las empresas españolas ante el mercado unico europeo

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COMUNICACIONES
LAS EMPRESAS ESPAÑOLAS ANTE EL MERCADO UNICO EUROPEO
Juan J. JIMENEZ MORENO
UNIVERSIDAD DE CASTILLA-LA MANCHA
1. La economía española
El fuerte crecimiento de la economía española desde la incorporación de nuestro país a la Comunidad
Europea (5% de media anual de su PIB) se ha visto acompañado por un proceso de desindustrialización
(siderometalurgia y construcción naval -desmantelación-, bienes de equipo, automóvil y textil
-incremento de la competencia-), cesión de importantes participaciones de grandes empresas a
propietarios extranjeros (empresas industriales agroalimentarias y de distribución) y supresión de normas
proteccionistas en nuestra economía, que han afectado fundamentalmente al sector primario (agricultura,
ganadería y pesca -durísimas condiciones comunitarias-).
Teniendo en cuenta además el número de empresas españolas en las que existe participación de capital
extranjero, el número de empresas extranjeras que operan en España y su destacable participación en la
producción española y en el empleo, una década después, podemos considerar que el impacto del M.U.E.
en la empresa española ha sido preocupante, máxime si reparamos en el hecho de que la industria
española llevaba tiempo compitiendo con el exterior y pese a esto su competitividad ha caído desde 1990
respecto a los países de la OCDE, aún contando con el fuerte crecimiento de nuestra economía.
2. La industria española
Como es notorio, en los últimos 20 años ha cambiado sustancialmente la estructura sectorial del producto
interior bruto de la economía española, pasando del 37% al 62,5% para el sector Servicios, del 24% al
4,5% para el Agrario, y del 39% al 33% para la Industria y Construcción, variación que se incrementa
notablemente desde nuestra incorporación a la Europa Comunitaria.
Respecto a la estructura industrial regional, aquellas regiones más industrializadas se han visto
sensiblemente afectadas por la crisis económica, especialmente en los sectores de bienes de equipo,
automóvil, textil, aeronáutica y energía eléctrica, así como la construcción naval y la siderometalurgia. En
cuanto a las menos industrializadas, su principal característica es la falta de una infraestructura básica que
posibilite su desarrollo. Independientemente de cual ha sido su particular evolución, podemos destacar
algunas características comunes a todas las regiones: a) la importancia de las PYME; b) la presencia en
mayor o menor medida de una industria agroalimentaria; y c) el crecimiento del sector servicios.
Recordemos la situación de la industria española en el momento de nuestra incorporación a la Comunidad
Europea, era básicamente la siguiente:
a) Proteccionismo: se partía de una situación de proteccionismo superior al resto de países comunitarios,
no se tenía hábito de competir libremente con otras empresas europeas.
b) Estructura industrial: estructura industrial demasiado especializada en sectores en los que la demanda
es débil (sectores no básicos o básicos sensibles o en crisis).
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c) Dimensión: inferior a la media comunitaria, estando en muchos casos por debajo del mínimo de
eficiencia técnica (dimensión óptima).
d) Tecnología: inferior a la media comunitaria (fuerte dependencia tecnológica del exterior; escasez
presupuestaria; falta de infraestructura científica y tecnológica; escasa demanda de tecnología nacional
por el Estado; etc.).
e) Estructura financiera: mayor peso de los recursos ajenos sobre los propios y dentro de aquéllos del
crédito bancario sobre otras formas de endeudamiento.
f) Costes salariales: si bien la situación inicial era de menor coste relativo respecto a la Comunidad, en los
últimos años estos costes han crecido más rápidamente en España que la media comunitaria.
3. La empresa española
¿Cuál era la situación del parque empresarial español?. Considerando su dimensión, hemos de resaltar la
altísima proporción de PYME, 93,8% (75,1% pequeñas empresas y 18,7% medianas) y frente a un 6,2%
de gran empresa. En cuanto a su localización, por Comunidades Autónomas, el mayor número de
empresas se encuentra en Cataluña (Barcelona), Madrid, Comunidad Valenciana (Valencia y Alicante) y
País Vasco (Vizcaya). Respecto a su diversificación productiva, ésta representa aproximadamente un
17%, de la cual un 72% de empresas diversificadas, de tamaño medio-grande, actúa sólo en dos ramas de
actividad.
