Nº 28 | Jueves, 26 de enero de Nacional Caballo Ver Madrid Literatura, A Narrativa. Internacional Cultura Madrid Sociedad Religión Economía Deportes La multa del «botellón» la pagará papá El Defensor del Menor exije que las sanciones administrativas a jóvenes, que no se ejecutan por falta de solvencia, las afronten los progenitores.Fija en 14 años la edad mínima de responsabilidad y que se convalide la multa con trabajo social Jaime G. Treceño Espectáculos Gente Toros Televisión A la contra Autonomías Necrológicas Editoriales La primera Tribuna libre En alza, en baja Columnistas Gente Viñetas Punto de mira Cartas al director El submarino El tiempo La red La bolsa Cartelera Televisión y radio Lotería Horóscopo Nuestros enlaces Parte de nieve Madrid- Qué placer produce levantarse un sábado por la mañana con la cara hinchada y los ojos inyectados en sangre por no haber conseguido contar más de dos ovejas seguidas a causa de la perorata etílica de un grupo de chavales que decidieron que de todas las esquinas, calles y distritos de la ciudad, el espacio que se encuentra bajo su ventana es el que mejor «rollo» les da para vaciar unas botellas. Qué agradable es cuando uno decide por fin bajar a la calle y pisa sin querer los orines de los mozalbetes, mientras trataba de esquivar las botellas que convenientemente se habían encargado de depositar en el suelo. En el mejor de los casos, se presentará la Policía Municipal, después de haberles llamado por teléfono más de una y dos veces para quejarse, y extenderá a los menores una «receta» por valor de 300 euros, que por ser insolventes no pagarán. «Impunidad». «La mayor parte de los menores multados eluden su responsabilidad por carecer de recursos», asegura el Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, Pedro Núñez Morgades, quien dice querer acabar de una vez por todas con esta impunidad. Por ello, ha remitido a la Asamblea de Madrid una serie de medidas para que eleve a las Cortes una propuesta de modificación de la Ley de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y Procedimiento Administrativo Común. «Se ha generado un marco de impunidad con los menores, del que son conscientes, del que incluso alardean ante los cuerpos de seguridad», señala Núñez Morgades. La modificación sería de aplicación única y exclusivamente a las sanciones administrativas tales como, entre otras, portar armas blancas, orinar en la calle o participar en un «botellón». El Defensor del Menor propone tres cambios fundamentales en la ley. El primero está referido a la edad mínima para resultar Un grupo de chicos se «ponen las botas» de alcohol y demás bebidas en el parque del Oeste Madrid- Qué placer produce levantarse un sábado por la mañana con la cara hinchada y los ojos inyectados en sangre por no haber conseguido contar más de dos ovejas seguidas a causa de la perorata etílica de un grupo de chavales que decidieron que de todas las esquinas, calles y distritos de la ciudad, el espacio que se encuentra bajo su ventana es el que mejor «rollo» les da para vaciar unas botellas. Qué agradable es cuando uno decide por fin bajar a la calle y pisa sin querer los orines de los mozalbetes, mientras trataba de esquivar las botellas que convenientemente se habían encargado de depositar en el suelo. En el mejor de los casos, se presentará la Policía Municipal, después de haberles llamado por teléfono más de una y dos veces para quejarse, y extenderá a los menores una «receta» por valor de 300 euros, que por ser insolventes no pagarán. «Impunidad». «La mayor parte de los menores multados eluden su responsabilidad por carecer de recursos», asegura el Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, Pedro Núñez Morgades, quien dice querer acabar de una vez por todas con esta impunidad. Por ello, ha remitido a la Asamblea de Madrid una serie de medidas para que eleve a las Cortes una propuesta de modificación de la Ley de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y Procedimiento Administrativo Común. «Se ha generado un marco de impunidad con los menores, del que son conscientes, del que incluso alardean ante los cuerpos de seguridad», señala Núñez Morgades. La modificación sería de aplicación única y exclusivamente a las sanciones administrativas tales como, entre otras, portar armas blancas, orinar en la calle o participar en un «botellón». El Defensor del Menor propone tres cambios fundamentales en la ley. El primero está referido a la edad mínima para resultar responsable de infracciones administrativas. Hasta Suplementos responsable de infracciones ahora no había una limitación específica. Núñez Morgades quiere que «salvo que las normas administrativas. Hasta ahora no había una limitación específica. Núñez Morgades sancionadoras sectoriales establezcan otra cosa quiere que «salvo que las normas en atención a la naturaleza de la sanción, finalidad y bienes jurídicos protegidos, el límite de edad a sancionadoras sectoriales establezcan partir