EL PARADIGMA FUNCIONALISTA Y SU VISIÓN DE LA SOCIEDAD Lic. y Prof. Silvia Marcela HURTADO Surgimiento de la teoría: Los cambios económicos, sociales y políticos que se produjeron a lo largo del siglo XIX estuvieron acompañados por profundas transformaciones en el campo de las ideas. La rápida expansión de la sociedad industrial, que marcó el ascenso de la burguesía, favoreció la difusión de una nueva forma de interpretar y de explicar la realidad. Los ideales burgueses significaron una ruptura radical respecto de la visión del mundo que había predominado hasta entonces, sostenida por la iglesia y los factores que defendían el orden feudal. La Ilustración inauguró una nueva era para la humanidad, donde las luces de la razón podían explicar los fenómenos del mundo natural y de la vida social. Desde entonces, los principales intelectuales europeos comenzaron a pensar que las acciones de los hombres y la organización de las sociedades no dependían de la voluntad de Dios: y ,por tanto, los hombres podían modificarlo. Poco a poco se fueron definiendo campos de investigación específicos como la física, la química, la economía política, etc. Los científicos pensaban que cada disciplina debía ocuparse de un objeto de investigación diferente, aunque todos debían trabajar con un mismo método basado en la observación y la experimentación. La meta de todos era descubrir leyes científicas que explicaran los fenómenos naturales y sociales. Los investigadores y filósofos consideraban que el único conocimiento positivo que se podía alcanzar provenía de la aplicación rigurosa del método científico. Consideraban también que los conocimientos científicos así construidos eran verdades irrefutables y de validez universal. Una de las investigaciones que provocó mayor impacto e influyó en todos los ámbitos científicos fue el naturalista Charles Darwin que en su obra “El origen de las especies” postuló la teoría de la evolución de las especies. Allí sostuvo que las especies se van transformando a lo largo de un “proceso lento y gradual” a través de una “selección natural”: los individuos de una especie que mejor se adaptan al medio natural son los que logran sobrevivir. El filósofo positivista francés Auguste Comte (1798-1857) fue quien expuso de una manera sólida y coherente este conjunto de ideas y contribuyó a definir un nuevo campo de investigación al que comenzó a llamarse Sociología. Se proponía estudiar la evolución de las sociedades humanas de manera “objetiva”, aplicando el método y las nociones que se utilizaban en las ciencias naturales. Consideraba que el progreso era resultado de un proceso lineal y acumulativo y que las sociedades habían pasado por tres estadios evolutivos: la teológica, desde los primeros hombres hasta el siglo XIII; la metafísica hasta 1789 (revolución francesa) y la científica asociada a la expansión de la industria capitalista y era el eslabón más elevado de la evolución humana y garantizaba el ideal del orden social. Los sociólogos positivistas creían que podían demostrar que toda sociedad, para poder funcionar, debían tener algún tipo de orden y que ese orden social podía ser explicado por medio de leyes científicas. Confiaban en que las elites dirigentes, con el aporte de los científicos, contribuirían a mantener y a conservar el orden de la nueva civilización. Estas ideas se ajustaban a las necesidades de los países industrializados, para quienes del orden y la paz social eran una condición necesaria para el funcionamiento de la economía. Si el orden era natural, sujeto a leyes probadas e indiscutibles, los sectores que se beneficiaban de la economía capitalista podían confiar en su perdurabilidad. Al mismo tiempo, se descalificaba a quienes protestaban contra las injusticias del capitalismo porque se los consideraban que al alterar el orden eran enemigos del progreso. Emile Durkheim (1858-1917) se preocupó por delimitar qué debe estudiar la Sociología, puso énfasis en crear métodos de estudio propios de esta ciencia lo que contribuyó a consolidar esta nueva disciplina. Posteriormente Talcott Parsons (1902-1979) y Robert Merton (1910) desarrollan y profundizan los estudios sobre el sistema social, su estructura, sus funciones y disfunciones. Desde este paradigma se define a la Sociología como el estudio del orden social, los esfuerzos por alcanzarlo y las derivaciones de él. Concepción del mundo y de la realidad: 1 La sociedad es conceptualizada como un sistema orgánico cuyo principal atributo es el equilibrio y la armonía. Es un sistema relativamente estable, basado en un consenso moral y donde cada uno de los componentes contribuye al mantenimiento y estabilidad social. Para el funcionalismo la acción de los individuos están