,&RQJUHVRGH&LHQFLD5HJLRQDOGH$QGDOXFtD$QGDOXFtDHQHOXPEUDOGHOVLJOR;;, COMUNICACIONES DESCENTRALIZACIÓN PRODUCTIVA O ECONOMÍA PSEUDOEMERGIDA?. LOS TALLERES-COOPERATIVAS DE CONFECCIÓN TEXTIL1. ASTORGA GONZÁLEZ, Ana Fe. Técnico en Desarrollo Rural 1.- CONSIDERACIONES PREVIAS Dada la relación que la industria mantiene con el espacio en el que se asienta y las transformaciones que ha desencadenado, nos parece de suma importancia conocer los efectos territoriales y el alcance a los distintos sectores de la organización social y económica que de la mano de la implantación de pequeños talleres "satélite" de confección textil(MORALES, A.C. 1996:51) pueden llegar a producirse en zonas rurales inmersas en una dinámica involutiva. La estructura del espacio industrial del sector de confección textil, debido a la naturaleza del ciclo de fabricación, las características de la mano de obra y el bajo nivel tecnológico exigido, viene experimentando desde finales de los años ochenta cambios sustanciales. Su funcionamiento descansa sobre un sistema articulado de relaciones entre las diversas unidades productivas y los centros de gestión disgregados de los puntos de manufactura. A pesar de este alejamiento, que implica la necesidad de una infraestructura de transporte y comunicación, su organización permite minimizar los costes productivos soportados por las empresas allí donde existe disponibilidad de mano de obra adecuada en cantidad y cualidad, de tal manera que compensan los pluses introducidos por el input-distancia2. (FURIÓ, E. 1996:54) Asistimos así a la manifestación espacial de la descentralización de la actividad productiva: las cooperativas de trabajo asociado, que provocan no tanto la difusión industrial y un aumento del empleo sino una redistribución del mismo. Su origen está en la interesada emergencia de las actividades sumergidas, dado el interés de la empresa central. (GONZÁLEZ, J.J. y RODRÍGUEZ, J.C. 1987) Esta industria, a pesar de poder tener autonomía locacional por su idiosincrasia, tiene durante los últimos años, en respuesta a la crisis económica, como fin último para la instalación de su disgregado aparato productivo, la existencia de un tipo de mano de obra con características de profusión, coste y aptitud peculiares. Se trata de mujeres, generalmente residentes en núcleos rurales, entre 20 y 45 años, con un bajo nivel de instrucción, escasa cualificación profesional para acceder a otro modelo de trabajo y sin experiencia previa, pero deseosas de incorporarse a una ocupación productiva al sentir que su actividad en la 1.- Desde un punto de vista cualitativo el presente estudio puede extrapolarse a cualquier región rural española ignorada por las estrategias de desarrollo socioeconómico pretéritas que buscaban exclusivamente la maximalización de las inversiones sin tener en cuenta principios de equidad. Si bien, cuantitativamente, los datos responden a la situación particular de la actividad de confección textil en la provincia de León recogidos en el trabajo de campo. 2.- Según LABASSE, J. (1973), el peso y la importancia de los costes de transporte en la industria textil supone como en la mayoría de las industrias de transformación, un porcentaje inferior al 2% del precio de coste. 395 ,&RQJUHVRGH&LHQFLD5HJLRQDOGH$QGDOXFtD$QGDOXFtDHQHOXPEUDOGHOVLJOR;;, COMUNICACIONES explotación familiar agraria es minusvalorada y carece de consideración social. Sin embargo, estas mujeres, pieza ya activa de un modelo económico de pluriactividad, no encuentran dificultades a la hora de su integración en estos puestos de trabajo asociado, ya que, por otra parte, únicamente precisan saber coser, lo cual forma parte de su obligado acervo de deberes tradicionales. 2.- EL TEJIDO SOCIOECONÓMICO. RELACIONES CON EL ESPACIO Partiendo de esta premisa, se justifica sobradamente el análisis de las características socioeconómicas de los espacios receptores de esta actividad para poder evidenciar los cambios introducidos en el comportamiento de estos entornos concretos. Las transformaciones agrarias han conducido a un preocupante despoblamiento del espacio rural, en el que la estructura interna de los efectivos humanos, consecuencia de un éxodo masivo y selectivo, refleja escasa natalidad, carencia de estratos activos (grupos de edad entre 19 y 45 años) y exorbitante envejecimiento. En general, en las últimas tres décadas el campo ha asistido a una gran pérdida de sus fuerzas vitales, con retrocesos superiores al 50% e incluso hasta más del 60%. La precaria situación económico-laboral unida a la atracción ejercida por el factor industrial y urbano, explica las colosales mermas poblacionales.