JURISPRUDENCIA Contrato de trabajo. Extinción por acuerdo de partes. Homologación ministerial que veda al trabajador la posibilidad de discutir la validez del acto rescisorio. Plenario 137 "Lafalce". Casanova Gabriel Adrián, C.N.A.T., Sala X, 30/4/09. El Dr. Gregorio Corach, dijo: Llegan las presentes actuaciones a conocimiento de esta alzada a propósito de los recursos que contra la sentencia de fs. 337/340 interpusieran las partes actora a fs. 396/398 y demandada a fs. 390/394, mereciendo ambas réplicas de sus contrarias a fs. 404/405 y fs. 400/401. Asimismo, a fs. 341 apela el perito contador sus honorarios por considerarlos exiguos. Se agravia la parte actora porque la sentenciante anterior no hizo lugar al rubro “gratificación-sueldo 14” correspondiente al año 2007 y proporcional 2008 que fuera reclamado en el inicio. Por su parte, la demandada mantiene la apelación deducida a f. 328 en los términos del art. 110, L.O. solicitando la revocatoria del auto de fecha 19/11/08 mediante el cual se la tuvo por remisa en la prueba contable. Asimismo, se queja por la valoración que hiciera la “a quo” de las pruebas rendidas en autos al considerar no acreditada la causal invocada como fundamento del despido dispuesto por su parte. También lo hace por la procedencia de la indemnización prevista en el art. 2 de la Ley 25.323 y del SAC prop.1er cuota 2008. Por último, se agravia respecto de la forma en que fueron impuestas las costas en origen, a la vez que apela los honorarios regulados en la instancia anterior a todos los profesionales intervinientes y al perito contador. Por una cuestión de estricto orden metodológico trataré en primer término los agravios deducidos por la parte demandada. Previo al análisis del fondo y frente a la apelación deducida por la accionada que fuera mantenida en los términos del art. 110, L.O., contra la resolución de fecha 19/11/08 que dejó sin efecto la peritación contable por su exclusiva responsabilidad, debo señalar que contrariamente a lo manifestado por la recurrente el experto contable a f. 317 solicitó oportunamente los elementos documentales requeridos en los puntos de periciales propuestos en el inicio y correspondientes al período de vigencia de la relación del actor a los fines de efectivizar la compulsa, la cual no pudo llevarse a cabo por la falta de exhibición de los mismos. Sentado ello, si bien la demandada denunció otro día a los fines de efectivizar la compulsa de la documentación (ver f. 321), lo cierto es que según lo informado por el oficial “ad hoc” designado a tal efecto ante el requerimiento del experto se le informó que la empresa no tenía los libros contables del HSBC, legajo del actor, recibos de sueldo originales, cesiones de derechos por escrito en referencia a los cheques 44645096 B.N.A. y 11143836, registros contables de la suc. Avellaneda, caja 4, etc. ..., imposibilitando nuevamente llevar a cabo la pericia ordenada y generando dicha omisión presunción a favor del trabajador respecto de los datos que debían constar en tales asientos (art. 55, L.C.T.). En consecuencia, corresponde confirmar este segmento de la queja. En cuanto a las circunstancias que motivaron el despido directo del actor, surge de las constancias de autos que el vínculo se extinguió por decisión del empleador con fecha 12/2/08, en base a las causales invocadas en la escritura rescisoria a saber, por el hecho de supuestamente haber recibido depósitos en cheques con cláusula “no a la orden” y depositados por un tercero en una cuenta distinta a la del beneficiario de los valores, violando la comunicación interna “P” 778/24 que en Cap. 34, secc. III, en cuanto determina los controles que deben hacerse al respecto. En este sentido, correspondía a la demandada la prueba de dicha causal rupturista la cual –a mi ver– no luce acreditada en autos. Ello por cuanto, la accionada no aportó prueba eficaz que demuestre que el actor hubiera realizado las maniobras referidas en la misiva rescisoria sin la pertinente cesión de derechos. Nótese, que la documentación obrante a fs. 123/125 evidencia la existencia de la cesión de derechos de los cheques denunciados por la demandada (ver fs.115 vta./116). Sumado a ello, las testimoniales producidas en autos nada aportan respecto a las circunstancias que motivaron el despido del actor ni la conducta por él asumida, dando cuenta sólo de la normativa vigente respecto al