orientados según la dirección que marcan ciertas estructuras sociales, entendiéndose por ello a pautas relativamente estables de las relaciones sociales. Las relaciones familiares, las conductas ritualizadas que siguen las personas cuando se encuentran en la calle, o profesores y alumnos cuando están en clase, por ejemplo, implican comportamientos relativamente estables y predecibles. Todas las acciones que realizan las personas se producen en una determinada “situación social”, la cual representa un momento, un corte en el tiempo, cuya duración es variable. En todas las “situaciones sociales” se encuentran los siguientes componentes tangibles concretos: personas que interactúan, o sea mantienen un tipo de relación; un ambiente físico que incluye objetos naturales y construidos. También existen componentes intangibles que son observables: actividades (comportamientos y acciones que las personas realizan individual o colectivamente) relaciones entre las personas estilos de comunicación interpersonal, uso de lenguaje verbal y no verbal, estilos de comportamiento y de relación, fines comunes y lo que cada uno espera de su propia conducta y de la de los demás) Todas estas “situaciones sociales” se producen en un contexto(entorno físico o de situación política, histórica, cultural o de cualquier índole) en el cual se considera un hecho. La realidad se presenta como una unidad indisoluble, pero que es posible diferenciar: los factores espaciales y temporales; las condiciones sociales en su más amplio sentido. El contexto siempre influye sobre la “situación” en la cual ocurre la acción, sin importar el grado de detalle con que se lo defina. La mayoría de las veces el contexto socio-espacio temporal está “naturalizado” y las actividades son vividas como si siempre y en todo lugar fueran realizadas de la misma manera (de allí la extrañeza que se siente cuando otra persona realiza una actividad de otra manera). El “ambiente” puede ser diverso (ciudad, campo, calle, dentro de un edificio, etc.); sin embargo, todos ellos comparten una característica: tienen significado social para los participantes en situación. Dos o más posiciones (ego y alter) formando una unidad duradera de interacción conforman un sistema que puede definirse también como un todo que consta de partes interdependientes de forma que cualquier cambio en una de las partes afecta al todo. El equilibrio de las partes es dinámico. Para Parsons el sistema social es un sistema de acción con las siguientes características: a) hay un proceso de interacción entre dos o más actores; b) la situación en que se orientan los actores incluye a otros actores; c) hay una acción interdependiente y, en parte, concertada, en función de los fines y valores colectivos. La estructura social hace referencia a una visión estática del sistema social. Y es la ordenación de elementos , hechos y datos del sistema, o sea de la relación entre las posiciones de un grupo humano y otro. Dicho de otra forma la estructura es la totalidad o conjunto de partes vinculadas entres sí; una unidad observable de acción u operación que hace referencia a un aspecto de los fenómenos empíricos. Una de las características fundamentales de la estructura es su relativa estabilidad de sus formas. Analizar la estructura social equivale a estudiar a la sociedad compuesta por unidades que dependen entre sí y que comprenden aspectos materiales (demografía, ecología, etc.) y formas de los grupos sociales (antropología, psicología, etc.). Las estructuras sociales cumplen funciones: satisfacer las necesidades de los individuos, sin lo cual la vida humana no puede existir. Parsons distingue entre funciones manifiestas (que son las reconocidas, planeadas y conscientemente buscadas por los individuos) y las funciones latentes (que no son reconocidas ni buscadas). Este autor señala que para que un sistema social sobreviva debe tener cuatro funciones mínimas: 1) el logro de los objetivos, por ejemplo se consigue a través de las actividades de los políticos; 2) la adaptación, es el campo de la economía; 3) la integración, lo consiguen las instituciones legales en su sentido amplio; 2 4) el mantenimiento del modelo, al que contribuye la actividad educativa. Alrededor de cada una de estas funciones se agrupan los roles (conducta esperada al ocupante de un status o posición social) y crecen las instituciones (sistema organizado de normas y relaciones sociales que expresan ciertos valores y procedimientos comunes destinados a satisfacer necesidades fundamentales de la sociedad). Merton indica lo necesario para un estudio funcional: identificar los elementos a los que se les imputa el cumplimiento de funciones, es decir las estructuras. Concretara los conceptos