Queremos compartir con Ustedes una reflexión sobre el caminar de los Laicos en Betharram, tarea nada sencilla, pero que es importante que entre todos vayamos realizando, para darnos cuenta a donde nos va llevando Dios. Por eso los invitamos a que lean atentamente estas pistas, para que logremos entre todos discernir LA VERDAD... PRIMERA ETAPA Desde la llegada de los primeros Religiosos Betharramitas a Argentina y Uruguay hasta el fin del Concilio Vaticano II (1856-1966) Esta etapa de más de cien años esta marcada por una fuerte presencia de los Religiosos y una débil presencia laical. Por ejemplo en los colegios todos los directivos y casi todos los profesores eran religiosos. San Miguel por la hondura de su fidelidad a Dios y a su tiempo, había logrado superar los limites impuestos por su propio ambiente y época. En 1937, al fundar la escuela de Betharram, como no tiene ningún religioso para ponerlo al frente de la misma, nombra como Director a un laico de veintisiete años, M. Eliçabide. En Argentina, los religiosos betharramitas, conscientes de su misión, tienen influencia en la cultura y en la política de su tiempo, hay que señalar las visitas de Bartolomé Mitre al P. MAGENDIE para la organización del Colegio Nacional y la amistad de Juan Manuel Estrada con el P. CESCAS . La fundación de la Sociedad de Exalumnos tiene como finalidad seguir en contacto con los que se van del colegio para seguir acompañándolos en su vida cristiana, por ejemplo se organiza en el colegio la comunión pascual para los exalumnos. El Papa León XIII en una carta al arzobispo de Tours en diciembre de 1888 dice: “Es constante y manifiesto que hay en la Iglesia dos órdenes bien distintos por su naturaleza: los Pastores y el Rebaño, es decir, los jefes y el pueblo. El primer orden tiene por función primordial enseñar, gobernar, dirigir a los hombres en la vida, imponer reglas y normas. El otro tiene por deber estar sometido al primero, es decir, ejecutar sus órdenes y honrarlo.” Al inicio de su pontificado, Pío XI (1922) encontró una Iglesia que parecía compuesta exclusivamente por la jerarquía, e invita a los laicos a participar en el apostolado jerárquico de la Iglesia, fundando así la Acción Católica, que los Betharramitas van a organizar en los colegios, junto a los Vicentinos y a la Congregación Mariana. La palabra participación parecía indicar que el apostolado era exclusivo de la jerarquía y que solamente por mandato, los laicos podían participar en él. Veinte años más tarde, Pío XII dio un paso fundamental, al firmar en la encíclica sobre el Cuerpo Místico que “los laicos son la iglesia” (Catecismo de la Iglesia Católica 899). Habló de colaboración, dando a entender que los laicos tenían algo propio que podían aportar a la tarea de la jerarquía. Años más tarde, Juan XXIII habló de cooperación entre jerarquía y laicado, es decir que cada uno aportaba lo propio y ejercía en la Iglesia un apostolado con características propias complementándose mutuamente. SEGUNDA PARTE Desde el fin del Concilio hasta 1981 Esta es una etapa de transición... El nuevo Pentecostés que suscitó el Concilio en toda la Iglesia no fue fácil de asimilar. El Señor nos movió el piso en todo... incluso en la relación Laicos-Religiosos. Todos estos conceptos fueron evolucionando y preparando el clima y el espíritu del Concilio Vaticano II, donde habría de clarificarse la verdadera personalidad eclesial del laico en una eclesiología de comunión. El Vaticano II da un paso definitivo cuando habla de corresponsabilidad entre jerarquía y laicado. Y afirma que “los fieles, en cuanto que incorporados a Cristo por el bautismo, integrados al Pueblo de Dios, y hechos partícipes a su modo de oficio sacerdotal, profético y real de Cristo ejercen en la Iglesia y en el mundo la misión de todo el pueblo cristiano en la parte que a ellos corresponde” (L.G. 31) En 1979, los Obispos Latinoamericanos reunidos en Puebla, nos regalaron uno de los más inspirados pensamientos sobre los laicos, “el laico es un hombre de Iglesia en el corazón del mundo y un hombre de mundo en el corazón de la Iglesia” (Puebla 786) TERCERA PARTE Desde 1982 hasta 1996 La carta del padre Echeverría (25/2/82) dirigida a los Padres, Hermanos y Sres. Catequistas... marca la salida de la anterior etapa de transición y nos mete de lleno en otra, donde a la luz del discernimiento realizado entre el Concilio y 1981, la Provincia asume opciones claras y valientes... como las que fue asumiendo toda la Iglesia. Es la etapa de la Juventud Betharramita. Ese año 1982 se realizan las primeras jornadas de Jóvenes y de Prejuveniles. En Enero de 1983 se comenzó humildemente con la primera experiencia juvenil de Calamuchita. En Enero de 1984 se hace la Primera Misión en la Parroquia de San Roque en Santiago del Estero y el 2º Calamuchita; en Octubre, con motivo del Congreso Eucarístico Nacional una convivencia en el Colegio San José. Después vendría el Concilio de los Jóvenes con grupos de otras Congregaciones, donde surge la inquietud por nuestra identidad Betharramita “¿Cuál es nuestro Carisma? ”. Cultivando esa identidad, como diferentes de otros, participamos del Encuentro Nacional de Jóvenes en Córdoba. Se realizan cada año las actividades y se va profundizando la identidad y pertenencia a Betharram. La participación cada vez más importante en la misión de Catamarca y el nacimiento y afianzamiento de los misioneros permanentes, contribuyó muy favorablemente a la toma de conciencia de la vocación laical y misionera en todas nuestras obras. En 1987, la Iglesia dedica un Sínodo de Obispos y su posterior exhortación apostólica postsinodal a la VOCACIÓN Y MISIÓN DE LOS LAICOS EN LA IGLESIA Y EN EL MUNDO (Cristhifideles Laici) con el objeto de “suscitar y alimentar una más decidida toma de conciencia del don y la responsabilidad que todos los fieles laicos, y cada uno de ellos en particular, tienen en la comunión y misión de la Iglesia”. Con esto, verificamos que el retorno a una adecuada visión sobre la personalidad del laico en la Iglesia y en el mundo es muy reciente. Es fruto, como ya se señalara, de la eclesiología de comunión del Vaticano II que volvió a las fuentes. En efecto, hasta el siglo IV había sido preponderante pero se fue esfumando con el correr del tiempo al tomar fuerza la sacralización y jerarquización del sacerdocio ministerial. Los religiosos Betharramitas comparten muy de cerca su vida con los laicos y se abre a todos el tesoro del Carisma que puede ser compartido. Esto ha ocurrido en la Pastoral Juvenil, pero también en retiros de matrimonios y de docentes. Así nació el grupo de matrimonios betharramitas de Rosario. CUARTA PARTE Desde 1997 hasta hoy Con el Bicentenario del nacimiento de San Miguel se inicia una etapa de corresponsabilidad... A algunos de los laicos que habían participado activamente en la etapa anterior se les encomiendan responsabilidades de gestión y dirección de algunos colegios. Los últimos Capítulos Provinciales y el último Capítulo General se caracterizaron por la importante participación de los laicos, lo que va llevando a un camino de mayor participación en la espiritualidad y misión de Betharram. Se quiere ir dando pasos en la organización de esta vida nueva que va surgiendo, en lo que hemos dado en llamar: Familia de Laicos Betharramitas (FA LA BE). La historia recién comienza, todos somos protagonistas... Gustavo BARREIRO