(GARCÍA ZARZA, E. 1983) Uno de los indicadores más sensibles de la actividad económica de una comarca, una región o un país, es el comportamiento de la población activa. En el caso general del medio rural periférico, la situación o distribución de los efectivos entre las categorías activa y pasiva no puede ser más reveladora, pues los activos no sobrepasan el 40%, mientras que las clases pasivas están muy por encima del 50%. Los índices de población dependiente son muy altos. Por su parte, la población ocupada se redistribuye entre los sectores laborales de la siguiente forma: las actividades que más empleo generan son las primarias, que en general alcanzan el 50% de los activos, sobrepasando en algunos lugares el 80 por ciento. Le siguen las encuadradas en el secundario y en último término las terciarias, aunque con notables diferencias de unas áreas a otras. No obstante, salvo honrosas excepciones, son sociedades eminentemente agroganaderas, con un sector de servicios poco desarrollado y ceñido y una industria que despunta tímidamente en algún enclave concreto. Sin duda podemos calificar el sector industrial de limitado en cuanto al número de empleos y diversidad en tanto que la mayoría de las industrias son de tipo familiar o al menos no sobrepasan los 20 empleados. En base al análisis que acabamos de realizar no es extraño afirmar la casi inexistencia de otras actividades secundarias y terciarias aparte de las complementarias a la agricultura sin que en ningún caso se establezcan sinergías entre ellas. El campo tiene por sí mismo poco desarrollo debido a su posición marginal frente a otros espacios urbanos o suburbanos(MANERO, F. 1983). La superación de este estado de declive y, por tanto, la inserción en la celeridad industrial son difíciles a corto plazo, pues a pesar de que la naturaleza ofrece algunas materias primas interesantes para iniciar la transformación, se tropieza con el freno que supone el estado de precariedad de las infraestructuras, las limitaciones del mercado y la escasez y baja cualificación de la mano de obra (VV.AA. 1989). La desconexión desde el punto de vista de las comunicaciones, tanto interregionales como intrarregionales, y el grado de dispersión de los pequeños núcleos de población son otras de las fronteras que dificultan el acceso de estos ámbitos territoriales a la dinámica del desarrollo. Las inversiones se encarecen y los déficits de equipamientos mínimos que padecen los habitantes no se corrigen (M.A.P.A. 1988). Sin embargo, los cambios en el sistema de trabajo agrícola han ejercido una presión especial sobre el restringido número de mujeres rurales que aún no habían emprendido el camino de la emigración y cuya función era pieza clave en la economía tradicional como mano de obra adaptada a la pluriactividad, de tal forma que, en su lucha por participar en los sectores productivos para aumentar las escasas rentas 396 ,&RQJUHVRGH&LHQFLD5HJLRQDOGH$QGDOXFtD$QGDOXFtDHQHOXPEUDOGHOVLJOR;;, COMUNICACIONES familiares, se han convertido en mano de obra sin formación que acepta sin muchos reparos bajos salarios e incluso una situación de inseguridad ocupacional. 3.