Expertos chilenos encuentran remedio para la colestasis gravídica

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Expertos chilenos encuentran remedio para la colestasis gravídica
06 de mayo de 2004
Académicos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile
- Por primera vez en el mundo, investigadores del plantel demostraron que el uso de ácido
ursodeoxicólico en las mujeres embarazadas que presentan la enfermedad disminuye los
síntomas, mejora las alteraciones hepáticas y previene parto prematuro y riesgo de muerte del
feto.
Es una intensa picazón que comienza en el tercer trimestre del embarazo: molestia
especialmente fuerte en las palmas de las manos y plantas de los pies, más que nada durante
las noches; en algunos casos, produce ictericia.
"La colestasis gravídica es una alteración hepática que se traduce en estos síntomas, muy
incómodos para la madre, pero sin riesgo vital puesto que desaparecen una vez que nace su
hijo", señala el doctor Humberto Reyes, académico del Programa de Fisiopatología de la
Facultad de Medicina de la Universidad de Chile. El riesgo de esta patología se centra en el
niño por nacer: puede adelantarse su parto, convirtiéndolo en un bebé prematuro -con todas las
complicaciones propias- o, incluso, llevarlo a la muerte antes del alumbramiento.
Por esta razón, hace 12 años el doctor Reyes comenzó a probar el ácido ursodeoxicólico en el
tratamiento de esta patología, basándose en que la misma sal biliar había sido usada con éxito
en pacientes aquejados por otros males hepáticos de presentación similar aunque más grave.
Durante estos años, ha seguido en total a 40 mujeres a quienes se administró el fármaco
durante más de tres semanas durante su embarazo, concluyendo no sólo que se alivian el
prurito y la ictericia, sino que se evita el parto prematuro -con las consecuencias que esto
conlleva para el recién nacido- y la probabilidad de que el niño muera en el vientre materno.
"Fuimos los primeros en el mundo que en 1990 presentamos una experiencia piloto, según la
cual este compuesto mejoraba las molestias de las madres y sus pruebas de función hepática",
señala el especialista.
¿Cómo funciona este compuesto?
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Al consumirse de manera oral, el ácido se absorbe y llega al hígado, el cual lo reconoce como
una sal biliar propia; y como este órgano mantiene una síntesis fija de ácidos biliares, al
observar que le está llegando una gran cantidad de esta sal en especial, disminuye la
producción de otras -que, además, son más tóxicas para el organismo- y mantiene ésta. O sea,
actúa cambiando un elemento tóxico por otro que no lo es.
El factor Selenio
En las cuatro décadas que el doctor Reyes ha estudiado esta enfermedad, ha seguido
diferentes derroteros en su investigación, concluyendo, entre otras cosas, que actualmente su
tasa de prevalencia es del 2 a 4 por ciento de las embarazadas; que es una patología que, en
nuestro país, se presenta de manera preferencial en las mujeres de origen araucano, y que una
de sus características es que disminuye los niveles de selenio en la sangre. "Este elemento
está presente en todos los alimentos, pero en los que está más concentrado es en la carne, los
huevos, la leche y sus derivados. Hicimos dos investigaciones sucesivas, en las cuales primero
medimos la concentración de selenio en embarazadas con colestasis, embarazadas sanas y
hombres y mujeres sanos, y descubrimos que baja mucho en las madres enfermas y menos en
las embarazadas sanas: o sea, que durante la gestación disminuye la concentración de
selenio. Asimismo, descubrimos que eso niveles son diferentes según las estaciones del año:
son significativamente menores en invierno que en verano. Por todo eso, pensamos que el
selenio juega un papel de cofactor ambiental en el desarrollo de esta enfermedad".
¿La colestasis gravídica está asociada a la aparición de otras enfermedades?
Sí. Las mujeres que la presentaron durante su embarazo tienen mayor riesgo de desarrollar
ictericia cuando tomen hormonas del tipo de los gestágenos, como los anticonceptivos. Este
riesgo era más alto hace dos o tres décadas porque los gestágenos que se empleaban eran de
concentraciones hormonales hasta 10 veces más altas que ahora, por lo que las pacientes
podían desarrollar hepatitis colestásica, mal muy parecido a la colestasis gravídica, pero más
serio, grave y largo; también tienen más posibilidades de presentar cálculos biliares y a más
temprana edad. Se estima que en ambos casos está en relación con las hormonas sexuales
propias de la mujer. Pero en una investigación que realizamos con académicos del Instituto
Karolinska, de Suecia, pudimos demostrar que las mujeres con colestasis tienen
anormalidades bien claras en el metabolismo de la progesterona, que también mejoran con el
ácido ursodeoxicólico.
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