PALABRAS DE ADULTO Y RELATOS DE NIÑO Infancia y pobreza Escritos para debatir, opinar y actuar PALABRAS DE ADULTO Y RELATOS DE NIÑO 1 Las ausencias no pueden quedar sin relato 3 2 Negación, vergüenza y frustraciones 4 3 Herramientas para gestionar los “cargas” de sus mochilas 5 4 Descubrir sus expresiones 6 2 Infancia y pobreza Escritos para debatir, opinar y actuar La pretensión de considerar la pobreza a partir de las miradas de los niños y niñas comporta, además de una actitud de escucha permanente, poner en práctica, de forma habitual, tres actividades (de cada una de ellas hemos reflexionado en un documento separado). La primera tiene que ver con la observación, con cómo tener una especial atención para descubrir qué aspectos de su vida infantil cotidiana bajo la pobreza son nuevos, tienen singular relevancia o cobran distinto significado. Tanto las miradas como las atenciones deben tener en cuenta un segundo aspecto, una segunda actividad: ayudar a que la pobreza no estigmatice, descubrir las vivencias de normalidad que el niño se resiste a abandonar. Del mismo modo que lo hacemos para cualquier acontecimiento significativo de la vida de las personas adultas, tenemos que recorrer (tercera actividad transversal) a las culturas que lo explican e intentan darle sentido, entre ellas las que va generando la propia pobreza, las que los propios niños y niñas construyen para contar su pobreza. 1 Las ausencias no pueden quedar sin relato Todas estas actividades comparten una preocupación doble: descubrir cómo “explican” la pobreza los adultos, especialmente el grupo familiar, a sus pequeños; descubrir cómo gestionan los propios niños los “mensajes” (las experiencias) que reciben sobre su realidad de pobres. Es de esta preocupación de la que intentaremos reflexionar en las siguientes páginas. No es fácil que una familia pueda gestionar con naturalidad un hecho que condiciona y limita la vida de sus hijos. Carencias, vacíos, ausencias y dificultades no No es fácil que una familia pueda gestionar con facilidad y naturalidad un hecho que condiciona su vida y limita la de sus hijos. Explicar que no pueden realizar pueden quedar sin relato, sin respuesta. determinada actividad o tener determinado bien porque no tienen dinero (o ¿por qué son pobres?). Explicar que parte de las personas no pueden hacer lo que desean y contar que ellos, singularmente, son de este grupo, de los que no pueden. Sabemos muy poco sobre cómo deben ser los discursos que explican la pobreza a un niño, sobre el relato que tiene que dar una madre o padre contando la realidad 3 Infancia y pobreza Escritos para debatir, opinar y actuar limitadora que les toca vivir. A veces, saliéndose por la tangente, las respuestas a sus interrogantes vienen a ser que “son cosas de mayores”. En otros textos hemos hablado sobre el peligro de la búsqueda adulta de soluciones mágicas para intentar salir de la pobreza, pero igual de peligroso es dejar a un niño o niña sin palabras (sin validar las palabras que él pone) que den sentido a lo que vive. Carencias, vacíos, ausencias y dificultades no pueden quedar sin relato, sin palabras de respuesta. También para contar la realidad de la pobreza los niños construyen sentidos (culturas) o adaptan a su lógica las culturas adultas. Un niño contaba su realidad de vivienda diciendo que se habían ido de su casa y que muy pronto tendrían que hacerlo de nuevo porque ahora “estaban en un piso de patá”. Ocupar una casa ya tiene su discurso adulto. Pero ¿alguien ha descubierto los componentes del relato de un niño? El adulto relata unas razones de justicia, ¿y el niño? ¿Cómo se explica a sí mismo la provisionalidad, la aventura, el riesgo, la solidaridad de otros adultos, la aparición de las autoridades? La pobreza genera también culturas infantiles a descubrir. Tienen sus códigos a considerar. Sabemos muy bien que justo cuando no se escucha, no se intenta descubrir cuáles son los sentidos de lo que están viviendo, viene la necesidad de aplicar tratamiento o, al menos, respuestas alejadas de sus deseos. 2 Negación, vergüenza y frustraciones Conocemos cómo una parte de las reacciones (de las vivencias) familiares ante la pobreza se fundamentan en su negación. El equivalente en las vivencias infantiles de la negación adulta es la vergüenza, normalmente acompañada de una acumulación permanente de frustraciones. Con dos tipos de vivencias, la No solo buscan sentido a lo que les pasa, también lo buscan para explicar lo que le pasa a su madre, su padre. vergüenza y la frustración, deben tener salida, expresiones en positivo que las desactiven. Algunas de las posibilidades explicativas podemos encontrarlas ayudándolos a descubrir cómo estos sentimientos están también presentes entre muchos de 4 Infancia y pobreza Escritos para debatir, opinar y actuar sus compañeros. Personalizar la atención de cada niño y niña siempre significa también situarlos en una realidad compartida (como niños y como pequeños con vidas de pobreza) en la que pueden participar, de la que no quedan excluidos. Por mucho que sus adultos intenten vivir como si no pasara nada, los niños los ven sufrir, descubren sus malestares, tristeza, silencios. No solo buscan sentido a lo que les pasa, también lo buscan para explicar lo que le pasa a su