A nticipaciones tendencia La estrategia de la confesión La mejor manera de contener una crisis antimonopolio es ser el primero en admitir su culpa. por Caswell O. Hobbs En promedio, cada diez días una empresa importante confiesa un delito relacionado con monopolio en Estados Unidos. Estas confesiones voluntarias son actos de puro interés propio: cuando los representantes de una empresa contactan al Departamento de Justicia estadounidense, normalmente proporcionan una lista de competidores que incurrieron en la falta, completada con los nombres de los ejecutivos participantes y las fechas de sus actividades cuestionables. Si todo resulta bien, la empresa que confiesa y sus ejecutivos calificarán para una amnistía general de cargos criminales, mientras que sus competidores identificados serán castigados con penas de cárcel y multas que son cada vez mayores. Hoy, la pena de presidio promedio para quienes infringen la ley antimonopolio en EE.UU. es 18 meses. Recientemente, uno de esos infractores fue condenado a diez años de prisión. E incluso altos ejecutivos, como Alfred Taubman, el ex presidente de Sotheby’s, están recibiendo penas de 12 meses o más. Michael Andreas, quien hasta su condena era el sucesor aparente en Archer Daniels Midland, fue sentenciado a dos años de cárcel. En los últimos cuatro años, más de 30 personas acusadas de delitos de monopolio recibieron condenas de un año o más, incluyendo ejecutivos de Canadá, Francia, Alemania, Suecia y Suiza. Todos han cumplido condenas en penitenciarías estadounidenses. Aparte de la encarcelación, el impacto financiero de un delito de monopolio también trae ahora consecuencias reales. Las indemnizaciones triplicadas por daños civiles ascienden a varios miles de millones de dólares. MasterCard y Visa, por ejemplo, debieron pagar daños por más de US$ 3.000 millones en procesos antimonopolio. Las multas penales también han aumentado drásticamente, y se acaba de promulgar legislación que aumentará las multas en diez veces, y las penas de presidio, en tres veces. El tradicional análisis de riesgo antimonopolio de las empresas estadounidenses contemplaba po- ¿Usted cumple con la legislación? El plan de la amnistía, y todas las estrategias relacionadas para lidiar con los reclamantes, es una especie de seguro contra el peor escenario: la irrupción inesperada de una crisis antimonopolio. Un predicado indispensable de este plan, obviamente, debe ser un exhaustivo y agresivo programa de cumplimiento para evitar una crisis antimonopolio en primer lugar. La mayoría de los ejecutivos sabe que es mucho lo que está en juego en cualquier caso antimonopolio, y las empresas tienen considerable cuidado en cumplir con los lineamientos de la regulación. Pero pocas em- 1 harvard business review A nticipaciones sibles demandas de la Federal Trade Commission o del Departamento de Justicia, y preveía demandas colectivas subsiguientes. Hoy, las empresas pueden esperar una multitud de demandantes. Por ejemplo, las ocho empresas demandadas por fijación de precios en el litigio antimonopolio del Departamento de Justicia en 2001 contra el “cartel de las vitaminas” –que incluía a Hoffmann-LaRoche y BASF– llegaron a un acuerdo con el organismo por US$ 900 millones en multas penales y penas de prisión. Las empresas fueron luego demandadas por compradores directos en una acción colectiva que terminó en un acuerdo por US$ 224 millones; por los fiscales generales de varios estados, lo que resultó en indemnizaciones por US$ 335 millones; por las autoridades antimonopolios canadienses, que las multaron en CDN$ 93 millones; por la Unión Europea, multadas en £ 885 millones; por las autoridades antimonopolios japoneses; y por muchos de sus clientes corporativos alrededor del mundo. No es de extrañar que las empresas culpables estén dando un paso adelante con la esperanza de obtener la amnistía. PETER O. ZIERLEIN El ángulo de la amnistía Si bien todos los programas corporativos de cumplimiento con la ley antimonopolio deben preparar a las empresas para lidiar con un cúmulo de desafíos –querellantes oportunistas en demandas colectivas, penas ampliadas por obstrucción a la presas, en mi experiencia, aprecian cuán seria se ha vuelto su exposición a la legislación antimonopolio y cuán peligrosamente insuficientes son sus programas de cumplimiento. De hecho, en esta era de austeridad corporativa, muchas empresas han reducido sus programas de cumplimiento antimonopolio justamente cuando la exposición corporativa ha aumentado. En 2002, William J. Kolosky, un alto oficial antimonopolio del Departamento de Justicia, calificó los programas de cumplimiento antimonopolio de muchas grandes empresas como, simplemente, “torpes”. Los programas corporativos de cumplimiento antimonopolio deben someterse a septiembre 2004 justicia de la ley Sarbanes-Oxley, elevadas multas del Departamento de Justicia, entre otros–, el plan de buscar la amnistía es el componente estratégico clave del programa, ya que puede determinar qué ejecutivos irán a prisión y cuáles no. Una empresa que es amnistiada no sólo mantiene a sus ejecutivos fuera de la cárcel, sino que también tiene la ventaja temporal de moverse primero, que puede ayudarla a desarrollar y ejecutar estrategias para enfrentar todos los demás litigios antimonopolio que inevitablemente surgirán. Cuando una empresa descubre una violación de la ley antimonopolio, o teme que tal violación sea expuesta, el tiempo es esencial. El premio de la amnistía se otorga al primero en llegar a la puerta. Las decisiones sobre si buscar la amnistía, y sobre cómo y cuándo buscarla, están entrelazadas con una larga serie de temas legales, ejecutivos, de clientes y accionistas y de relaciones públicas, que suelen ser extremadamente complejos y disruptivos. Éste no es el momento de convocar al equipo ejecutivo a una asamblea para decidir qué hacer. Es imprescindible que las empresas planifiquen sus estrategias de amnistía mucho antes de que surja una crisis. Una empresa que es amnistiada no sólo mantiene a sus ejecutivos fuera de la cárcel, sino que también tiene la ventaja temporal de moverse primero. Caswell O. Hobbs (cohobbs@morganlewis.com) fue presidente de la sección de derecho antimonopolio de la American Bar Association y es socio de Morgan, Lewis & Bockius en Washington, DC. Un artículo más detallado sobre este tema está disponible por el autor. Reimpresión F0409B–E una reingeniería completa para subsanar las falencias que han permitido a tantos meterse en graves problemas de monopolio a pesar de sus programas existentes. Sabiamente, algunas empresas han creado el cargo de director de cumplimiento, a cargo de desarrollar e implementar nuevos y robustos programas de cumplimiento. Estos programas incluyen fuertes nuevos desincentivos para la violación de la ley antimonopolio e incentivos comparables para alentar su cumplimiento. Intel, por ejemplo, somete regularmente a sus altos ejecutivos a simulacros de interrogatorios en la corte, para sensibilizarlos respecto de los matices antimonopolio. Y exige una rigurosa educación antimonopolio en todos los niveles de la organización, con frecuencia a través de programas de capacitación en línea. Esto incluye instrucción sobre qué hacer en caso de una investigación gubernamental y sobre cómo evitar los tipos de acciones que Arthur Anderson y Martha Stewart actualmente lamentan. Finalmente, estos programas de cumplimiento justifican la supervisión del consejo de administración para asegurar que el CEO y los altos ejecutivos sean parte de la solución y no, como ha sido el caso en tantos procesos recientes antimonopolio, la fuente del problema. 2