depósito de cheques con cláusula no a la orden por lo que no forman convicción al respecto. Sólo a mayor abundamiento, la declaración del testigo Rossi (fs.296/298) no empece lo expuesto precedentemente toda vez que si bien hace referencia a los comentarios de un cliente de apellido Rodríguez respecto a la conducta del actor, lo cierto es que no existe documentación alguna que avalen sus comentarios. Nótese, que ni siquiera dicho cliente fue propuesto como testigo a los fines probatorios por lo que la declaración basada en comentarios de un tercero respecto de la conducta aquí discutida no siendo hechos de los cuales haya tenido un conocimiento directo, no revisten entidad probatoria al respecto. En definitiva, considero –tal como lo sostuviera la sentenciante de grado– que la demandada no ha logrado acreditar los hechos injuriosos que motivaron el despido por lo que el mismo devino injustificado en los términos del art. 242, L.C.T. Ahora bien, en lo que hace a la validez del acuerdo suscripto por las partes, debo señalar que, conforme surge de las constancias de la causa se firmó un acuerdo de voluntades con total discernimiento, intención y libertad y que no existe un vicio de la voluntad debidamente acreditado. Asimismo, advierto que el accionante ni siquiera invocó en el inicio la existencia de alguno de los vicios enumerados en el primer párrafo del art. 954 del C.C., que obste a la validez del acto y la mención que hizo en cuanto a que no tuvo otro remedio que aceptar la decisión de su empleadora frente a la pérdida del empleo, no surge acreditada en autos, por lo que no encuentro fundamentos suficientes que me lleven a considerar nulo el acto que, por su naturaleza, se presume legítimo. A mayor abundamiento, señalo que la homologación ministerial del acuerdo rescisorio, veda al trabajador la posibilidad de discutir la validez de ese acto rescisorio, que sólo podría considerarse inoponible mediante redargución de falsedad que conlleva la nulidad de la homologación, en acción que debería sustanciarse en forma conjunta contra la empleadora y la autoridad administrativa (en igual sentido, C.N.A.T., Sala IV, Sent. 68.175 del 23/10/92 in re: “Sotelo Fabián c/Telefónica de Argentina”). Por lo tanto, habiendo manifestado en el convenio aludido que “... la firma del mismo implicará que los trabajadores firmantes nada mas tendrán que reclamar por cualquier concepto relacionado con el llamado sueldo 14 hasta el 30 de junio de 2006 ...” (ver cláusula octavo del acuerdo obrante a fs. 370/373) , resulta de aplicación la doctrina sentada en el Plenario 137 dictado en los autos: “Lafalce Angel y otros c/Enrique Schuster S.A.”, conforme la cual la manifestación aludida “hace cosa juzgada en juicio posterior donde se reclama un crédito que no fue objeto del proceso conciliado”. En consecuencia, teniendo en cuenta lo señalado precedentemente, considero que el acuerdo suscripto por las partes es válido en todos sus términos. Finalmente, y sólo a mayor abundamiento resulta insoslayable mencionar que el accionante no puede, más de dos años después de la firma del acuerdo en cuestión, pretender desconocer sus propios actos y, en consecuencia, iniciar una demanda planteando la nulidad del mismo a fin de percibir el rubro en cuestión, toda vez que de acuerdo a la llamada “Teoría de los actos propios”, nadie puede válidamente ponerse en contradicción con sus propios actos a través del ejercicio de una conducta incompatible con una anterior, deliberada, jurídicamente relevante y plenamente eficaz (C.S.J.N. Fallos 275:235:294:220:300:480), máxime cuando en el acuerdo mencionado celebrado el 4 de mayo de 2006 el actor, con la presencia de un representante sindical, manifestó que nada más tendría que reclamar por dicho concepto (esto es: “gratificación - sueldo 14” con posterioridad al 30 de junio de 2006). Por último, cabe señalar que la actora en su escrito de inicio sólo se limitó a señalar que lo obligaron a suscribir ante el Ministerio de Trabajo un acta mediante la cual se modificaba el sistema remuneratorio vigente, reemplazando “la gratificación de febrero sueldo 14” que venían percibiendo desde su ingreso por un sistema de “bonus variable”, sin siquiera invocar en forma clara y precisa el perjuicio concreto que le irrogó dicho cambio. En consecuencia, no cabe otra solución que confirmar el fallo de anterior grado. En cuanto a la admisibilidad