- DELIMITACIÓN Y CARACTERÍSTICAS DE LOS TALLERES DE ACTIVIDAD INDUSTRIAL TEXTIL La instalación de toda empresa parte de una decisión de emplazamiento que, a su vez, depende de la concomitancia de una serie de factores de atracción que inciden sobre "la competitividad y los márgenes de beneficios empresariales a través de sus efectos sobre los ingresos obtenidos, y sobre los costes de adecuación y funcionamiento." (MÉNDEZ, R. 1988:588) Como hemos visto, las áreas rurales menos desarrolladas en torno a las ciudades, centros de distribución y mercado, están ejerciendo gran atracción para este tipo de actividades que se encuentran a medio camino entre la economía sumergida y la emergida, por lo que algunos factores explicativos clásicos de localización tradicional no parecen dar respuesta a este comportamiento. Sin embargo, existen características específicas del territorio, que responden a agentes extraeconómicos, que pueden resultar sumamente ventajosas desde la singular perspectiva empresarial en el crítico momento en que nos encontramos. En el caso que nos ocupa, los focos de trabajo asociado de confección textil tienen una fuerte vinculación con el proveedor; sin embargo, no con el consumidor, por lo que la localización selectiva se hace en función de un radio de acción definido por la matriz tras baremar los costes añadidos que se derivan de los desplazamientos para dejar material y recoger la producción. En general, este radio no excede de cincuenta o sesenta kilómetros, a no ser que la empresa tenga una gran entidad y no considere este factor como condicionante, como sucede por ejemplo en los casos puntuales de "El Corte Inglés" o la firma "Christian Dior", con talleres distribuidos por toda la geografía nacional. "La industria del vestido a gran escala es una actividad que genera grandes ingresos, pero que a la vez cuenta con fuertes competencias internas, por ello los fabricantes buscan por todos los medios abaratar la producción." (SABATÉ MARTÍNEZ, A. et alt. 1995:142) Los talleres no son puntos de producción independientes, por lo que, a priori, en virtud de la distancia a los centros de consumo, su localización resulta aleatoria al contrario que sucede en relación a otros inputs. Sin embargo, los costes de mano de obra no son en este caso un principio continuo que evolucione con el espacio, pero su indisponibilidad se considera como un factor no ubicuo. La preponderancia de fuerza de trabajo influyó decisivamente en el surgimiento de la actividad y en la actualidad puede satisfacer la demanda de asentamiento de varios talleres, por lo que la aglomeración se hace ventajosa. Por otro lado, dejando aparte aspectos meramente cuantitativos, la existencia de "mano de obra con bajos niveles salariales(costes directos) y/o escasas exigencias en materia asistencial(costes indirectos), parece ser la causa de atracción locacional" (MÉNDEZ, R. 1988:619), particularmente en una actividad como la que nos ocupa en la que los costes laborales tienen una elevada participación en relación con el valor de la producción obtenida. La creciente descentralización productiva de la industria textil tiene un claro objetivo: la reducción de los dispendios de funcionamiento por la existencia de operarios más baratos y por ende menos reivindicativos, de tal forma que no se creen conflictos al ofertar puestos precarios. (SABATÉ, A. et alt. 1991) 397 ,&RQJUHVRGH&LHQFLD5HJLRQDOGH$QGDOXFtD$QGDOXFtDHQHOXPEUDOGHOVLJOR;;, COMUNICACIONES La mayor parte de estas unidades aisladas del aparato productivo se han formado por la constitución en cooperativa de un grupo más o menos cuantioso de mujeres1 con cierta fragilidad estructural, lo que origina frecuentes conflictos y por tanto continuos cierres y aperturas. 3.1.- Los trabajadores. En todo momento, a lo largo de este análisis, se hace referencia a una ocupación productiva y remunerada, pero con la particularidad de que en muchos casos la actividad se extiende al domicilio del trabajador. Teniendo en cuenta la definición tradicional de actividad formal, las cooperativas textiles, a pesar de estar reguladas y el trabajador mantener una relación de subordinación respecto al ofertante, presentan una gran variabilidad que en la mayoría de los casos las encuadra dentro de la economía informal(ALLEN, S. y WOLKOWITZ, C. 1987). Pero, además, el total del contingente que asume las condiciones de esta parcela ocupacional son mujeres que siguen manteniendo su relación laboral como mano de obra auxiliar con la explotación agraria familiar, por lo que encuentran grandes restricciones, sobre todo temporales, para su desplazamiento, pero que ante todo buscan otra dedicación. Sin embargo, "este tipo de actividades que, generalmente, se ejercen en el escenario de una habitación dentro de una vivienda no sirven para cambiar la condición