INTENTAR VER DESDE LA MIRADA DE LOS NIÑOS Infancia y pobreza Escritos para debatir, opinar y actuar INTENTAR VER DESDE LA MIRADA DE LOS NIÑOS ¿Realmente lo más importante es saber cuántos niños y niñas pobres tenemos? ¿De qué argumentario hemos sacado la idea de que el principal problema que tendrán algunos niños con familias pobres en verano será la malnutrición? ¿Abrir un comedor escolar en agosto es una buena política de infancia? La lista de las preguntas que tendríamos que realizarnos antes de radiografiar los impactos de la crisis en la infancia de la sociedad actual y, especialmente, antes de dar respuestas, es larga (buena parte de estas pueden encontrarse en los diferentes documentos del proyecto). Pero la mayoría de ellas son dudas previas e inevitables, que deberíamos tener siempre antes de actuar. A pesar que de muchas personas adultas, muchos profesionales y buena parte de los responsables de tomar las decisiones políticas lo olvidan, atendemos a personas cuya principal característica es ser niños o adolescentes. Por ello tenemos que empezar por descubrir cuál es su perspectiva, con qué ojos miran y ven, cómo buscan sentidos a lo que viven, disfrutan o sufren. Hacer permanente el esfuerzo de mirar la realidad “vista desde la infancia”. Cristian, un chico de diez años, le dijo a la profesional que lleva tiempo ayudando a su familia, cuando el curso escolar estaba a punto de finalizar, lo siguiente: “Montse, estamos llegando a final de curso y me he esforzado mucho en no tener ningún amigo, y lo he conseguido.” La mirada adulta habitual da un relato de los desahucios destacando cuántas familias han perdido la casa, a cuántas se ha logrado encontrar un nuevo piso. Incluso diremos que nadie ha dormido en la calle o que una ocupación de un piso vacío ha resuelto la primera dificultad. Oficialmente, o desde la contestación social, ¿hemos pensado de qué forma vive 2 Infancia y pobreza Escritos para debatir, opinar y actuar un niño o niña el tener que ir de piso en piso? Es posible que sus sufrimientos más significativos no sean los que nosotros destacamos. Es bastante probable que no nos paremos a descubrir cómo los chicos y chicas intentan encontrar sentido a los sinsentidos que tienen que vivir. Casi seguro que no descubriremos cómo van adaptándose para no sufrir, cómo intentan depositar la felicidad en otras experiencias que aún tiene su vida. No realizamos el esfuerzo de pensar en poner en primer lugar descubrir cuál es su mirada. Cristian ha llegado a una conclusión vital: no quiere seguir sufriendo rompiendo de nuevo la relación con personas que llega a querer. Quizás no culpa a nadie de tener que mudar de vida al mudar de hogar (aunque deberá esclarecerlo), pero ha puesto en marcha sus mecanismos de respuesta. Ahora tenemos a un chico de diez años el cual el empobrecimiento de sus adultos le ha llevado a la conclusión de que lo mejor de todo para su vida es no tener amigos. ¿El empobrecimiento produce desahucios o infancias que renuncian a la amistad? ¿Qué debemos mirar? ¿Dónde está la principal injusticia? ¿A qué tenemos que dar respuesta? Podría esperarse que, des del inicio de la crisis (de la “recesión”, insistiremos a menudo), las preocupaciones políticas hubieran mantenido la prioridad social por la infancia. También que en medio de esta hubiéramos hecho realidad la obligación de pensar primero en los niños. Pero no ha sido así, entre otras razones porque antes de la crisis la infancia no había llegado a ser nunca prioridad. A lo mejor ahora aún tendrá menos posibilidades de serlo, pero podemos intentar desempeñar, por los menos, dos obligaciones: • Recordar que los niños y niñas son legalmente sujetos activos de derechos. • Tener siempre en cuenta su perspectiva antes de actuar. Pensar en su mirada antes de mirar. Actuar siempre para garantizar derechos, atender siempre en clave de derechos. La pobreza monetaria ni es una causa para privar de derechos ni suprime la singularidad de sus mundos infantiles y adolescentes. Ni las emergencias que 3 Infancia y pobreza Escritos para debatir, opinar y actuar a menudo genera el empobrecimiento son excusas para actuar sin mirarlos, escucharlos, descubrir sus vivencias, reconocer su derecho a reclamar, a protestar, a reaccionar al sentirse privados de infancia, de adolescencia. Intentar mirar con sus ojos significa saber que pueden estar viendo la realidad desde una perspectiva diferente a la nuestra (desear ser feliz yendo al cine y no con una comida adecuada). Significa considerar que las vivencias que experimentan a lo mejor no son los daños que nosotros imaginamos (se quedará atrás en la escuela porque nadie le ayuda a hacer deberes, pero se sentirá seguro si su madre puede abrazarlo un poco al llegar cansada por la noche). Significa preocuparse por descubrir sus argumentos para explicar lo que está pasando (no basta con explicar por qué es bueno para él o ella ir a un centro abierto al salir de la escuela, también es preciso descubrir cómo está interpretando que nadie esté en casa cuando sale, que nadie vaya a recogerlo a la puerta de la escuela). La