que apuntan a las disposiciones subjetivas de los individuos implicados en la situación. Concretar los conceptos que, a diferencia de los anteriores, señalan a las “consecuencias objetivas” de las acciones, esto es las funciones. Distinguir entre las funciones manifiestas y latentes. Indicar la unidad con relación a la cual cumple la estructura una función. Determinar los requisitos funcionales. Describir los mecanismos a cuyo través se realizan esas funciones. Considerar la posibilidad de la existencia de alternativas o equivalentes funcionales. Considerar la posibilidad de que las alternativas funcionales sean limitadas, o sea que el número de estructuras que pueden realizar una función concreta no sea ilimitado. Considerar la dinámica social, para lo cual es útil el concepto de disfunción (actividades que tienden a la eliminación del sistema). Revisar sistemáticamente las posibilidades y limitaciones del análisis comparado. Liberar el análisis de todo prejuicio ideológico, ya que ninguna ideología le es intrínseca (Ideología: sistema de certezas, opiniones y creencias, como expresión ordenada de ideas, valores, constituido por un conjunto de principios y objetivos considerados valiosos; y está orientada a encauzar conductas y comportamientos del grupo social en que se radican). Categorías de la teoría: Sistema social Armonía Orden Progreso Conceptos Claves: estructura, función, sociedad, grupo social, cultura, socialización, normas, valores, status, roles, institución, control y desviación social. Método y Técnicas: - Hipotético deductivo - Método Survey: realiza un estudio de la realidad a través de la comparación entre un grupo de control y otro que no lo está. - Técnicas cuantitativas principalmente: encuesta, secuenciación de casos, estadísticas. La diferenciación y la desigualdad social: La noción de diferenciación social señala que cada persona es única, diferente a todas las demás, en el conjunto de todos sus atributos físicos, psicológicos y en las circunstancias y experiencias vitales. Esta noción hace referencia a las características variables (edad, sexo, color del piel, ojos, altura, peso) por las cuales no existen dos personas iguales. La desigualdad social se refiere a una noción valorativa, construida socialmente, según la cual una persona es considerada socialmente inferior o superior a otra. La pertenencia a un grupo social o étnico, en un contexto temporal, espacial y social motiva, por lo general, la desigualdad social. Este concepto hace referencia, por lo tanto, a lo que se expresan en términos valorativos en la sociedad, por ejemplo, de 3 aceptación (si la persona forma parte de los grupos considerados superiores) o de rechazo (si es integrante de uno de los grupos definidos socialmente como inferiores). En todas las sociedades existe alguna forma de diferenciación y de jerarquización de las tareas que se realizan. Esta diferenciación se denomina división del trabajo, concepto que permite explicar los procesos de cambio social, pues a medida que las sociedades se van volviendo más complejas, existe mayor diferenciación, por las actividades que realizan sus integrantes. Las ocupaciones tienen distintos grados de importancia social, de los que se derivan diferencias de prestigio (bien social que por lo general le viene dado al actor social a partir de un desempeño adecuado del rol correspondiente a su status). Estas diferencias no se expresan necesariamente en la obtención de mayores beneficios económicos. Por ejemplo, un médico puede tener ingresos similares o menores que un técnico dental o un plomero, pero goza de mayor prestigio social. Las diferentes modalidades de la división social del trabajo que se han presentado a lo largo de la historia dieron lugar a la elaboración, por parte de los científicos sociales, de una tipología de sociedades. Así las sociedades pre-industriales daban mayor importancia a quien poseía grandes terrenos para la producción agrícola; y la industrial y post-industrial a la utilización de la tecnología aplicada a la producción. Las actividades laborales que las personas realizaban cotidianamente se ordenan en posiciones inferiores o superiores, según la importancia que socialmente se otorga a cada actividad. Esta actividad está asociada a recompensas sociales: las consideradas menos importantes y con menor responsabilidad social reciben una menor recompensa monetaria, en dinero que las consideradas importantes que tienen mayor retribución. Por ejemplo la posición de un gerente de banco o de un médico son consideradas socialmente más importantes que la de un zapatero, porque las responsabilidades sociales de sus ocupaciones son mayores. Teniendo en cuenta los valores vigentes y la