¿Cómo se han visto afectadas las empresas españolas por el M.U.E.? ¿Cuál era su situación en el
momento de la integración? Señalemos los siguientes aspectos, más significativos:
a) Estructura organizativa:
-carácter personalista;
-propiedad ligada a una familia;
-dificultad para cooperar con otras empresas.
b) Métodos de producción:
-equipos productivos poco modernos;
-no incorporación de innovación tecnológica;
-necesidad de personal con preparación técnica;
-tecnología inadecuada a las exigencias del mercado;
-incapacidad para adaptarse al mercado.
c) Gestión comercial:
-confianza en la calidad de sus productos y servicios;
-capacidad para competir con otras empresas europeas;
-necesidad de mejorar sensiblemente el control de la calidad.
d) Capacidad financiera:
-principal problema para su potencial crecimiento;
-interés por créditos europeos en mejores condiciones.
e) Actividad Comercial:
-el M.U.E. es una buena oportunidad para salir al exterior, pero no existe una intención real de
abrir nuevos mercados;
-se desconoce la reglamentación técnica del mercado y no se tiene infraestructura suficiente;
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-intuyen una competencia muy fuerte en el exterior y esperan competencia de empresas de otros
países en sus mercados tradicionales;
-desconocen el mercado internacional y la evolución que pueda seguir el mismo a corto y largo
plazo.
Especialmente podemos señalar tres aspectos en los cuales las empresas españolas se sienten en
inferioridad de condiciones respecto a la Europa Comunitaria:
-falta de medios de financiación, que impiden el poder aprovechar sus oportunidades de inversión y
crecimiento;
-falta de innovación tecnológica y de cualificación y formación de su personal;
-falta de capacidad económica de reacción para adaptarse a la nueva situación por no disponer de medios
financieros, técnicos ni profesionales.
En cuanto a cúales son sus principales ventajas, éstas se derivan de:
• la gestión comercial, su dinamismo comercial, confiando en el mayor y mejor conocimiento de
los productos (más selectivos) y de los mercados (más segmentados);
• su capacidad de reacción.
Los principales inconvenientes:
• su estructura organizativa,
• los métodos de producción,
• su falta de medios de financiación,
• la falta de innovación tecnológica,
• la cualificación del personal,
• su falta de actitud exportadora,
• su escasa capacidad económica,
• su escepticismo y desinterés por el M.U.E.,
• su escaso espíritu asociativo y cooperador.
Es decir, en resumen, existe una falta de adecuación de los medios productivos empleados y de la
tecnología disponible, para satisfacer adecuadamente las demandas del mercado y ser competitivos en
materia de calidad y precios.
No existe intención de salir a competir a otros países de la Comunidad, manifestándose un escaso interés
por colaborar con empresas europeas y/o por establecer redes de distribución en los países comunitarios.
Se manifiesta una clara tendencia a explotar las ventajas derivadas de su mejor gestión comercial, debido
al conocimiento de sus productos y sus mercados, centrándose en aquellos productos de demanda más
selectiva y segmentada.
4. El Mercado Unico Europeo
Frente a estas conclusiones relativas a la situación y la actitud de las empresas españolas ante el M.U.E.,
también hemos de considerar una serie de circunstancias derivadas de su implantación, como son:
• Unas nuevas reglas de juego para la competencia entre las empresas, que requieren un constante
esfuerzo por conocerlas, estar al día e innovar si quieren seguir siendo competitivas.
• Una desregulación europea derivada de la supresión de barreras y de la normalización técnica
productiva.
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• Unos menores costes de aprovisionamiento, una mayor eficacia y eficiencia productiva, una mayor
productividad, una mejor adecuación en la relación coste/beneficio.
• Una situación de libre competencia entre todas las empresas europeas en el marco de un único mercado.
• Los principales efectos positivos del M.U.E. han sido:
• aumento de la competencia,
• facilidad para exportar/importar,
• apertura de los mercados financieros,
• homologación de las normas técnicas.
5. Las estrategias a seguir
En cuanto a las estrategias a seguir por las empresas españolas de cara al M.U.E., podemos destacar tres
aspectos:
1. Fijación de objetivos:
• especializarse en uno o varios segmentos rentables del mercado.
• redimensionarse para ofrecer mejor gama de productos.
2. Tipo de estrategia:
• reducción de costes de producción;
• expansión geográfica de sus mercados;
• diversificación de productos;
• diferenciación respecto a los competidores;
• diversificación de la actividad.
Frente a estas necesarias tendencias estratégicas, de adaptación al nuevo entorno europeo, se evidencia
que no existe una estrategia específica de cara al M.U.E., observándose más bien una adaptación a
posteriori en función de los cambios del entorno y sobre la base de la falta de información y del
desconocimiento del significado y las consecuencias del M.U.E.
3. Medidas para mejorar la competitividad:
a) Modernización de la producción e innovación de productos:
• adaptación de las nuevas tecnologías
(mayor productividad y mejor calidad);
• búsqueda de nuevos productos;
• acceso a programas comunitarios de I+D;
• aplicación de normas técnicas comunitarias.
