Memorizar sin entender o aprender comprendiendo Rafael Porlán. Profesor de la Universidad de Sevilla y miembro de la red de docentes IRES (Investigación y Renovación Escolar). www.redires.netEl domingo 4 de Octubre me hicieron una entrevista en este periódico sobre algunas de las causas del fracaso escolar. Entre otras cosas afirmé que con el sistema tradicional de enseñanza muchos estudiantes memorizan contenidos sin entenderlos y que esto es poco útil para aprender. Como quiera que la entrevista ha provocado un debate apasionado en la web del periódico y en el portal “Menéame” (con posiciones encontradas muy interesantes, pero también con descalificaciones e insultos que se desacreditan por sí solos), pretendo con este artículo matizar algunas cuestiones de las que allí planteaba. Una cuestión previa que debo aclarar es que no soy de “letras” ni soy pedagogo. Soy Licenciado en Biología y Doctor en Didáctica de las Ciencias Experimentales (y no en Didáctica de las Ciencias de la Educación como, por error, aparece en el texto). El asunto que ha levantado más polémica, provocando el escándalo de algunos, es la afirmación que hice de que no tiene sentido memorizar “mecánicamente” la tabla de multiplicar y no comprender el concepto de la multiplicación (más aun existiendo las calculadoras). Elegí este ejemplo porque es algo muy familiar, aunque es uno entre muchos, en Lengua, Historia, Biología, Química, etc, hay casos similares. Planteo, por tanto, que lo importante es que los estudiantes comprendan qué es una multiplicación, es decir que entiendan que es un manera más rápida y sencilla de resolver una suma de cantidades idénticas (4+4+4+4+4 es lo mismo que 4 por 5). Para ello es imprescindible que, previamente, hayan entendido el concepto de suma, el de cantidad y el de número (no es fácil para los pequeños, por ejemplo, entender que un dibujo arbitrario, el “4″ , se refiera siempre a cuatro cosas). Posteriormente es esencial que identifiquen en la realidad (simulando compras o haciéndolas, por ejemplo) situaciones en las que tiene sentido multiplicar, descubriendo así la ventaja de dicha operación frente al hecho de repetir una suma varias veces. En ese momento es indiferente que el resultado de la multiplicación lo calculen mentalmente o con una calculadora. A partir de aquí se trata de realizar periódicamente actividades conectadas con la vida cotidiana en las que se necesite aplicar la multiplicación usando la calculadora. Esto provocará que memoricen poco a poco, y sin darse cuenta, la mayor parte de los resultados sencillos (2 por 3, 5 por 6, etc.). Completar este proceso, al final o en momentos intermedios, con actividades de memorización de las tablas, requerirá poco tiempo porque entenderán lo que están haciendo y porque ya se sabrán muchos de los resultados. Lo que no tiene sentido es lo contrario: que dediquen más tiempo a memorizar las tablas de forma “mecánica”, es decir sin saber el significado de lo que hacen, y a hacer larguísimas operaciones que puede resolver una calculadora, que a comprender el concepto de la multiplicación, a identificarlo y a aplicarlo en situaciones reales (de esto es de lo que después nos evalúan en informes como PISA). Es como si tuviéramos que memorizar 100 números de teléfonos sin saber qué es un teléfono, a qué personas corresponden y si son conocidas o no. ¿Qué sentido tendría?, ¿qué tiene esto que ver con el necesario esfuerzo que requiere el aprendizaje? Una cosa es esforzarse y otra es hacer tareas que no tienen ningún sentido para el que las hace. Aún más, ¿cómo es que, en la vida cotidiana, resolvemos la tarea de dividir cantidades pequeñas sin haber memorizado para ello ninguna tabla? Pero el asunto trasciende este problema concreto. Como se habrá podido observar no soy un enemigo de la enseñanza de las matemáticas en la escuela, sino de la memorización absurda y sin sentido. Se ha defendido que el cálculo mental desarrolla la inteligencia. La comprensión y construcción de conceptos sí desarrolla la inteligencia (aquello de una mente bien amueblada), la memorización repetitiva de algo sin comprenderlo puede desarrollar la memoria a corto plazo pero no la inteligencia, puede preparar para competir en determinados concursos televisivos pero no hace más cultas a las personas. Pero, sobre todo, y esto es lo realmente grave, hacer demasiadas tareas escolares de memorización no comprensiva provoca el tedio, el rechazo y el desapego de muchos estudiantes hacia la escuela y hacia el aprendizaje. Y eso sí que es cerrarles el camino a lo mucho que les queda por aprender. http://blogs.elcorreoweb.es/tribunas/2009/10/30/memorizar-sin-entender-o-aprendercomprendiendo/