laboral femenina sino sólo para aumentar las rentas a costa de su ya limitado tiempo libre." (ASTORGA GONZÁLEZ, A.F. 1995:19) A pesar de que las primeras de estas cooperativas apenas utilizaban espacio y cualquier habitáculo servía para ponerlas en funcionamiento(BAYLINA, M. 1994), con el aumento de la oferta de mujeres dispuestas a emprender esta actividad y las necesidades de incremento de la producción han llevado a la búsqueda de espacios más amplios y con unas mínimas condiciones de luminosidad, ventilación, insonoridad, ... donde acondicionar el mobiliario(mesas, estanterías, cajoneras, ...) y la maquinaria precisa(rematadoras, ...) así como recoger las prendas terminadas y el material sin confeccionar. Aunque no contamos con una fuente estadística oficial para conocer la situación laboral y cuantificar la importancia de la participación femenina en actividades derivadas de la segmentación del proceso productivo de industrias ligeras que requieren como en este caso mano de obra abundante y barata, nos hemos aproximado al trabajo industrial de la mujer rural a través de métodos directos como las entrevistas con los empresarios y las trabajadoras. La mayor parte de estos grupos de trabajo asociado, aquejados, en general, de "alta tasa de mortalidad" (MORALES, A.C. 1996:47), han surgido espontáneamente y con escasos mecanismos de resistencia a las situaciones críticas; sin embargo, algunos ya cuentan con más de seis años de funcionamiento. En realidad, esta tendencia contraria a la norma no es más que el reflejo de la necesidad que existe en el mundo rural de cambio y apertura. De todos modos, aún no se realizan actividades muy variadas y son las empresas de confección de lencería y ropa laboral las que más demandan la creación de estos talleres. Las mujeres que integran las cooperativas realizan un trabajo nada o escasamente creativo, pues se limitan a coser y rematar las piezas que se le suministran ya cortadas. Si en un principio una de las características de los talleres era la flexibilidad en el horario de trabajo, se ha constatado una progresiva adaptación a la jornada laboral de ocho horas, si bien en algunos casos se establece partida (cuatro horas por la mañana y cuatro por la tarde) y en otros, continuada de siete de la mañana a tres de la tarde. No obstante, en ambos casos la faena no se termina con la salida del taller, sino que se convierte en trabajo a domicilio en cuanto que con el fin de aumentar la producción y por tanto las rentas, muchas cooperativistas se llevan parte del quehacer, aquellas tareas que no precisan de las máquinas para realizarse, a sus casas. La jornada laboral es, pues, muy larga e intensa para estas mujeres; pues, por ende, no pueden descuidar ni sus obligaciones familiares ni las contraídas con la explotación agraria. 1.- Por imperativos legales, superior a cinco. 398 ,&RQJUHVRGH&LHQFLD5HJLRQDOGH$QGDOXFtD$QGDOXFtDHQHOXPEUDOGHOVLJOR;;, COMUNICACIONES En el último año, el trabajo textil se ha presentado irregular debido a la bajada de la demanda por causas del mercado; no obstante, algunas de estas cooperativas se mostraron más competitivas y no han sufrido tanto los efectos. El éxito o el fracaso, en función de los factores clave de este atípico empleo asalariado, depende en buena parte de las cooperativistas que tienen que someterse a una dura organización de su intensa jornada diaria. 3.2.- Organización de la actividad. El espacio productivo. En la construcción de estas sociedades cooperativas, que se consideran a efectos legales como empresas privadas, los socios, o mejor dicho, las socias, son las beneficiarias o perjudicadas y, sobre todo, las responsables de la marcha de la sociedad. En realidad, son empresas mercantiles aunque las integrantes se han incorporado a ellas como "empresarios en democracia" en base a su condición de proveedoras de bienes y servicios como el trabajo personal y, a la vez, consumidoras de bienes y servicios distribuidos por la empresa. (GARCÍA-GUTIÉRREZ FERNÁNDEZ, C. 1995) Este tipo de cooperativas se caracterizan por constituirse para realizar un trabajo asociado. Las integrantes se ligan a una empresa textil a través del establecimiento de relaciones