Lectio Divina viernes 09 de agosto 2013, décima octava semana Tiempo Ordinario -Ciclo –C- Lecturas: Deuteronomio 4, 32-40; Salmo 76; Mateo 16, 24-28 PALABRA QUE DA VIDA -Reflexionemos- RECONOZCAMOS NUESTRA FRAGILIDAD 1. Hagamos las LECTURAS Entonces dijo Jesús a sus discípulos: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá, pero quien pierda su vida por mí, la encontrará. Pues ¿de qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? O ¿qué puede dar el hombre a cambio de su vida? Porque el Hijo del hombre ha de venir en la gloria de su Padre, con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno según su conducta. Yo les aseguro: entre los aquí presentes hay algunos que no gustarán la muerte hasta que vean al Hijo del hombre venir en su Reino.» 2. MEDITEMOS la lectura a. ¿Qué dice el texto? Cuando Jesús habló de cargar su cruz y de seguirle, los discípulos sabían lo que significaba. La crucifixión era un método romano común de ejecución y los criminales condenados tenían que llevar su cruz por las calles rumbo al sitio donde cumplían su sentencia. Seguir a Jesús implica una entrega de vida, a pesar de los riesgos de cruz y de muerte. b. ¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy? A través de los siglos y hasta nuestros días, se ha ido filtrando cierta espiritualidad malsana que se deleita con el sufrimiento, con la resignación y con el dolor; en cierta medida, todo esto se fundamenta en una imagen de un Dios al que le place que sus hijas e hijos sufran y que se goza con rostros demacrados y rictus tristes, un Dios que es un tirano perverso y un consuetudinario juez, verdugo y eficaz castigador. Pero el Dios de Jesús no es así; Abbá es un Dios Padre y Madre que ama a sus hijas e hijos por igual, que se des-vive por ellos, que ansía alegría y plenitud para todos. Por otra parte, hemos de recordar un dato específico: la cruz era el eficaz método imperial para ejecutar a los criminales más abyectos, cadalso y signo inequívoco de desprecio y marginación. ¿Cómo conjugamos todo esto con ese Dios que se expresa en Jesús abriéndonos las puertas del Reino aquí y ahora, en el espíritu maravilloso de las Bienaventuranzas? Quizás comenzando a asumir -desde la certeza de que no estamos solos- nuestras fragilidades, nuestros quebrantos, nuestras miserias habituales en serena alegría cotidiana que no se resigne al sometimiento, a la corrupción, al egoísmo sistematizado. Cargar la cruz de cada día supone saberse quebradizo -el más duro y la más brava también- y dependiente de Dios y del otro, y desde allí, edificar la solidaridad y volverse militante tenaz de la compasión. Y decir, tal vez sin palabras y sin estridencias, que es fantástico y santo perder la vida para que otro viva, entregar concienzudamente esta pequeña porción de tierra andante que somos para que florezca el trigo y que nadie, por ningún motivo, pase hambre de sustento, de inclusión, de comunidad. Esa es la vida ganada, allí acontece el Reino y la eternidad aquí y ahora. 3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón Cuando se corre en la autopista infernal de las comodidades y el dinero, la vida se pierde invariablemente. La vida que se entrega por la causa del Reino no se pierde, sino que se multiplica en la vida de los hermanos. Lograr esto sólo es posible cuando ponemos como prioridad a Dios y al prójimo. De lo contrario, caemos en la tentación de llenar nuestra vida y nuestro tiempo de consumo, de lujos, de poder, de riqueza, que sólo pueden satisfacer la superficialidad de nuestro ego, pero nunca lo profundo del corazón. 4. OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios? Jesús Salvador nuestro: Que tu Palabra vivida, sufrida y gozada nos mantengan en marcha. Ayúdanos a discernir para poder escalar la montaña del sufrimiento y del aparente fracaso, cuando nos toque. Quítanos el afán de creer que con nuestro propio esfuerzo vamos a ganar la vida; porque casi siempre nos llevamos a otros por delante causando sufrimientos innecesarios. Queremos ser hombres y mujeres dignos y hacer valer el precio que has pagado por nosotros. Amén. 5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy? Motivación: Lo importante de hoy es reconocer nuestra fragilidad, nuestra débil y quebradiza condición humana: si hacemos esto ya partimos con ganancia. Necesitamos un apoyo, un salvador. No estamos solos. Jesús nos ayuda a fortalecernos. Y TÚ NOS DICES… La familia por encima de todo, nos dice el corazón; y Tú nos dices: quien ama a su padre y madre, a su marido y mujer, a sus hijos más que a mí no es digno de mí. La salud, el bienestar, la calidad de vida por encima de todo, decimos; y Tú nos dices: Quien no carga con su cruz y me sigue no es digno de mí. La paz, el equilibrio interior, la madurez, la propia realización por encima de todo, nos dicen los nuevos gurús; y Tú nos dices: Quien conserva su vida la pierde, quien la pierde la encuentra nueva y llena. El consumo, la riqueza, la abundancia, la seguridad para el presente y para el futuro por encima de todo, dice la propaganda; y Tú nos dices: Quien dé un vaso de agua a un pequeño no perderá su recompensa. El orden, la ausencia de conflicto, el respeto al sistema y a las leyes por encima de todo, nos dice nuestro miedo; y Tú nos dices: Fuego he venido a traer a la tierra y ¡cuánto anhelo que arda! Gracias por tu novedad, que provoca y rompe tantos principios inquebrantables de nuestra sociedad: que cuestiona, clara y llanamente, sin paños calientes, tantas cosas de nuestra vida.