jerarquización de status y roles los funcionalistas hablan de estratificación social. Se entiende por estrato social al conjunto de individuos que ocupan posiciones de igual jerarquía, como realidad fácilmente observable y que no tiene necesariamente una base legal, y que están identificados por el modo de pensar y de actuar. El sociólogo ruso Pitirim Sorokin (1889-1968) identifica a lo largo de la historia tres estratos básicos: La casta: es un grupo cerrado – sólo se ingresa por nacimiento – solidario y con forma organizada que tiene homogeneidad racial y consolidada por principios religiosos ( en la India). El estamento: parcialmente hereditario y más abierto que las castas con escasa movilidad social que se basa en el sistema de trabajo, por ejemplo la sociedad medieval. La esclavitud: el esclavo era considerado por derecho y por costumbre propiedad de otro hombre, carecía de derechos políticos y militares y generó fuertes resistencia por lo que fracasó el sistema (antigüedad en Grecia y Roma) La clase social: surgido en Europa a partir del siglo XVIII (Revolución Industrial) cuyos criterios de diferenciación son las capacidades y logros personales, no está determinada por el nacimiento ni la herencia y puede variar a lo largo de la vida de un individuo (movilidad social: designa al proceso de ascenso o descenso debido a la participación social tanto en bienes y servicios como en las decisiones). Sorokin la define como: un grupo legalmente abierto, aunque a veces cerrado de hecho, parcialmente organizado, relativamente consciente de su existencia y unidad, y fundado en solidaridades ocupacionales y económicas. Para establecer la diferenciación de clases se pueden utilizar dos criterios: uno subjetivo que considera cómo los individuos se autoubican en una escala de posiciones y se basan para ello en la percepción que las personas tienen sobre su condición social; y el objetivo en el que se utilizan datos económicos. Gino Germani (1911-1979) construyó en nuestro país un instrumento para analizar la estructura social: Nivel Económico Social (NES) que usa el nivel socio-económico como patrón de medida para ubicar a las personas en una posición dada en una escala. Este comprende lo siguiente: - nivel educacional: primaria, secundaria y universitaria; - la ocupación, por ejemplo, por cuenta propia o en relación de dependencia, desde obrero no calificado hasta cargos directivos; 4 - el ingreso económico que las personas reciben por su trabajo u otras fuentes, por ejemplo rentas por alquileres; - el patrimonio y el equipamiento del hogar, es decir la posesión de bienes, por ejemplo vivienda, auto, artefactos domésticos. Sin embargo, no hay que olvidar que la ubicación en una clase determinada se establece a partir de la “combinación” de todos los criterios vigentes en la sociedad. La evolución social y la complejidad del desempeño de diversos status ocupados por la persona ha distinguido tres grandes grupos: - clase alta: identificada como la de los ricos que controlan la producción de bienes y servicios de una sociedad. - clase media: que incluye a los profesionales, comerciantes, empleados del sector público y privado. - clase baja: u obrera, llamados los “trabajadores de overol” Cada una a su vez se ha abierto en subgrupos debido a la combinación de diversas dimensiones, con puntajes que varían de 0 a 100 como se observa en el cuadro siguiente: La distribución de la población según el NES se aplica en los estudios de mercado y de opinión pública para conocer los gustos e intereses de las personas según el estrato social al que pertenecen. Por ejemplo para establecer políticas de ventas y decidir el lanzamiento de nuevos productos; o en las campañas políticas para conocer la preferencia de los ciudadanos. Los criterios para definir el nivel socio-económico y los límites entre las diferentes clases sociales se encuentran en permanente estudio, especialmente en las sociedades actuales, caracterizadas por el cambio social. Un tema a considerar es el de la consistencia de status que se refiere a: grado de consistencia en la posición social de un individuo en distintas dimensiones desigualdad. La mayor movilidad que caracteriza al sistema de clases genera una menor consistencia de status. Por ejemplo, un profesor universitario puede disfrutar de un alto prestigio social y, sin embargo, recibir modestos ingresos. Otro tema es el mantenimiento y reproducción de las desigualdades sociales por medio de la ideología (conjunto de creencias culturales que sirven para justificar la estratificación social). Las creencias que refuerzan la dominación de una minoría privilegiada sobre la mayoría de la población son ideologías, por ejemplo, la creencia que los ricos