, a fin de reconocer y mejorar las prácticas de enseñanza existentes en las Carreras de Profesorado tanto de los formadores como de los estudiantes y que ello redunde en procesos reflexivos que mejoren y los preparen para el rol profesional como profesores reflexivos. Palabras clave: prácticas - enseñanza - universidad – reflexión En el contexto de las reformas que modifican en la última década los sistemas de formación docente y de enseñanza en nuestro país, el tema de las prácticas de enseñanza se encuentra en el centro de las preocupaciones de las autoridades e instancias gubernamentales que tiene a cargo la conducción del sistema de educación superior. En este marco, el estudio sobre las prácticas de la enseñanza como propuesta formativa para los estudiantes en el contexto universitario, se considera fundamental pensarlas como articuladoras de la propuesta curricular en donde confluyan y se signifiquen los aportes de los espacios curriculares que conforman los planes de estudio. El presente trabajo se enmarca dentro de un estudio catalogado en la Institución Universitaria como Proyecto de investigación orientado por la práctica profesional, que consiste en conocer y caracterizar las prácticas de enseñanza y su incidencia en la formación del conocimiento práctico de los estudiantes de profesorado de la Universidad Nacional de Quilmes. Para ello, desarrollamos una investigación cualitativa que contempla el estudio de caso como estrategia metodológica identificando las formas que adquieren bajo análisis didáctico, los procesos de reflexión en y desde las prácticas. El proyecto busca generar conocimiento acerca de la enseñanza universitaria en la formación de los futuros profesores en la UNQ, a fin de reconocer y mejorar las prácticas de enseñanza existentes en las Carreras de Profesorado tanto de los formadores como de los estudiantes y que ello redunde en procesos reflexivos que mejoren y los preparen para el rol profesional como profesores reflexivos Las prácticas reflexivas en la formación docente Uno de los autores más influyentes en el desarrollo del concepto de reflexión en el ámbito de la formación del profesorado, ha sido Schön (1992), quien propuso el concepto de reflexión en la acción, mediante el cual los profesores aprenden a partir del análisis e interpretación de su propia actividad docente. En este marco surgen posteriormente distintas propuestas que toman como fundamento el concepto de reflexión con diferencias: indagador clínico, práctico reflexivo, investigador en la acción, entre otras. Sobre el sentido de la reflexión en la formación docente han trabajado Bárcena (2005) y Anijovich (2009), cuyas perspectivas son algunas de las más actuales. Ambos autores han establecido niveles en cuanto a los enfoques epistemológicos de la reflexión y tipologías para categorizar el pensamiento de los estudiantes del profesorado, situándolos principalmente en el plano abstracto de una disquisición teórica. En el presente proyecto, en cambio, nos basamos en los datos empíricos recogidos en esta investigación apuntando a describir las características de un saber práctico construido por los practicantes y formulado luego de un proceso de reflexión. Otros trabajos de investigación consultados sobre nuestro objeto de estudio son los de Suarez (2009) y Alen y Sardi (2010), los cuales se centran en el análisis de las narrativas de los profesores pero con distintos propósitos y en distintas etapas de su vida profesional. Suarez (2009) aborda la indagación pedagógica del mundo y las experiencias escolares a través de la documentación narrativa, destacando que la misma hace posible la comprensión e interpretación de los profesores sobre sus experiencias personales vividas en las escuelas a la vez que es un medio para que su voz pueda ser política y socialmente reconocida. Alen y Sardi (2010) trabajan la construcción del conocimiento profesional en la primera inserción laboral y las condiciones de producción de la gestión de acompañamiento desde la institución escolar y sus actores (docentes y directivos, entre otros) en esta misma etapa en el nivel primario citado y analizando narrativas de los profesores noveles. Como señala Freire, la práctica docente crítica establece una dialéctica entre el hacer y el pensar sobre