del cual se puede exigir responsabilidad por otra cosa en atención a la naturaleza de la una infracción administrativa es de catorce años», sostiene en su propuesta. En cuanto a las sanción, finalidad y bienes jurídicos sanciones, Núñez Morgades quiere que los protegidos, el límite de edad a partir del menores tengan que asistir a programas cual se puede exigir responsabilidad por educativos «que fomenten el sentido de la una infracción administrativa es de catorce responsabilidad y el respeto por los derechos y años», sostiene en su propuesta. En libertades de los otros, por un plazo de hasta seis cuanto a las sanciones, Núñez Morgades meses, si la infracción fuese muy grave, y de quiere que los menores tengan que asistir hasta tres, si fuese grave. Atendiendo al interés del menor, a la naturaleza de los hechos a programas educativos «que fomenten el y los perjuicios causados, la sanción sentido de la responsabilidad y el respeto cometidos aplicable podrá consistir en prestaciones en por los derechos y libertades de los otros, beneficio de la comunidad que se desarrollarán en por un plazo de hasta seis meses, si la un número de sesiones previamente fijado. En infracción fuese muy grave, y de hasta caso de infracción grave, la sanción no excederá tres, si fuese grave. Atendiendo al interés de 50 horas y si la infracción fuese muy grave, la máxima será de 100 horas, si el infractor del menor, a la naturaleza de los hechos sanción tiene entre 14 y 16 años y 200 horas si es mayor cometidos y los perjuicios causados, la de 16. Las infracciones leves darán lugar a una sanción aplicable podrá consistir en amonestación». En la actualidad, la denominada prestaciones en beneficio de la comunidad popularmente «Ley Antibotellón» ya contempla que se desarrollarán en un número de sanciones paliativas. Hay un dato importante: sesiones previamente fijado. En caso de este tipo de medidas no podrán aplicarse si el menor no da su consentimiento. Si esto se infracción grave, la sanción no excederá produce se aplicará la multa correspondiente, «de de 50 horas y si la infracción fuese muy la que responderán solidariamente los padres o grave, la sanción máxima será de 100 tutores». «Tenemos que tener la complicidad de los padres y las administraciones. Los horas, si el infractor tiene entre 14 y 16 años y 200 horas si es mayor de 16. Las progenitores para que conciencien a sus hijos del cumplimiento de la sanción, y a los diferentes infracciones leves darán lugar a una organismos para que establezcan las líneas de amonestación». desarrollo de estos programas», según precisa En la actualidad, la denominada Núñez Morgades. En la propuesta de modificación se asegura que este tipo de trabajos «han de popularmente «Ley Antibotellón» ya contempla sanciones paliativas. Hay un tener un interés social o realizarse en beneficio de personas en situación de precariedad; estarán dato importante: este tipo de medidas no relacionadas, preferentemente, con la naturaleza podrán aplicarse si el menor no da su del bien jurídico lesionado; no podrán atentar consentimiento. Si esto se produce se contra la dignidad del menor y no estarán supeditadas a la consecución de un interés aplicará la multa correspondiente, «de la económico». Finalmente, atribuye la que responderán solidariamente los responsabilidad última de la sanción a padres y padres o tutores». «Tenemos que tener la tutores de los infractores. complicidad de los padres y las administraciones. Los progenitores para que conciencien a sus hijos del cumplimiento de la sanción, y a los diferentes organismos para que establezcan las líneas de desarrollo de estos programas», según precisa Núñez Morgades. En la propuesta de modificación se asegura que este tipo de trabajos «han de tener un interés social o realizarse en beneficio de personas en situación de precariedad; estarán relacionadas, preferentemente, con la naturaleza del bien jurídico lesionado; no podrán atentar contra la dignidad del menor y no estarán supeditadas a la consecución de un interés económico». Finalmente, atribuye la responsabilidad última de la sanción a padres y tutores de los infractores. Quien piense que la «Ley Antibotellón» ha acabado con el fenómeno sería aconsejable que se diese una vuelta una tarde-noche de un viernes, sábado o víspera de un festivo por el parque del Oeste antes de emitir una opinión como esa en público. La Policía Municipal ha conseguido desplazar las «ordas» de jóvenes con bolsas llenas de botellas y cartones de vino del centro de la ciudad a los parques. El del Oeste se ha convertido, sin lugar a dudas, en todo un ejemplo de ello. A los pies del faro de Moncloa, las botellas y desperdicios amanecen esparcidos sin orden ni concierto, como muestra de la resaca de la noche anterior. «La Policía Municipal lo sabe; lo que ocurre es que no hace mucho por impedirlo», asegura uno de los jóvenes que acude asiduamente a la zona. Otro de los problemas que se plantean es el de la