LEPINA Comentada En el desarrollo del Derecho Romano, se aprecian raíces propias de la incapacidad declarada a los menores de edad, así nacen las figuras de los “sui iuris” que, como se sabe, eran personas en el sentido de capacidad de goce y ejercicio, potestades o facultades propias de un “ser humano”, aunque se desconocía la noción de sujetos de derechos, tal como el derecho moderno la instituye, y por otra parte los “alieni iuris”, que abarcó a hombres con características contrarias a los primeros, especialmente los “alieni iuris subiectus”, que se encontraban en la condición de dependencia absoluta de otras personas, sujetas a su poder o sobre los que los independientes y hombres libres ejercían derechos, bien devenidos de las condiciones sociales y económicas de las castas, bien de la condición de ser “paters familiae”, como las mujeres sometidas a la potestad de aquel, los hijos, los esclavos, los sirvientes, hijos, entre otros. De allí que en Roma, a los niños se les distingue entre púberes e impúberes. Las mujeres entraban en la pubertad a los 12 años de edad, y los hombres desde los 14, regla que se le tenía como norma general y en muchos casos debía someterse al examen corporal para la determinación de tal condición. De esa misma distinción que determinó discriminaciones al interior de la niñez, otras se derivaban en el Derecho Romano, puesto que en el caso del varón púber sui iuris se le imputaba con la cualidad de capacidad plena a los efectos solo del derecho civil, con potestad para contratar, contraer matrimonio, mientras que a las mujeres púberes se les consideró incapaces, con plena sujeción, en todas sus edades, a la tutela del hombre. En el grupo de los disminuidos en su capacidad por razón de la minoridad que aún no alcanzaban la pubertad se distinguían a su vez los infantes e impúberes mayores que infantes, es decir los más cercanos a la infancia y los más cercanos a la pubertad. En la Era Arcaica, Infantes eran aquellos de menor edad que todavía no habían alcanzado la capacidad de hablar o expresarse de forma coherente. Con posterioridad, en la época clásica, se abandona la idea de Infancia por razón del habla para asumirla como la etapa del menor menos cercano a la pubertad que no comprendía la capacidad de sus actos a aquellos que no pueden aún comprender lo que hacen, para finalmente, en la era postclásica quedar el límite de edad fijado a los 7 años. Los infantes son incapaces absolutamente, debiendo actuar por ellos su tutor. Los impuberes infantia maiores pueden celebrar actos jurídicos autorizados por su tutor, e incluso pueden tener responsabilidad penal. A pesar que la “capitis deminutio” fue empleada en Roma básicamente para la determinación de la capacidad jurídica, con énfasis en la capacidad negocial o contractual, las prácticas sociales y familiares hicieron del derecho de los siu iuris 26