“En Transmilenio la rentabilidad es social” El proyecto Transmilenio es un tema que de manera permanente llama la atención de los medios de comunicación, la academia, los gremios, expertos en transporte, sectores políticos y, desde luego, la comunidad, especialmente los usuarios del servicio. El enfoque de los argumentos depende del interés que cada quien tiene sobre el proyecto, que sin duda se ha convertido en un referente mundial en movilidad urbana y ha cambiado la manera de movilizarnos en la ciudad. Uno de los temas en los que se ha centrado el debate es la rentabilidad y sostenibilidad del proyecto. Sin embargo, los análisis y tesis expuestos pocas veces incluyen los beneficios e indicadores que en el tema social se han logrado luego de su implementación. Cuando se evalúan proyectos sociales como Transmilenio y lo que representa para la ciudad, junto con los análisis financieros hay que tener en cuenta los logros obtenidos en la reducción de los niveles de accidentalidad, la reducción de los niveles de emisión de partículas contaminantes, la disminución en los tiempos de desplazamiento, la inclusión y atención de usuarios con discapacidad, la renovación urbana en sectores que estaban deprimidos, como la troncal Caracas, y la confiabilidad en el servicio con horarios y servicios definidos. Lo anterior permite una evaluación más equilibrada de la gestión y responsabilidad social del Estado en los proyectos donde la utilidad se concreta en indicadores de calidad de vida antes que en cifras de utilidad neta frente a la inversión. Es importante destacar que la puesta en funcionamiento de Transmilenio implicó un cambio radical en el modo tradicional como los transportadores privados venían prestando el servicio de transporte público. El nuevo esquema contempló la participación de dos agentes nuevos no tradicionales: uno de recaudo, encargado de administrar los recursos económicos generados por la prestación del servicio; y la entidad pública Transmilenio S.A., responsable de la planeación, gestión y organización del Sistema. La rentabilidad social de Transmilenio fue calculada en niveles cercanos al 60%, lo que justificó el proyecto. Asimismo, en los estudios de factibilidad no se contempló la posibilidad que la empresa gestora, es decir, Transmilenio S.A., tuviera ánimo de lucro o que el objetivo fuera generar rentabilidad y utilidades para ser distribuidas a sus accionistas. Su principal objetivo es cumplir una función social en el mantenimiento del orden, disciplina y buen funcionamiento del Sistema y preservar los principios socioeconómicos del mismo. El esquema planteado en Transmilenio permite además una distribución equitativa en relación con la tarifa, debido a que el servicio alimentador no se cobra de manera independiente, a pesar de que el servicio sí lo es. Esto se logra con un subsidio cruzado para quienes utilizan la alimentación, es decir, un esquema dentro del cual el pasajero movilizado no paga tarifa adicional por el hecho de utilizar este servicio, sino que, por el contrario, recibe un subsidio de aquellos pasajeros que acceden peatonalmente al sistema mediante la red de accesos, en estaciones y portales. Hoy Transmilenio, como sistema de transporte masivo, es ejemplo mundial y así lo muestran los reconocimientos internacionales obtenidos. El más reciente fue el premio del León de Oro, otorgado el año pasado, en el marco de la X Exposición Internacional de Arquitectura de la Bienal de Venecia (Italia), en la categoría de mejor ciudad por sus transformaciones sociales, económicas y culturales, y por los proyectos urbanos y arquitectónicos que han contribuido a construir un mejor ambiente para las personas que habitan en ella, para lo cual Transmilenio fue uno de los factores considerados por el jurado. A lo anterior se suma el interés de gobiernos de otros países que inspirados en Bogotá y Curitiba (Brasil) avanzan en la planificación y construcción de sistemas BRTs similares a Transmilenio como solución a sus problemas de movilidad. Actualmente en 133 ciudades existen proyectos BRTs en planificación o construcción, en países como Tanzania, Indonesia, Israel, China, Tailandia, Nigeria, Inglaterra, Estados Unidos, México y Brasil, entre otros. Transmilenio es un proyecto de ciudad. Sus logros e impacto en la calidad de vida de los bogotanos permiten avanzar en la fase III tal como quedó reflejado en el plan de desarrollo del alcalde Luis Eduardo Garzón, Bogotá Sin Indiferencia. Un compromiso social contra la pobreza y la exclusión. *Gerente general de Transmilenio