son ricos porque son más trabajadores y los pobres son pobres porque son vagos. Esto sucede en la medida que una persona acepta como suyas las creencias dominantes. Históricamente la mayoría de las personas han considerado que las desigualdades sociales son inmutables; pero a medida que el peso de la tradición se va debilitando, los individuos pueden cuestionarse la validez de las normas culturales y preguntarse en qué medida esas normas sólo sirven para proteger los privilegios de unos a costa de los otros. ¿Por qué existe la estratificación social?. Se han dado muchas respuestas a esta pregunta, tantas como escuelas sociológicas. Dentro del paradigma funcionalista juega un papel crucial para el correcto funcionamiento de las sociedades. Este argumento, que ha sido muy influyente y también muy controvertido, fue expuesto por primera vez en 1945 por Kingsley Davis y Wilbert Moore. La tesis de estos autores se basa en el ideal de la meritocracia, según la cual, sólo debe haber desigualdades en función de los esfuerzos y méritos desiguales de las personas. Toda sociedad debe garantizar la igualdad de oportunidades y, al mismo tiempo, procurar que los beneficios y recompensas se distribuyan de acuerdo al talento individual y al esfuerzo que cada persona realice por conseguirlos. Sostienen que: Las posiciones sociales se distribuyen de acuerdo con el mérito y la cualificación, no según la filiación hereditaria. 5 La educación formal es el medio principal de adquirir estas cualificaciones. Para todo individuo, la posibilidad de acceso a la educación formal depende sólo de sus preferencias y capacidades. Estas capacidades intelectuales se distribuyen al azar entre la población. Con ello tienden a vaciar de contenido peyorativo al concepto de desigualdad y da especial significación al estudio como medio de movilidad social ascendente para adquirir otros status. Hay que mencionar que no contemplan las diferencias de información entre los grupos sociales y la restricción de las aspiraciones profesionales a la ocupación del padre. Ello explica la preocupación de los sociólogos por estudiar la relación entre origen social y educación y, muy recientemente, problematiza la correspondencia entre la competencia específica adquirida en el sistema educativo y los requerimientos de cualificación de los puestos de trabajo. El sistema de clases en el siglo XX En las sociedades industriales se impone una estratificación social basada en el progreso económico (a raíz de la proclamación del derecho de propiedad y de las garantías para su ejercicio). Dos sociólogos alemanes han teorizado sobre los modelos de clase: a) Karl Marx (1818-1883) que describió la gran disparidad de riqueza y poder que caracterizaba a los sistemas productivos capitalistas. Para él la clase es un grupo de personas que tienen una relación semejante respecto al capital, el que utilizan para la producción de bienes. De acuerdo a sus escritos existen: 1. Clases principales: - burguesía: patrones, poseedores de capital en gran escala - trabajadores: obreros y empleados 2. Clases secundarias: - pequeña burguesía: Patrones, poseedores de capital en pequeña escala. - Clase media: profesionales, administradores, empleados jerarquizados. Además, los capitalistas no sólo extraen la riqueza y todo tipo de recursos de lo económico, sino también que las instituciones políticas y legales garantizan que las desigualdades se reproduzcan de generación en generación. Como sus ideas se basan en el funcionamiento del capitalismo del siglo XIX, cuando el poder económico se concentraba en manos de grandes empresarios y financieros, las leyes hereditarias les permitían la reproducción de dinastías financieras y empresariales; y la educación universitaria, por tanto, sólo permitía que los más afortunados estudiasen en instituciones de prestigio y establecieran vínculos con personas de su misma condición. Según Marx las diferencias entre ricos y pobres serían cada vez mayores, con lo que el conflicto entre unos y otros será inevitable. Una sociedad cada vez más polarizada no puede ser viable, justa y racional, con lo que la confrontación o lucha de clases llevará al derrumbe definitivo del sistema capitalista. A pesar de sus predicciones, el sistema capitalista sigue en pie y ¿por qué los proletarios del Reino Unido (donde desarrolló sus teorías) y de otras sociedades industriales avanzadas no se levantaron y abolieron el capitalismo en un proceso revolucionario?. Ralf Dahrendorf (1959) señaló cuatro razones: 1) La fragmentación de la clase capitalista pues, hace un siglo, la mayor parte de las compañías eran propiedad de una familia; mientras que en nuestros días la propiedad está repartida entre muchos accionistas. Estas diferencias en las pautas de propiedad han estimulado el surgimiento de una clase gerencial, formada por ejecutivos que supervisan el funcionamiento de las compañías y son también accionistas. 