La realidad demuestra que no se han tomado medidas en este sentido:
• no se dedican recursos a I+D;
• no se solicitan ayudas a los programas europeos;
• no se aplican las normas técnicas comunitarias.
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b) Cualificación del personal:
• factor productivo muy importante;
• incorporación de personal cualificado;
• necesidad de mejorar la cualificación en: idiomas, nuevas tecnologías, nuevas técnicas de
ventas.
Pero la realidad indica que:
• no se destinan recursos a formación del personal;
• no se contratarían trabajadores extranjeros;
• no se domina otro idioma comunitario.
c) Acceso a fuentes de financiación:
• compaginar autofinanciación y participación externa (mayor capacidad de endeudamiento);
• utilizar el leasing (es accesible, tiene ventajas fiscales, es sencillo);
• utilizar mercados financieros comunitarios:
-disposición a pedir créditos en el exterior;
-operar financieramente en el exterior;
-utilizar el ECU en sus operaciones.
La realidad es:
• dificultad de acceso a las fuentes financieras;
• elevado coste del dinero por parte de la Banca española;
• condiciones muy rígidas para la concesión de préstamos;
• insuficiente capitalización (menor capacidad de endeudamiento);
• retraso en el pago de los clientes.
6. La convergencia
Como muestran los principales indicadores socio-económicos, la evolución seguida por la economía
española se ha ajustado, en líneas generales, a la registrada tanto a nivel europeo como internacional -con
lógicas variaciones puntuales, debidas fundamentalmente al distinto comportamiento de sus sectores
económicos-, produciéndose un notable crecimiento en los últimos diez años. ¿Qué ha significado esta
tasa de crecimiento? básicamente unos mayores niveles de bienestar social y reducir sensiblemente las
diferencias con el resto de Europa.
Pero si bien es cierto que nuestra economía creció en el período comprendido entre 1985 y 1989 por
encima de la media europea, también es cierto que partíamos de unas posiciones sensiblemente más bajas
que esa media europea.
Nos encontramos ante una de las etapas históricas más expansivas de la economía española, en la que se
produce el mayor progreso económico desde la década de los años 60. La tasa nacional media anual de
crecimiento real del PIB fue del 5%, crecimiento que todavía se mantuvo, aunque a niveles inferiores, en
los dos años siguientes, 1990 (3,7%) y 1991 (2,2%).
Pero a partir de 1992 (0,7%) se entra -ya claramente- en una profunda crisis, que se venía apuntando con
los descensos de actividad registrados en los dos años inmediatamente anteriores. En general el balance
macroeconómico de 1991-1994 fue negativo, la tasa de crecimiento fue muy baja e incluso negativa en
1993 (-1,1%) -el nivel relativo de renta llegó a situarse en valores similares a los de 1975-. Si bien dicha
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tasa de crecimiento fue similar a la europea, en términos relativos todavía seguimos muy separados de
Europa, como muestran los principales indicadores y las conocidas deficiencias estructurales de nuestro
país.
Este hecho hace que, pese a los avances conseguidos, nuestro país siga estando entre los últimos, según
indicadores de desarrollo económico. Los objetivos de esta notable etapa de crecimiento deberían haber
sido lograr una estructura económico-productiva más saneada y más sólida, y mantener los niveles de
desarrollo conseguidos. Cuestión que, como después vino a demostrar la crisis, no se logró plenamente.
Esperemos que la reactivación que se produjo durante 1994 (2,2%) y el crecimiento registrado en 1995 y
1996, sirvan para corregir algunos de aquellos errores.
¿Cuál es la situación de la economía española en este momento? Podemos afirmar que España es un país
europeo por derecho, pero no lo es de hecho pues, según muestran los indicadores económicos más
elementales, nos encontramos por debajo de la media comunitaria (79% del PIB medio comunitario).
Recordemos que, en los últimos años, España no cumplía ninguna de las condiciones de Convergencia de
Maastricht, y, tradicionalmente, siempre ha ocupado uno de los últimos lugares entre los países
comunitarios respecto a estos indicadores, por delante de Italia, Portugal y Grecia.
Por otro lado, estos indicadores tienen especial incidencia en la actividad empresarial si pensamos en sus
efectos sobre: bienes (inflación), mano de obra (costes salariales), dinero (tipo de interés). Además, el
problema del paro es preocupante en la medida en que un menor empleo significa en términos generales
menos renta y menos riqueza (menos demanda, menos ahorro y menos inversión).