el hacer: “la reflexión crítica sobre la práctica se torna una exigencia de la relación Teoría/Práctica sin la cual la teoría puede convertirse en palabrería y la práctica en activismo” (Freire, 2006, p 24). Esta afirmación de la dialéctica entre el hacer y el pensar sobre el hacer, será la idea que nos conduzca a analizar e interpretar las producciones que los practicantes de esta muestra construyan sobre esta interacción al enfrentarse a sus primeras prácticas en situación. Una caracterización distintiva del saber práctico nos dice que el mismo está construido de modo biográfico-narrativo, a partir de relatos hermenéuticos e interpretativos en los que se le otorga primacía a la valoración de situaciones e historias situadas en los recorridos escolares de cada practicante. Por medio de los discursos con los que los practicantes narran su saber práctico, se translucen intenciones, deseos y acciones a través de metáforas e imágenes expresados directamente en la voz de los actores. La expresión de este saber es confrontada por los practicantes a la del conocimiento considerado teórico, en el que se incluyen las teorías pedagógicas y didácticas estudiadas en la formación inicial. (Leguizamón, 2013). En consecuencia, nos centramos en observar si los practicantes logran comparar en forma crítica las teorías mencionadas con la práctica situada institucionalmente en las aulas, logrando superar la brecha entre ambos componentes de un acto educativo, estableciendo una dialéctica entre ambas, teoría y práctica. Tanto el contexto áulico como la institución educativa forman parte de un espacio social más amplio: el campo educativo. Acordamos en este punto en definir al campo educativo como “espacio social (…) estructura de yuxtaposición de posiciones sociales” (Bourdieu, Chamboredón y Passeron, 1998, p. 178) distribuidas según los diferentes tipos de capital que poseen. En este espacio se sitúan tanto los agentes sociales como sus propiedades en forma relacional. Se conoce que todo campo en su producción histórica –específicamente aquí, el educativo- genera una forma específica de interés (illusio) que es la condición de su funcionamiento. Illusio según Bourdieu y Waqcuant (1995), representa el interés que los agentes sociales tienen por participar en el juego. Estar interesado significa aceptar que lo que pasa en el juego social tiene sentido y que sus apuestas son importantes y dignas de ser emprendidas. Este interés asociado a la participación en el juego, es diferente según la posición ocupada en el mismo y según la trayectoria que debió seguir cada agente social para alcanzar la posición en que se encuentra. Es el habitus el que permite “hacer revivir el sentido que está depositado en ellas (las instituciones), imponiéndoles las revisiones y las transformaciones que constituyen la contrapartida y la condición de la reactivación” (Bourdieu, 1991, p.93). La tensión que percibe el practicante al realizar sus prácticas, sumado al interés por jugar este juego, lo induce a pensar y a preguntarse por la validez de las mismas en cuanto acción educativa. Esta forma de estar en el mundo, y por consecuencia dentro de una institución escolar, la illusio, permite al futuro profesor vincularse con el espacio del campo. El juego –compuesto por las relaciones sociopolíticas y las interacciones simbólicoculturales- que se da dentro de ese campo, puede influir y cambiar los pensamientos y el accionar del practicante, al afectar su capacidad de comprensión del campo. El futuro profesor ya ha estado presente en el campo educativo en su papel de alumno largos años de su vida. Su cuerpo, mediante su percepción y su actividad de conocer, ha interactuado con ese campo, con sus normativas y sus regularidades; sabe cómo comportarse pues sus disposiciones han sido conformadas de esta manera y de acuerdo a Bourdieu (1997, p. 11): “la condicionabilidad como capacidad natural de adquirir capacidades no naturales, arbitrarias” ha funcionado. A través de las disposiciones adquiridas en el campo, forjadas en las reiteradas situaciones experimentadas en el mismo, el practicante puede prever de modo práctico su funcionamiento y si las mismas no se ajustan a las regularidades que encuentra, si fracasan en la comprensión de los acontecimientos a los