mercantiles, sin mediar fórmulas contractuales, de ahí la necesidad de que las cooperativistas se den de alta y paguen su propia cuota en la Seguridad Social como "autónomo", lo que por otro lado constituye un ahorro cuantioso para la empresa sólo por este concepto. El declararse trabajadoras autónomas no supone ni la percepción de un salario base ni vacaciones pagadas; aunque; sí implica disfrutar de cobertura independiente de la de sus maridos o padres en la Seguridad Social, una jubilación asegurada y derecho al subsidio de desempleo. Entre los acuerdos previos empresa/cooperativistas está la fijación de las retribuciones, la forma de pago, ... En este sentido cabe destacar que se suele pagar una cantidad fija por prenda confeccionada que oscila entre las 90 pesetas de las de lencería a las 500 pesetas por las de vestir1 y que no recibe cada una de las integrantes, sino que se transfiere en forma de pago total a nombre de la cooperativa, cantidad que es objeto posterior de reparto. La producción varía de unos talleres a otros, pues la empresa no asigna ni máximos ni mínimos, sino que son las propias cooperativistas las que se plantean la productividad en función de las rentas que quieran obtener y la extensión del horario laboral. De todos modos, la producción normal para las que realizan lencería femenina, las más extendidas, es de 300 a 500 prendas al día, lo que supone que al mes pueden alcanzar las 138.000.- pesetas brutas de ganancia por trabajadora, lo que al año supone, tras descontar las 346.188.- pesetas de Seguridad Social, más de 1.250.000.- pesetas. Quizá la característica más singular de la constitución y organización de acuerdos entre estos grupos de mujeres y la empresa, es que son ellas las que contactan con la central y no viceversa. La explicación viene de la mano, una vez más, de la búsqueda de ventajas fiscales y subvenciones. Al socaire, hay que señalar que en la actualidad el desempleo se cobra de una vez si el beneficiario se constituye en cooperativa, lo que en parte explica su proliferación, pues de otro modo en muchos casos las interesadas no dispondrían del capital inicial para darles origen. Por otro lado, la inversión media para poner en funcionamiento un taller de estas características oscila alrededor de los ocho millones de pesetas, pues la empresa sólo aporta la materia prima textil1, circunstancia que conlleva que además de su trabajo cada miembro deba proporcionarse la maquinaria de 1.- La empresa de lencería con sede en Salamanca "Luchina" paga 90 pts por cada prenda confeccionada mientras "Manufacturas Teleno, S.A." llega a las 230 pts. La empresa de prendas de baño "Marsan" con sede en Lugones y que vende su producción al Corte Inglés, paga 250 pts por bañador ya sea de caballero o de señora. "Manufacturas Torío" de Benavente, empresa dedicada a la confección de todo tipo de prendas de vestir(blusas, faldas, pantalones, ...) remunera a las cooperativas 500 pts/prenda. La ropa de trabajo alcanza las 300 pts la pieza y las prendas de piel superan las 1.000 pts. 399 ,&RQJUHVRGH&LHQFLD5HJLRQDOGH$QGDOXFtD$QGDOXFtDHQHOXPEUDOGHOVLJOR;;, COMUNICACIONES proceso necesaria para poder confeccionar y, por añadido, la cooperativa tiene que pagar por anticipado los gastos de constitución y primera instalación así como la renta y acondicionamiento de un local. No obstante, no resulta gravoso, pues existen líneas de subvenciones específicas. En el caso de la Comunidad Autónoma de Castilla y León, toda mujer que se incorpora a una cooperativa recibe una ayuda de 600.000.- pesetas. Pero, además, si la cooperativa, solicita un préstamo para instalación, se le subvenciona hasta el 6% de esos réditos pero por adelantado, es decir, por cada millón de pesetas recibe 240.000.pesetas de subvención, lo que sumado a la ayuda al fomento del empleo cooperativo supone que la inversión queda cubierta. Las primeras cooperativas que se constituyeron en zonas "periféricas de la periferia industrial nacional" como es la zona rural de la provincia de León, datan de 1989. A pesar del carácter reciente de este proceso, sin embargo ya se supera el medio centenar. Su evolución, tímida al principio, alcanzó su máximo dinamismo el año 1995, puesto que desde Enero a Septiembre se conformaron veinticinco nuevas cooperativas, el 90% de ellas dedicadas a la confección de lencería y corsetería. No obstante, desde finales de 1995 hasta hoy en día se viene padeciendo, según palabras de los expertos, una "minicrisis" por una importación masiva de Taiwan que copó el mercado de las grandes superficies, principales demandantes del producto. Las expectativas parecen mejorar para el segundo trimestre del año, pues la baja calidad de las prendas ha disuadido de su compra abriéndose así de nuevo las puertas a la confección nacional. 