madre, su padre. La realidad, por ejemplo, puede ser que su padre los ha abandonado, pero ellos y ellas hablarán de que su madre está sola y que su padre regresará. Responder a la pobreza significa facilitar 3 Herramientas para gestionar los “cargas” de sus mochilas oportunidades y experiencias vitales positivas que puedan Las explicaciones que los niños y niñas dan a sus vivencias (singulares en aprovechar como material cada etapa evolutiva) son muy distintas a las estrategias de supervivencia que protector. construyen los adultos. Ante los dolores y duelos que, por razones ajenas a su vida, tienen que sufrir activan sus respuestas y son estas las que, observando y escuchando, tenemos que descubrir los adultos. Ante las circunstancias que generan malestar activan sus mecanismos protectores. En otro texto hemos descrito la historia del chico que renunciaba a tener amigos. Sus mecanismos estarán asociados a las experiencias que van viviendo. Sabemos, por ejemplo, que tienden a no vincularse si los adultos que los rodean van cambiando. Es por ello que responder a la pobreza significa facilitar oportunidades y experiencias vitales positivas que puedan aprovechar como material protector ante lo que es inexplicable para ellos. A pesar de las experiencias de abandono, otras experiencias de vinculación, de aprecio, evitarán que acaben deduciendo que no son dignos de ser queridos. Viven, en la vida diaria de su casa, experiencias que no saben gestionar, consistiendo la atención en ayudarlos a contar con herramientas para lograrlo. Debemos tener presente continuamente que no tienen que llegar a la conclusión de que no son nada porque no tienen nada. 5 Infancia y pobreza Escritos para debatir, opinar y actuar En su mochila vital se van acumulando experiencias. Algunas suponen peso, hándicaps, sufrimientos, experiencias fuera de lugar y de tiempo. Para que no sea tan pesada deben tomar algún tipo de consciencia, ubicar adecuadamente sus rabias y malestares. También, por ejemplo, en la medida que puede no tener sentido que reconozcan ser pobres, ayudarlos a gestionar las vivencias “en perifrástica”, indirectamente, hablando de otras vidas similares y del sentido que otros chicos y chicas dan a sus acontecimientos. No podemos convertir a 4. Descubrir sus expresiones los pequeños que sufren la pobreza en niños que se portan siempre mal. Al prestar atención a los niños damos especial importancia a las expresiones de sus vivencias. Podríamos decir que mayoritariamente los niños y niñas son conscientes (tienen su singular consciencia y su particular explicación) de las dificultades familiares, pero cada uno de ellos expresa lo que siente a su manera. Las pérdidas y renuncias tienen sus expresiones y son estas las que debemos descubrir. Sin caer en lecturas patológicas, tenemos que ver cómo la pobreza hace aparecer la rabia, ansiedad, inseguridad, culpabilidad..., pero no siempre las expresan abiertamente, directamente. Muchas veces lo que tenemos que considerar son las conductas reactivas. Es bastante habitual que todo se acabe considerando mal comportamiento. Muchos cuentan a los profesionales a los que tienen confianza que en su casa o colegio dicen que “todo lo hacen mal”. Las dificultades de relación, por ejemplo, son también una expresión destacada de su malestar. Mirar la pobreza desde la infancia significa descubrir cuáles son sus particulares formas de sufrir, recoger sus explicaciones y completar con las “palabras” adecuadas un relato con sentido. Significa considerar sus expresiones como lo que son: formas de dar salida a un sufrimiento, un malestar que incomoda. Significa 6 Infancia y pobreza Escritos para debatir, opinar y actuar tratar de no mirarlas con nuestras categorías adultas de problema y ayudar con las respuestas a que su persona no se vaya estructurando alrededor de dichos comportamientos. Un apunte final. Todos nosotros somos, en parte, lo que otros dicen que somos. Por ello, conviene no olvidar la imagen negativa que de su pobreza les transmitimos sus iguales u otros adultos con los que conviven. También en términos de pobreza los niños interiorizan las imágenes y respuestas que reciben. No sin olvidar que, en el colegio, recursos socioeducativos, espacios de escucha, profesionales, también generan identidad a partir de lo que esperan de los niños y niñas. No podemos dejar de preguntarnos continuamente sobre lo que verdaderamente esperamos de un niño que vive en una familia pobre y hasta qué punto vamos empobreciendo sus expectativas. 7 Infancia y pobreza Escritos para debatir, opinar y actuar El proyecto Reflexiones: La pobreza vista desde la infancia es una iniciativa del Palau Macaya y CaixaProinfancia Organización: Palau Macaya Dirección científica: Jaume Funes Redacción: Jaume Funes a partir de las reflexiones y debates de los seminarios “La pobreza vista desde la infancia”, coordinados por Anna-Bel Carbonell, Marta Comas, Josep Torrico y Jordi Bernabeu, que también han hecho aportaciones a las redacciones finales. Estos agrupan temática y libremente ideas aportadas por una sesentena de profesionales, a lo largo de veinticinco encuentros de debate. Igualmente resumen ideas de las investigaciones e informes sobre pobreza infantil aparecidos en los últimos dos años. 8