Conversaciones con la Patria. La voluntad y la fortuna, de Carlos Fuentes El mes de la patria es un periodo idóneo para hacernos preguntas incómodas: ¿qué hacemos con los pobres? ¿Y con los políticos corruptos? ¿La delincuencia rampante? ¿Qué hacemos con esta patria nuestra, que se nos escapa entre los dedos como la sangre de los ejecutados de enero a agosto de 2009? La sola mención de los horrores que hoy vive nuestro pueblo nos hace sudar frío, pero con miedos no se soluciona el problema: es indispensable, si deseamos que haya México para nuestros descendientes, que del terror pasemos a la acción. Ahora bien, no se trata de hacer como gallina decapitada, corriendo sin destino ni propósito. Para ser útil, la acción requiere de la reflexión y el diálogo constructivo, incluyente. Luego, ¿cómo empezamos esta cavilación indispensable? En mi opinión, un buen punto de inicio es entender que el crimen desbordado que nuestra patria sufre es un síntoma de algo mucho más profundo y grave: la descomposición social derivada de la corrupción y la negligencia. Un segundo paso es leer y escuchar a otros mexicanos que, como nosotros, están también preocupados por el futuro de nuestro país. En particular, las voces de escritores e intelectuales pueden abonar mucho a delinear temas y rutas posibles. En La voluntad y la fortuna, Carlos Fuentes hace uso de sus extraordinarias dotes literarias y de análisis social para escudriñar, a lo largo de más de 500 páginas, las causas del rompimiento del tejido social mexicano. En la persona, o más bien, en la cabeza de Josué Nadal, Fuentes discurre sobre las taras y vicios legendarios del sistema político mexicano, la naturaleza del poder político y el económico, y la exigencia de reinventarnos para ser viables, todo esto en el marco de un texto que recuerda el estilo de algunas de las obras monumentales del autor, como La muerte de Artemio Cruz, Cristóbal Nonato y, en algunas secciones, Cumpleaños y Aura. Antes de ser decapitado, Josué Nadal disfrutó de una existencia singular. Su niñez se desarrolló bajo el amparo económico de un desconocido, el resguardo del abogado Antonio Sanginés y los cuidados físicos de María Egipciaca, ama de llaves que habita con él una casona en la calle de Berlín (colonia Juárez, ciudad de México). En la adolescencia, Josué conoce a Jericó, otra alma solitaria, y juntos emprenden una aventura intelectual que los hermana. Josué y Jericó, al paso de los años, ven subir y bajar de su tren vital a personajes que, poco a poco, les develan la estructura política y económica de la nación mexicana, siempre bajo la creciente sombra de un potentado: Max Monroy. La vorágine que envuelve las vidas de Josué y Jericó, en la que se exploran muchas caras del México del siglo XXI pues en ella habitan científicos, empresarios y tribus urbanas, es un medio ideal para el análisis de nuestra realidad y, sobre todo, para la acción inteligente. La voluntad y la fortuna es, además de un texto literario de dimensiones excepcionales, una invitación a refundar México. 1/2 Conversaciones con la Patria. La voluntad y la fortuna, de Carlos Fuentes Leer y escuchar a seres humanos excepcionales es un privilegio y un honor. En mi caso, Carl Sagan y Carlos Fuentes son dos nombres indispensables en el camino que me llevó hacia la ciencia y la literatura. Por el profundo impacto del trabajo de Fuentes en mi vida y por la relevancia del pensamiento de este mexicano universal en el estudio de nuestro país, recomiendo a usted, querido lector, La voluntad y la fortuna. Salvador Elías Venegas Andraca salvador.venegas-­‐andraca@keble.oxon.org La voluntad y la fortuna Carlos Fuentes Alfaguara (2009). 2/2