4.- CONCLUSIONES. IMPACTOS TERRITORIALES Desde el momento en que una instalación fabril o paraindustrial se implanta en un espacio concreto, se generan efectos tanto directos como indirectos sobre toda la organización territorial. En el informe de AVGERINOS(1983), se considera que las cooperativas de trabajo asociado constituyen un vector de primer orden para el desarrollo de las regiones económicamente débiles, pues contribuyen a la creación de empleo reteniendo a la población, aunque el efecto sea a pequeña escala y se trate como en estos casos de "pseudocooperativas" en las que la iniciativa es impuesta por un agente externo, la empresa centro. La localización de actividades textiles que no demandan cualificación específica de las mujeres para acceder a sus empleos en zonas en las que dominan sectores productivos y actividades desempeñadas por mano de obra masculina, puede constituir un factor trascendental de cara al mantenimiento de cierta dinámica demográfica. Esta tipología de cooperativas crea empleo local, si bien en realidad se trata de una economía sumergida que emerge por intereses de la empresa que ahorra una gran parte del coste laboral. MORALES GUTIÉRREZ, A. C. (1992) El trabajo cooperativo femenino es hoy por hoy, a pesar de todos sus inconvenientes, un complemento imprescindible para incrementar las rentas familiares a la vez que se presenta como una vía de salida a la demanda ocupacional femenina, a la que aparte de un salario le proporciona un reconocimiento a nivel social, familiar e incluso personal. La mujer rural que ha accedido a este tipo de trabajo suele ser del grupo de adultas-jóvenes y, a pesar de tener en la mayor parte de los casos cargas familiares y desempeñar su labor fuera del hogar a costa de incrementar considerablemente su jornada diaria, siente que ha superado la férrea división tradicional del trabajo que la relegaba a mano de obra auxiliar confinada al estrecho ámbito de la casa-explotación agrícola, acentuando su papel esencial en la economía doméstica. Por añadido, los talleres de confección textil han contribuido a despertar una evolución creciente en pro del desarrollo económico en estas zonas, al introducir en un medio rural donde las ancestrales costumbres favorecían únicamente la reproducción de un modo de producción agrícola de subsistencia, unas normas y 1.- Las empresas de corsetería aportan también el hilo y algunas incluso parte del material fungible como las agujas, pero en ningún caso los medios de producción. 400 COMUNICACIONES ,&RQJUHVRGH&LHQFLD5HJLRQDOGH$QGDOXFtD$QGDOXFtDHQHOXPEUDOGHOVLJOR;;, valores que a través de la mujer, más versátil a los cambios, pueden poner en marcha nuevas estrategias de progreso. Sin embargo, a pesar de que las cooperativas son una alternativa y/o complemento al trabajo agrario, sus características y, sobre todo, el clima de marginalidad laboral que generan, no consiguen el despegue local, sino que están resultando ser simplemente un "parche a corto plazo". 5.- BIBLIOGRAFÍA ALLEN, S. y WOLKOWITZ, C. (1987). Homeworking. Myths and education. realities, London, Macmillan ASTORGA GONZÁLEZ, A.F. (1995). "Protagonismo socio-laboral femenino en las zonas agrarias deprimidas", en Studium, nº 1, Págs. 11-24. BAYLINA, M. (1994). "Geografía de la producció, flexibilitat en el mercat de treball i relacions de gènere. L´exemple del treball industrial a domicili.", en Cuadernos de Geografía, nº 55, Págs. 45-61. FURIÓ, E. (1996). Evolución y cambio en la economía regional, Barcelona, Ariel, S.A. GARCÍA-GUTIÉRREZ FERNÁNDEZ, C. (1995). 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