que se enfrenta en el aula, pueden ser analizadas y rebatidas (Bourdieu, 1997) El tener que orientar, guiar y acompañar aprendizajes incita al profesor en ejercicio profesional a la reflexión, en vías de obtener respuestas, de superar su incertidumbre, de estabilizar su ansiedad, develando algún sentido en sus prácticas que aún permanece oculto, por descubrir. También la contingencia genera descontento y ofrece al mismo tiempo desafíos. El interés y la curiosidad de los practicantes van transformando sus cualidades naturales en críticas, mediante el acercamiento, la indagación y finalmente, el cuestionamiento de la teoría, la ciencia y la técnica contrastadas con su experiencia educativa en las prácticas. En este juego de transformación de prácticas, de articulación e ideología y movimientos sociales, el habitus “como sistema de disposiciones socialmente constituidas” es provisto de “una ocasión más o menos favorable de actualizarse” (Bourdieu, 1998, p 195). A partir de la influencia de condiciones sociales y escolares, como las descriptas anteriormente, va a permitir “hacer cosas nuevas con lo viejo” en el pliegue en el que se entramen subjetividad y educación. Por eso: La teoría de la práctica en cuanto práctica recuerda, (…) que los objetos de conocimiento son construidos, y no pasivamente registrados, y, (…) que el principio de dicha construcción es el sistema de las disposiciones estructuradas y estructurantes que se constituye en la práctica, y que está siempre orientado hacia funciones prácticas (Bourdieu, 1998, p. 184) y que esa posibilidad de transformación comienza con un proceso de reflexión que puede ser definido como: “el examen activo, persistente y cuidadoso de toda creencia o supuesta forma de conocimiento a la luz de los fundamentos que las sostienen y las conclusiones a las que tiende.” (Dewey, 1989 citado en Bárcena, 2005, p 152). Transitar las prácticas La reflexión del practicante sobre su experiencia en las prácticas es un concepto clave en el desarrollo de este trabajo. Según Schön (1992) la reflexión sobre la acción educativa en la enseñanza se lleva a cabo en tres momentos diferentes: antes, en o durante y después de la acción, traducida aquí como práctica educativa. Por eso consideramos que un elemento clave en la reflexión previa a las prácticas es la planificación. En ella, el practicante así como el profesor para Schôn, formulan supuestos sobre los objetivos a alcanzar por los alumnos, las actividades que les propondrán a los alumnos tendientes a la consecución de esos objetivos, los contenidos a enseñar; definen los propósitos o intenciones de esa enseñanza, anticipan las estrategias que podrán desarrollar y las intervenciones didácticas pertinentes. Indica Schön (1992) que la reflexión en la acción aparece cuando el profesor, practicante en nuestro estudio, se enfrenta en las aulas, con hechos, situaciones, circunstancias que le ofrecen problemas. Nosotros sostenemos que la diferencia entre el practicante y el profesor es que este último ya posee un repertorio de experiencias y saberes, acumulados durante el recorrido profesional, que le permiten tomar decisiones adecuadas en pos de resolver las situaciones problemáticas que acontecen en las aulas. En cambio, el practicante no ha transitado todavía el camino de la experiencia y es en el transcurrir de este devenir en el que le surge la necesidad de construir y desarrollar un saber, el saber pedagógico que le permite transitarlo. Sobre el sentido de la reflexión en la formación docente han trabajado Bárcena (2005) y Anijovich (2009), cuyas perspectivas son algunas de los más actuales, han establecido niveles en cuanto a los enfoques epistemológicos de la reflexión y tipologías para categorizar el pensamiento de los estudiantes del profesorado, pero lo hacen principalmente en el plano abstracto de una disquisición teórica, en cambio nosotros nos basamos en los datos empíricos recogidos en esta investigación apuntando a describir la reactualización de un saber pedagógico construido por los practicantes luego del proceso de reflexión. En este punto queremos manifestar que asumimos como reflexión al proceso de reconstrucción de la propia experiencia mediante tres fenómenos simultáneos: a) reconstruir las situaciones donde se produce