2) Trabajadores de “cuello blanco” y mejoras en la calidad de vida porque en la época de Marx las ocupaciones manuales eran empleos de bajo prestigio y hoy aún las atareas repetitivas requieren el desempeño de habilidades mentales que les han permitido mejores condiciones de trabajo y calidad de vida. 3) Mejoras en las relaciones laborales ya que los trabajadores disfrutan de recursos organizativos (sindicatos, asociaciones, etc.) de los que carecían hace un siglo, lo cual les permitió conquistar muchos derechos. 6 4) Mayor protección legal dada por las modernas legislaciones laborales que garantizan derechos y protegen a los trabajadores. Esto ha permitido que el conflicto social sea menos intenso. No obstante, los marxistas responden a estos argumentos con lo siguiente: - la riqueza sigue estando muy concentrada en empresas capitalistas - las ocupaciones de “cuello blanco” apenas ofrecen mejoras a los trabajadores - el progreso requiere lucha porque muchas reformas se consiguieron así - el sistema legal sigue favoreciendo a los que concentran la riqueza b) Max Weber (1864-1920): entendía a la estratificación social como el resultado de la interacción de tres dimensiones distintas: clase: grupo que posee la misma posición económica en la sociedad (pero no es una categoría absoluta como la ve Marx) status: posición social relativa dentro de una jerarquía de prestigio poder: capacidad de controlar las acciones de otros Estas categorías se mantienen juntas, interrelacionadas, apoyándose recíprocamente. Weber le atribuye importancia al prestigio social influido por numerosos factores: nacimiento, ocupación, estilo de vida, etc. pero considera que las sociedades industriales tienen escasa consistencia de status porque un individuo puede ocupar una posición alta en una de esas tres dimensiones y otra baja en otras dimensiones. Por ejemplo un burócrata puede tener un gran poder de decisión y, sin embargo, disfrutar de una renta o prestigio social limitado. Su contribución radica en haber identificado la multidimensionalidad de la estratificación social y por ello, a menudo, se emplea el término status socioeconómico para referirse a una clasificación o jerarquización de posiciones sociales en la que se tiene en cuenta varias dimensiones de la desigualdad social. Según el esquema de Weber sigue habiendo conflictos de intereses entre personas que ocupan distintas posiciones sociales; pero estos conflictos son múltiples, mudables y de naturaleza diversa. Una sociedad en donde las personas ocupan posiciones distintas según la capacidad que tengan de tomar decisones que van a determinar afectando a otras personas (poder); sus recursos económicos (riqueza); y el prestigio de la profesión que desempeñan (status) o el grupo al que pertenecen, da lugar a una multitud de posiciones sociales imposible de encuadrarlas en clases clausas. Aquí se plantea el concepto de elite como una minoría selecta que en determinados aspectos de la vida social, política, espiritual o cultural da pautas por ser percibida como poseedora de ciertas cualidades en determinados sectores de la actividad humana. La pertenencia a las elites está determinada por criterios de selección que varían según las épocas y las sociedades históricas, se parte del presupuesto de que las elites son siempre representativas de un determinado orden social general. Dado que de hecho no existe sociedad sin ningún sistema de estratificación, no existe tampoco sociedad sin elite como grupo que da pautas, en algunos casos se identificó a este grupo con la aristocracia y en otros con la clase gobernante. Los criterios de selección de las elites han sido fundamentalmente: el nacimiento (nobleza), la función social (sacerdotes), el rendimiento (grandes científicos o artistas), la posición social (los más elevados en la jerarquía), el poder (los que lo detentan) sea real o formal. Configuradas de acuerdo a estos criterios pueden presentar formas combinadas (de criterios de selección) e incluso formas acumulativas (por ej. nacimiento y poder, o rendimiento y función). En un análisis actual, las elites tienen características diferenciadas si se trata de sociedades pluralistas o autoritarias. Esto ha llevado a una rica diversificación de tipos: - elites dirigentes (que inciden en el campo de las ideas y de la cultura); - elites abiertas o cerradas de acuerdo al criterio de reclutamiento; - elite dinástica cuyos miembros pertenecen a una misma familia y su circulación está determinada a ella; - elites políticas, etc. 7 8