de la indemnización prevista en el art. 2 de la Ley 25.323, teniendo en cuenta que el actor intimó en forma fehaciente (ver CD de fs. 130 –ver sobre reservado nº 1887– reconocida a f. 187) a fin que le abonen las indemnizaciones derivadas del despido directo –el que a la luz de lo resuelto devino injustificado– y toda vez que la accionada no cumplió con dicha obligación dando lugar a la promoción de la presente acción, corresponde admitir su procedencia confirmando en este aspecto la sentencia recurrida. Respecto al rubro reclamado en concepto de SAC proporcional 1º cuota 2008, toda vez que la demandada no aportó prueba alguna que acredite su cancelación (arts. 138 y 140, L.C.T.), corresponde confirmar su procedencia en esta instancia. Respecto de la forma en que fueron impuestas las costas, no encuentro fundamento ni mérito alguno que me permita apartar del principio objetivo de la derrota que rige en nuestra materia (art. 68, C.P.C.C.N) y, si bien es cierto que el monto por el que prospera la demanda es inferior al reclamado, no se puede adoptar un criterio puramente aritmético para la fijación de las costas del proceso, máxime, cuando en lo sustancial resultó vencida la demandada, por lo que propicio su confirmación. En cuanto a los honorarios regulados en la anterior instancia a todos los profesionales intervinientes y al perito contador, teniendo en cuenta el mérito y extensión de las tareas realizadas y las pautas arancelarias vigentes, estimo que los mismos lucen razonables y ajustados a derecho por lo que propicio su confirmación en esta instancia (art. 38, LO). Propongo imponer las costas de alzada a la demandada vencida (art. 68, C.P.C.C.N.), regulándose los honorarios de la representación y patrocinio letrado de las partes actora y demandada en el veinticinco por ciento (25%), a cada uno respectivamente, de lo que les corresponda por su actuación en la instancia anterior (art. 14 de ley arancelaria). Por todo lo expuesto, de prosperar mi voto, sugiero: 1. Confirmar la sentencia recurrida en todo lo que ha sido materia de recursos y agravios. 2) Imponer las costas de alzada a la demandada vencida en lo principal (art. 68, C.P.C.C.N.). 3. Regular los honorarios de la representación y patrocinio letrado de las partes actora y demandada en el veinticinco por ciento (25%), a cada uno respectivamente, de lo que les corresponda por su actuación en la instancia anterior (art. 14 de ley arancelaria). El Doctor Daniel E. Stortini, dijo: Adhiero al voto del apreciado vocal preopinante, aunque voy a formular una salvedad respecto de lo allí afirmado sobre la denominada teoría de los actos propios. En anteriores pronunciamientos –incluso como juez de la primera instancia he tenido oportunidad de aplicar la doctrina de los actos propios al empleador que incurrió en contradicción con una anterior conducta deliberada, jurídicamente relevante y plenamente eficaz, tal como lo ha sostenido la Corte Suprema de Justicia de la Nación (ver, entre otros, Fallos 294:220; 305:1304). Sin embargo, en lo concerniente al trabajador la aplicación de tal doctrina se halla enfrentada con uno de los principios del derecho del trabajo, como es el de irrenunciabilidad que prevé el art. 12 de la L.C.T. y por tanto los “actos propios” del dependiente no son válidos en cuanto sean susceptibles de suprimir derechos reconocidos por el plexo normativo que constituye el conocido orden público laboral. No obstante la salvedad precedentemente efectuada, lo cierto es que en el voto del doctor Corach sólo se menciona la doctrina de los propios actos “... a mayor abundamiento ...”, por lo cual lo aquí expresado en mi voto no altera la solución de la contienda. De tal modo, adhiero al voto que precede. Por lo que resulta del acuerdo que antecede, EL TRIBUNAL RESUELVE: 1. Confirmar la sentencia recurrida en todo lo que ha sido materia de recursos y agravios. 2. Imponer las costas de alzada a la demandada vencida en lo principal (art. 68, C.P.C.C.N). 3. Regular los honorarios de la representación y patrocinio letrado de las partes actora y demandada en el veinticinco por ciento (25%), a cada uno respectivamente, de lo que les corresponda por su actuación en la instancia anterior (art. 14 de ley arancelaria). Se deja constancia que la tercer vocalía se encuentra vacante (art. 109, R.J.N.). Cópiese, regístrese, notifíquese y oportunamente, devuélvase. Ante mí.