la acción b) reconstruirse a sí mismos como docentes y c) reconocer cómo su práctica afecta al otro, destinatario y receptor de la misma. Este proceso de reflexión y deconstrucción de las propias prácticas, de escoger la herencia1 entre los saberes heredados, de autoevaluarse, de reconocer cambios en los aprendizajes de los estudiantes, de poner el cuerpo y no solo la palabra, produce como resultado nuevos conocimientos de los practicantes sobre sus prácticas educativas. Sostenemos que si se insiste en la relación de la puesta en práctica de la enseñanza junto a los procesos de reflexión sobre la misma, básicamente: la deliberación, la elección, la decisión y la evaluación en las prácticas reales, se producen prácticas educativas más ajustadas al contexto de intervención y se organizan espacios de aprendizaje más democráticos, fomentando al mismo tiempo, la autonomía profesional del practicante. Saberes prácticos2, podemos caracterizar a estos saberes como primitivos, sin pulir, basados mayormente en experiencias personales acuñadas durante las distintas etapas escolares, incluida la formación en el profesorado, sin un rigor metódico o epistemológico. Además, podemos establecer una distancia entre el saber hacer y el saber qué hacer en esa situación, lo que implica rapidez de pensamiento ante lo imprevisto, como también capacidad de elección y de decisión unida al conocimiento del contexto. Una caracterización distintiva del saber práctico nos dice que el mismo está construido de modo biográfico-narrativo, a partir de relatos hermenéuticos e interpretativos en los que se le otorga primacía a la valoración de situaciones e historias situadas en la trayectoria escolar de cada practicante. Por medio de los discursos con los que los practicantes narran su saber práctico, se translucen intenciones, deseos y acciones a través de metáforas e imágenes expresados directamente en la voz de los actores. Sin embargo en este caso, siguiendo el despliegue de la narrativa del practicante, interpretamos que elige colocarse en un lugar de seguridad, ensayar algo que conoce y fue probado como eficaz pero que no le permitió probar hipótesis más complejas de actuación pedagógica en situación. La expresión de este saber es confrontada por los practicantes a la del conocimiento considerado teórico, en el que se incluyen las teorías pedagógicas estudiadas en la formación inicial. Retomando a Paulo Freire y sus ideas sobre la relación entre educador y educando, el trabajo con la comisión, en simultaneidad con los relatos de experiencias de nuestros compañeros de la prácticas de la enseñanza nos permitieron aprender. En primer lugar, se visibilizaron cuestiones naturalizadas respecto al desempeño docente. Por otro lado, las propias experiencias de los compañeros, las estrategias desplegadas y los errores cometidos, permiten generar espacios de intercambio no siempre disponibles en el trayecto docente. La diversidad de relatos y la creatividad en la práctica permiten ampliar la gama de estrategias docentes al momento de desarrollar las clases (E.P). La reflexión posee un carácter interno, externo y orientado hacia la acción dado que; es un proceso dialéctico: mira al interior de nuestros procesos de pensamiento y al exterior de la situación en la que nos encontramos; cuando tenemos en cuenta la interacción de lo interno y lo externo, nuestra reflexión nos orienta al pensamiento y la acción más profundos, por lo tanto la reflexión es meta–pensamiento, ya que consideramos la relación entre nuestros pensamientos y acciones en un contexto determinado. (Kemmis, 1999: 97) El conocimiento académico se convierte en instrumento de reflexión cuando logramos que se integren a los esquemas de pensamiento que nos permiten interpretar la realidad vivida y actuar sobre ella, organizando la propia experiencia. Y es justamente, siguiendo a Edelstein (2011), a través de esta dimensión reflexiva que el docente logra convertirse en un mediador activo entre la teoría y la práctica, reconstruyendo críticamente sus propias teorías a partir de la práctica. La reflexión implica un dialogo consciente con uno mismo y con los demás, diálogo que ayuda a “reconocer lo dado por supuesto a partir de desnaturalizarlo y someterlo a crítica” (Edelstein, 2011: 109). En este