seguridad, ya que no es difícil toparse con las típicas reyertas a causa del consumo de alcohol. Hay que decir que la presión policial evita que se consuma alcohol en la plaza del Dos de Mayo, pero no es menos cierto que en el momento en el que desaparecen y dejan de acudir al lugar, el fenómeno vuelve a reproducirse, como denunció a este periódico una de las vecinas de la plaza. Cuando la presencia de agentes es importante, los jóvenes suelen desplazarse a las calles adyacentes a la plaza o bien acuden a la zona de Fuencarral. Ellos son conscientes de las molestias que ocasionan al resto de personas, pero no hacen mucho más por evitarlo. «En algún sitio tendremos que estar, ya que en los bares y discotecas es imposible debido al precio», señalan algunos de estos jóvenes Madrid- Qué placer produce levantarse un sábado por la mañana con la cara hinchada y los ojos inyectados en sangre por no haber conseguido contar más de dos ovejas seguidas a causa de la perorata etílica de un grupo de chavales que decidieron que de todas las esquinas, calles y distritos de la ciudad, el espacio que se encuentra bajo su ventana es el que mejor «rollo» les da para vaciar unas botellas. Qué agradable es cuando uno decide por fin bajar a la calle y pisa sin querer los orines de los mozalbetes, mientras trataba de esquivar las botellas que convenientemente se habían encargado de depositar en el suelo. En el mejor de los casos, se presentará la Policía Municipal, después de haberles llamado por teléfono más de una y dos veces para quejarse, y extenderá a los menores una «receta» por valor de 300 euros, que por ser insolventes no pagarán. «Impunidad». «La mayor parte de los menores multados eluden su responsabilidad por carecer de recursos», asegura el Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, Pedro Núñez Morgades, quien dice querer acabar de una vez por todas con esta impunidad. Por ello, ha remitido a la Asamblea de Madrid una serie de medidas para que eleve a las Cortes una propuesta de modificación de la Ley de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y Procedimiento Administrativo Común. «Se ha generado un marco de impunidad con los menores, del que son conscientes, del que incluso alardean ante los cuerpos de seguridad», señala Núñez Morgades. La modificación sería de aplicación única y exclusivamente a las sanciones administrativas tales como, entre otras, portar armas blancas, orinar en la calle o participar en un «botellón». El Defensor del Menor propone tres cambios fundamentales en la ley. El primero está referido a la edad mínima para resultar responsable de infracciones administrativas. Hasta ahora no había una limitación específica. Núñez Morgades quiere que «salvo que las normas sancionadoras sectoriales establezcan otra cosa en atención a la naturaleza de la sanción, finalidad y bienes jurídicos protegidos, el límite de edad a partir del cual se puede exigir responsabilidad por una infracción administrativa es de catorce años», sostiene en su propuesta. En cuanto a las sanciones, Núñez Morgades quiere que los menores tengan que asistir a programas educativos «que fomenten el sentido de la responsabilidad y el respeto por los derechos y libertades de los otros, por un plazo de hasta seis meses, si la infracción fuese muy grave, y de hasta tres, si fuese grave. Atendiendo al interés del menor, a la naturaleza de los hechos cometidos y los perjuicios causados, la sanción aplicable podrá consistir en prestaciones en beneficio de la comunidad que se desarrollarán en un número de sesiones previamente fijado. En caso de infracción grave, la sanción no excederá de 50 horas y si la infracción fuese muy grave, la sanción máxima será de 100 horas, si el infractor tiene entre 14 y 16 años y 200 horas si es mayor de 16. Las infracciones leves darán lugar a una amonestación». En la actualidad, la denominada popularmente «Ley Antibotellón» ya contempla sanciones paliativas. Hay un dato importante: este tipo de medidas no podrán aplicarse si el menor no da su consentimiento. Si esto se produce se aplicará la multa correspondiente, «de la que responderán solidariamente los padres o tutores». «Tenemos que tener la complicidad de los padres y las administraciones. Los progenitores para que conciencien a sus hijos del cumplimiento de la sanción, y a los diferentes organismos para que establezcan las líneas de desarrollo de estos programas», según precisa Núñez Morgades. En la propuesta de modificación se asegura que este tipo de trabajos «han de tener un interés social o realizarse en beneficio de personas en situación de precariedad; estarán relacionadas, preferentemente, con la naturaleza del bien jurídico lesionado; no podrán atentar contra la dignidad del menor y no estarán supeditadas a la consecución de un interés económico». Finalmente, atribuye la responsabilidad última de la sanción a padres y tutores de los infractores. 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