Desde nuestro ingreso en la C.E.E. han sido varios los intentos formales por aproximarnos en condiciones
de igualdad a la situación socio-económica del resto de países de la Europa Comunitaria. Así, tras el
fracaso del Pacto Social de Progreso de 1990, en el cual ya se recogían algunas propuestas para adaptar
nuestra economía a la comunitaria, el anterior Gobierno optó por la elaboración de un Plan de
Convergencia con la Comunidad Europea (1992-1996), inconcluso y del que no se conocen sus
resultados. El actual Gobierno ha tomado una serie de medidas de choque para propiciar un marco
económico, jurídico-administrativo, laboral, fiscal y financiero que favorezca las condiciones de la
economía española en los ejercicios de 1996 y 1997, cuyos resultados podremos conocer prontamente. En
este sentido, las recomendaciones de la O.C.D.E. para la economía española, para el período 1996-1997
eran las siguientes: reducción del déficit público, reducción de la deuda pública, reestructuración del
sistema de protección social, reestructuración del sistema sanitario y reestructuración del mercado laboral
y de las condiciones de despido.
Ante esta situación, el Gobierno español corre el peligro de efectuar una convergencia nominal con la
Europa Comunitaria (para cumplir los indicadores) y en cambio no abordar aquellas políticas de
estabilidad macroeconómica y aquellas reformas estructurales que posibiliten una convergencia socioeconómica real en términos de riqueza y bienestar (flexibilización de los mercados de capitales;
incentivos fiscales a la inversión, formación e investigación; dotación de infraestructuras; competitividad
de las empresas: internacionalización de sus actividades y comercialización de sus productos, mejora de
la calidad de los mismos, incorporación de diseño propio, acceso a nuevas tecnologías, etc.).
La economía se encamina hacia una situación de incremento de la libre competencia en la que
sobrevivirán y se autoseleccionarán aquellas empresas que hayan sabido realizar la renovación y/o
adecuación de su estructura productiva y hayan sabido encontrar un segmento de mercado en el cual
especializarse. Por otro lado, al ampliarse el mercado, es necesario efectuar un redimensionamiento
mediante fusiones o concentraciones, o estableciendo estrategias de cooperación entre empresas
nacionales y/o internacionales.
Recordemos que el nuevo entorno económico de las empresas es un entorno económico, político, social y
cultural europeo, con nuevas normas y formas de actuación y comportamiento a los que adaptarse y
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acostumbrarse: una situación de libre competencia entre todas las empresas europeas en el marco de un
único mercado. Las empresas han de presentar un nuevo estilo de actuación compitiendo libremente, en
una nueva dimensión europea.
7. Conclusiones
Aunque durante los últimos diez años se ha producido un fuerte crecimiento de la economía española,
también es cierto que éste se ha visto acompañado por un proceso de desindustrialización y de pérdida de
competitividad ante el resto de países europeos. En general la empresa española sigue soportando
importantes desventajas en comparación con la Comunidad: secuelas del proteccionismo, especialización
en sectores de mercado decreciente, dimensión ineficiente, dependencia tecnológica del exterior, escasa
autofinanciación, costes salariales crecientes, escasa diversificación productiva, insuficiente cualificación
profesional, etc.
El M.U.E. ha supuesto una liberalización de las condiciones en las que actúan las empresas españolas,
una mayor apertura y una necesidad de modernización, un incremento de la oferta de productos y
servicios y de demanda de calidad en los mismos, es decir, una mayor competencia.
Analizando las amenazas y oportunidades que el M.U.E. representa para las empresas españolas y
contemplando cuáles son sus principales puntos fuertes y débiles, encontramos una serie de desventajas
estructurales importantes, que se refieren a aspectos tales como: (1) estructura organizativa (de carácter
personalista y de propiedad familiar); (2) métodos de producción (equipos productivos anticuados, no se
incorpora innovación tecnológica, personal sin preparación técnica adecuada); (3) capacidad financiera
(limitaciones para acceder a créditos en mejores condiciones); (4) gestión comercial (control de la
calidad); (5) actividad comercial (desconocen el mercado internacional y su reglamentación técnica); (6)
capacidad económica (falta de medios financieros, técnicos y profesionales para adaptarse al entorno); (7)
desinformación (desconocimiento y desinterés por el M.U.E.).
Desventajas que podemos resumir en una idea: falta de capacidad para reaccionar y adaptarse a la nueva
situación por no disponer de medios financieros (lo que impide aprovechar oportunidades de inversión y
crecimiento), técnicos (requiere innovación tecnológica) y profesionales (necesita personal formado y
cualificado). Actualmente los medios productivos empleados y la tecnología disponible no son los
adecuados para satisfacer adecuadamente la demanda del mercado y ser competitivos en calidad y
precios.
A ello se une una falta de concienciación frente al M.U.E. y el no haber adoptado estrategias específicas
para contrarrestar sus efectos negativos (competencia y cambios importantes en su entorno más
inmediato), beneficiándose de los positivos (su mejor gestión comercial debido a un mejor conocimiento
de sus productos y sus mercados).
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