sentido no dejamos de lado el trabajo explícito sobre los saberes prácticos, de modo de poder identificar las prácticas de formación de habitus. Como sostiene Perrenoud “… Aprender a “reflexionar sobre la propia práctica también significa reflexionar sobre la propia historia, los habitus, la familia, la cultura, los gustos y aversiones, la relación con los demás, las angustias y obsesiones”. (Perrenoud, 2004: 50) Aprendí mucho no tanto en prácticas, ya la tengo {pues] ejerzo la docencia desde hace diez años, pero ´si en cuanto a conocimientos académicos, enseñanzas, palabras como [las] de Anijovich, Meirieu, Ranciere, Freire. Me encantó cómo se dan los Talleres, y el amor que le ponen a la hora de enseñar, como bien dice Hanna Arendt (1977) no se puede enseñar si no se ama lo que uno hace, la vacación primero al servicio de los niños, ciudadanos, de formadores...", muy bueno! GC Dónde estamos y algunas conclusiones parciales Desde lo metodológico, definimos se logró incorporar nuevas categorías para caracterizar y analizar las prácticas de enseñanza y la naturaleza de los procesos reflexivos de los estudiantes en las mismas: los niveles de reflexión, las concepciones iniciales acerca de la enseñanza y su reconceptualización en el proceso formativo; los propósitos personales de la formación y las cualidades necesarias para el ejercicio de la enseñanza. Estas categorías se ponen en juego en las prácticas concretas que los estudiantes llevan adelante en los contextos de actuación escolares. Se asume la reflexión como proceso de reconstrucción de la propia experiencia mediante tres fenómenos simultáneos: a) reconstruir las situaciones donde se produce la acción; b) reconstruirse a sí mismos como docentes y c) reconocer cómo su práctica afecta al otro, destinatario y receptor de la misma. Ello nos permite contrastar y poner en tensión el conocimiento declarado y puesto en juego en los procesos de planificación y anticipación de la enseñanza con el análisis de las observaciones sobre sus propias actuaciones en los contextos de aula en la escuela secundaria. El análisis de los datos recabados en las entrevistas, las observaciones y las autoconfrontaciones nos permite alcanzar uno de los objetivos propuestos en el Proyecto: conocer y caracterizar las prácticas de enseñanza y su incidencia en la formación del conocimiento práctico de los estudiantes de profesorado de la UNQ. Así, los datos empíricos recogidos hasta el momento nos permiten describir la reactualización de un saber pedagógico construido por los practicantes luego del proceso de reflexión. Dado que la reflexión del estudiante sobre su experiencia en las prácticas es un concepto clave en el desarrollo de esta investigación, y para comprender la complejidad de estos procesos reflexivos, ampliamos nuestras categorias de analisis, sustentados en el marco teórico de referencia de la propuesta investigativa, considerando la reflexión sobre la acción educativa en la enseñanza en tres momentos diferentes: antes, en o durante y después de la acción, traducida aquí como práctica educativa. Como se sostiene en la propuesta investigativa, la formación inicial, por ser un momento de iniciación en la vida profesional, así como por la duración temporal que posee en una determinada acreditación, las prácticas se convierten en una situación de aprendizaje, una experiencia personal y profesional, al mismo tiempo que constituye un espacio curricular, que varía según el plan, en su estructuración y duración. En este sentido, hemos sistematizado otros planes de formacion de profesorado en otras universidades, para conocer y contrastar qué caracteristicas asume el espacio destinado a las prácticas de enseñanza, cómo se configuran las mismas en la propuesta formativa. Para conformar la muestra, se eligieron 12 estudiantes practicantes con quienes se acordó la observación y grabación en video en sus respectivas clases. Se tomaron como criterios para ello, que tengan diferentes trayectorias formativas y pertenezcan a distintas carreras de profesorado de la UNQ: tres de ellos con formaciones de licenciatura en el campo disciplinar del profesorado, tres sin título de grado previo y sin experiencia docente, y tres con titulación docente de magisterio y experiencia docente. Actualmente, la