pobreza económica ha agudizado la tendencia a considerar a los niños y niñas y adolescentes como objetos a proteger, con los que es necesario cierto grado de generosidad, teñida de sufrimiento benefactor (“no deben sufrir porque, pobres, no tienen la culpa”). Que quede claro: cualquier respuesta que demos a una situación de pobreza que sufre un niño representa tan solo hacer real alguno de sus derechos, lo que está relacionado con recibir las atenciones adultas que necesita su condición de niño. Ser sujeto activo de derechos significa poder participar en la construcción de su vida. Ello significa contar con los “materiales” que permiten su construcción (no serán niños, no llegarán a ser ciudadanos adultos si faltan muchos de los ingredientes de una vida en positivo). Y también significa ser escuchado, permitir hacer, ayudar a descubrir, poder experimentar con seguridad la propia vida (tener o no las oportunidades vitales, pero también no imponer el proyecto, no pasar de descubrir su dibujo). Descubrir la perspectiva de los ojos de cada niño o niña significa mirarlos para saber qué necesitan y no definir de forma adulta previa sus necesidades. 4 Infancia y pobreza Escritos para debatir, opinar y actuar El problema de la pobreza no es que añada “riesgos” de índole diversa. El problema es que va destruyendo, pone en crisis, agudiza la fragilidad de los entornos de la infancia. La pobreza no crea necesidades sino que elimina respuestas y, todavía más grave, destruye las formas “naturales” de recibir las atenciones precisas. La pobreza exige mantener las atenciones necesarias (que no tendrían que verse afectadas por la crisis, puesto que habíamos acordado que serían siempre prioritarias). Pero también es exactamente igual de imprescindible construir y mantener las formas adecuadas (adaptadas al momento que vivimos) de dar respuesta: con perspectiva de infancia, estimulando su implicación, recordando que se trata de garantizar derechos y no de realizar prevención ni acto de generosidad social algunos. Vivan o no en alguna de las diferentes situaciones de pobreza, garantizar los derechos de los niños y niñas con las actuaciones significa hacer posible, mantener, estimular cuatro contextos (siempre y todos): 1 Un entorno (diferentes entornos) estimulador donde sea posible vivir experiencias, descubrimientos, prácticas diarias de vida infantil con intensidad y de forma estable. Por ello toda la reflexión sobre las respuestas a la pobreza que afecta a los niños debe girar alrededor de las oportunidades. 2 Entornos de seguridad en los que la experiencia de sentirse amados, de estar vinculados, les permite sentirse personas. Si empobrecemos la posibilidad de los afectos, si no pueden tener la experiencia de sentirse amados no podrán amarse, sentirse en positivo. 3 Contextos participativos. Entornos donde el niño actúa, toma decisiones, puede sentirse responsable, autor de su propia vida. Puede descubrirse descubriendo a los demás. Contextos en que puede participar en la vida de todos, de modo que el funcionamiento de la sociedad (al menos la más próxima) está definido también en clave de infancia. 4 Contextos, entornos comunitarios, en los que pueda descubrir que su vida tiene que ver con otras personas, pudiendo construir con otros niños proyectos, identidades y pertenencias comunes. 5 Infancia y pobreza Escritos para debatir, opinar y actuar La pobreza, vieja o nueva, no justifica la privación de ninguno de estos. Las respuestas tienen que generar exactamente por igual las oportunidades educativas y las posibilidades de vinculación con sus adultos. Participar no es una actividad para tiempos de bonanza sino la música permanente de toda atención. Si Cristian ya no quiere tener amigos es porque en las atenciones recibidas hemos olvidado que no podía desaparecer, no era secundaria, la comunidad (pequeña o grande) de la que formaba parte (tenía que llegar a formar parte de ella). La realidad de las pobrezas que afectan a los niños y niñas nos cuenta no solo que el puesto de la infancia va descendiendo cada vez más en la escala de las verdaderas preocupaciones políticas, sino también que existe muy poca reflexión destinada a pensar el impacto en sus vidas de las respuestas que damos. El sufrimiento innecesario, la marginación y la exclusión infantiles están también repletos de buenas voluntades. 6 Infancia y pobreza Escritos para debatir, opinar y actuar El proyecto Reflexiones: La pobreza vista desde la infancia es una iniciativa del Palau Macaya y CaixaProinfancia Organización: Palau Macaya Dirección científica: Jaume Funes Redacción: Jaume Funes a partir de las reflexiones y debates de los seminarios “La pobreza vista desde la infancia”, coordinados por Anna-Bel Carbonell, Marta Comas, Josep Torrico y Jordi Bernabeu, que también han hecho aportaciones a las redacciones finales. Estos agrupan temática y libremente ideas aportadas por una sesentena de profesionales, a lo largo de veinticinco encuentros de debate. Igualmente resumen ideas de las investigaciones e informes sobre pobreza infantil aparecidos en los últimos dos años. 7