FRES. 205 e l l a , después de haberla dispuesto según arte. C o n este motivo se moverá mas brevemente el calor del es­ tiércol , y pasado aquel vapor mas fuerte que se origi­ n a , se extenderá sobre el mismo una capa de tierra de seis á ocho dedos , en que se introducirán los ties­ tos de fresa hasta el borde. Mejor método es echar en­ cima de la basura dos pies de zumaque,, según se saca de las tenerias después de haber servido a l l í ; pero que sea de lo mas reciente para que conserve mas tiempo el calor. Por algunos dias después se tendrán puestas de continuo las vidrieras, alzándolas para dar ventila­ ción á las plantas en notándose haber penetrado el vapor la tanda de tierra en que están los tiestos. L a fresa de los Alpes sufre con dificultad el calor húmedo de las caxoneras y camas calientes , por lo qual se la dará ventilación, no perdiendo ninguna ocasión para que se facilite este beneficio. E n alvitanas dice mucho mas bien esta casta de fresa, siempre que no se e m ­ pantane el parage con las aguas del invierno. E n tiempos blandos se dará una labor á las alvitanas de fresa, cortando los hilos y vastagos que se extiendan y enlacen unos con otros con perjuicio de las plantas. A l pie de cada golpe se arrimará tierra con la que se calzarán y abrigarán las raices. L o s tiestos que se metan en estufa ó reservato rio deben colocarse en el parage mas ventilado, y donde disfruten del beneficio del sol mas ampliamente. Siempre que haya proporción de arreglarlos cerca de las vidrieras , debe preferirse aquel lugar á los demás. L a s alvitanas se regarán y a sea á mano ó de pie ; pero de manera que no se inunden las flores, pues si se lava el polvillo de los estambres, abor­ tan las flores, y no se logra fruto. Esta misma adver­ tencia de no rociar las flores al tiempo de dar los rie­ gos á la fresa de las caxoneras, es muy esencial para que no se queden infecundas. E n decayendo el calor de