desgravación preliminar de las entrevistas ha permitido realizar un análisis que nos aproxima al conocimiento y la comprensión de las concepciones iníciales de la enseñanza de los estudiantes. Ello nos permite establecer vinculaciones con el análisis de los registros observacionales que se sistematizaran en el próximo periodo, con el objeto de determinar posicionamientos teóricos y visibilizar la relación entre lo declarado y sus intervenciones docentes. El análisis de los diarios de formación que producen en las prácticas nos permite, de forma relacional, establecer tramas complejas de significación acerca de sus propios procesos de reflexión acerca de su pensamiento y vivencias, en los cuales integra teoría, práctica e implicación personal. Algunas preguntas que a la luz de lo avanzado hasta el momento nos surgen para enmarcar la tarea futura: ¿en qué condiciones institucionales las prácticas de enseñanza contribuyen a formar el conocimiento práctico? ¿Qué efectos formativos producen en el plano identitario? Las prácticas de enseñanza que se desarrollan en el marco de la asignatura de la carrera generan expectativas y emociones diversas: significan la posibilidad de entrar al mundo de la profesión docente , asumiendo responsabilidades propias del trabajo profesional; la valoración de la experiencia y su aprovechamiento bajo el supuesto que “es en la práctica, el momento de trabajar de lo que se estudia y vivenciar la características de la profesión elegida y de si mismos en ese rol; la construcción que implica ser un docente en formación y las implicancias que ello puede tener en relación al propio crecimiento personal y profesional que la práctica habilita y el sentido de la elección vocacional. El impacto esperado a nivel institucional es establecer un diálogo con la comunidad educativa acerca de la importancia de la reflexión sobre las prácticas de enseñanza en la formación inicial de los futuros profesores y su contribución al desarrollo de la autonomía de los estudiantes en la formación como parte constitutiva de un proceso de construcción formativo. Referencias Bibliográfícas Anijovich, R.; Cappelletti, G.; Mora, S. y Sabelli, M. J. (2009). Transitar la Formación Pedagógica. Dispositivos y Estrategias. Buenos Aires: Paidós. Bárcena, F. (2005). La experiencia reflexiva en educación. Buenos Aires: Paidós. Bourdieu, P. (1991). Estructuras, habitus, prácticas. En: El sentido práctico. Madrid: Taurus, 91 – 111. ---------------- (1997). Espacio social y espacio simbólico. En: Razones prácticas. Barcelona: Anagrama, 10 -26. ---------------- (1998). Crítica de la razón escolástica y El conocimiento por cuerpos. En: Meditaciones Pascalianas. Barcelona: Anagrama, Bourdieu, P. Chamboredon J. y Passeron J. (1998). El oficio del sociólogo. México: Siglo XXI, 2º edición, 54-72. Edelstein, G (2011) Formar y Formarse en la enseñanza, Paidós, Bs. As. Derrida, J. (2003, julio). Escoger su herencia. En: Y mañana qué..., Diálogo con Élisabeth Roudinesco, pp. 9-28. Buenos Aires: F.C.E. Recuperado de: http://www.jacquesderrida.com.ar/textos/herencia.htm Feldman, D. (2004). Ayudar a enseñar. Buenos Aires: Aique Grupo Editor S.A. Kemmis, S. (1999). La investigación–acción y la política de reflexión. En: Pérez Gómez, Barquín & Angulo (eds.). Desarrollo profesional del docente: política, investigación y práctica. Madrid: Akal, 95–118. Perrenoud, P. (1995) El trabajo sobre los “hábitus” en la formación de los enseñantes. Análisis de las prácticas y toma de conciencia. http://www.uncoma.edu.ar/academica visitado: 01/06/2013 Sanjurjo, L. (2009) Los dispositivos en la formación de las prácticas profesionales. Homo Sapiens, Rosario Schon, D. (1992). 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Señala una supuesta contradicción entre “la pasividad de la recepción y la decisión de decir “sí”, luego seleccionar, filtrar, interpretar, por consiguiente transformar, no dejar intacto, indemne, no dejar a salvo ni siquiera eso que se dice respetar ante todo.” Ibídem. 2 Según Feldman (2010) el saber práctico o saber hacer otorga la posibilidad de realizar de manera competente distintas tareas inherentes a la enseñanza tales como: planificar, dirigir la clase, comunicar, coordinar el grupo y organizar actividades, entre otras.