¿CÓMO PODEMOS MOTIVAR A NUESTROS HIJOS? ¿Qué es la motivación? La mejor manera de definir la motivación es que es un proceso por el cual el comportamiento y la actividad de un individuo se inician y continúan. La motivación debemos entenderla como una capacidad más de la personalidad del individuo que es educable y que se puede desarrollar. Para empezar a motivar a una persona hacia el aprendizaje hay que considerar su historia e ir poco a poco, sin pretender grandes avances de inmediato puesto que podemos conseguir el efecto contrario, si las experiencias que se generan son de fracaso. ¿Qué elementos influyen en el interés de las personas por hacer algo? ‐La autoestima está muy unida a la motivación. Si nos sentimos seguros de nuestra capacidad y tenemos una buena opinión de nosotros mismos, seremos capaces de afrontar retos por difíciles que parezcan, es decir, nos sentiremos motivados para enfrentar las dificultades ‐Las emociones: La capacidad para regular nuestras emociones se encuentra también muy ligada a la motivación. La motivación viene desde fuera en forma de estimulación pero es imprescindible que haya una predisposición positiva que haga posible que la estimulación se convierta, realmente, en motivación. 3.‐ : ¿Creéis que la motivación es una característica con la que se nace, o bien se adquiere con el tiempo y la experiencia? Todos los niños nacen con una necesidad innata de aprender a través de interacciones con el medio ambiente. Esta necesidad motiva el comportamiento del niño o niña. Cuando el niño interactúa exitosamente con el medio ambiente, el placer que resulta de esa interacción anima al niño a continuar esa actividad. La habilidad de obtener placer al influenciar el medio ambiente es la base de la motivación La motivación interna y externa *Motivación intrínseca es impulsada por recompensas internas. Cuando la motivación es intrínseca, la actividad misma es gratificante; es decir, sólo el hecho de realizar la actividad le proporciona al individuo algún tipo de placer. Ya que la actividad está generando la motivación, es en general sostenible por sí misma y lleva a una mayor participación del estudiante dentro de la actividad de aprendizaje. También facilita un mayor entendimiento, y una retención mayor de la información y los conceptos aprendidos. *Motivación extrínseca: La motivación depende de recompensas externas, como el alabo, las pegatinas o el dinero. Cuando un niño o niña se halla motivado extrínsecamente, la recompensa viene de fuentes externas al niño. La recompensa la proporciona alguien más, y tiene que ser aplicada lo suficientemente seguido para que el niño se sienta motivado a continuar la actividad. Es difícil mantener la actividad que se sostiene extrínsecamente porque la motivación extrínseca depende de alguna fuerza externa ¿Cómo se desarrolla la motivación en las personas? Bebés. Los bebés recién nacidos tienen una cantidad tremenda de motivación intrínseca, dirigida a lograr algún efecto visible en el medio ambiente. Cuando los bebés se sienten recompensados por los resultados de sus acciones, se sienten motivados a continuar esas acciones. Estos intentos de controlar su entorno son limitados para el niño pequeño, e incluyen llorar, vocalizar, poner expresiones faciales y pequeños movimientos de diferentes partes del cuerpo. Por lo tanto, los juguetes que cambian o producen sonidos cuando el niño los mueve son fuertes motivadores. Entre 1 y 2 años, son posibles más movimientos voluntarios, con propósito, permitiendo así más control del medio ambiente. Este mayor control permite a los niños pequeños sentir que tienen éxito. El éxito conduce a una mayor autoestima y a sentimientos de valor propio, lo que a su vez resulta en una fuerte motivación. A medida que los niños continúan desarrollándose, son más capaces de tomar decisiones y de planificar qué hacer para tener más control de su entorno. Están comenzando a establecer sus propias metas para sus actividades. El éxito no se basa en estándares derivados de los adultos, pero en la habilidad de los niños de alcanzar las metas que se han fijado para sí mismos. A partir de los dos años, la mayor parte de niños están desarrollando la habilidad de realizar una secuencia de acciones para alcanzar una meta. También tienen una apreciación de los estándares y comienzan a evaluar la calidad de sus esfuerzos. Frecuentemente, a los tres años de edad, los niños se interesan en alcanzar un logro con excelencia en vez de simplemente lograr una meta. Tienen una idea de los varios niveles de competencia para alcanzar un objetivo y se dan cuenta de que el éxito se basa en la calidad establecida por sus propios estándares internos. Por lo tanto, no es necesario para un adulto dar sus opiniones con respecto a la calidad. Niños en edad preescolar (3‐6 años), los niños comienzan a usar la comunicación oral para controlar su propio comportamiento durante una situación de resolución de problemas. Frecuentemente se escucha a niños pequeños hablando consigo mismos a través de una serie de acciones que conducen a la solución de un problema. A medida que los niños crecen, este "hablar en voz alta" se convertirá en un monólogo interno. Esta habilidad recientemente desarrollada para resolver problemas es la base de la motivación en esta fase. Tener la confianza en sí mismo para saber que pueden resolver sus problemas motiva al estudiante a aceptar otras situaciones nuevas y problemáticas, lo que a su vez conduce a un mayor aprendizaje. Elementosqueinfluyenenlamotivación:La autoestima y las emociones, que ya se han explicado en el primer punto. Los refuerzos positivos y negativos Todos los tipos de motivación giran alrededor de algún tipo de refuerzo (una consecuencia que anima o desanima la repetición de la conducta). Ese refuerzo puede venir de los individuos mismos o de alguna fuente externa. ‐El refuerzo positivo anima la repetición de un comportamiento. ‐El refuerzo negativo, o el castigo, desanima la repetición de un comportamiento. Generalmente pensamos en el refuerzo positivo como consecuencias que motivan el comportamiento. Sin embargo, el castigo también puede motivar comportamientos que permitan al individuo evitar la consecuencia del castigo. 4.‐ ¿Qué comportamientos nos indican que una persona tiene unos buenos indicadores de alta motivación?: Ya que la motivación es una cualidad intangible que se encuentra dentro del individuo, no es posible verla por sí misma. Lo que es evidente es un número de características de comportamiento que son indicadores de alta motivación. La más importante de estas características del comportamiento en niños pequeños incluye la persistencia, el afán de vencer dificultades, la dependencia en los adultos y el despliegue emocional. *Persistencia. La persistencia es la habilidad de mantenerse ocupado en una labor por un período extenso de tiempo. Mientras que no se puede esperar que niños muy pequeños se concentren en una actividad por una hora, hay diferencias visibles en cuanto a la duración de tiempo en que se realiza una tarea. Un niño altamente motivado permanecerá involucrado por un período de tiempo largo, mientras que un niño con falta de motivación se dará por vencido muy fácilmente al no obtener éxito inmediatamente. *Afán de vencer dificultades. Si los niños son estudiantes motivados, entonces elegirán una actividad que sea un poco difícil para ellos, pero que les proporcione un grado de dificultad apropiado. Cuando la tarea se termina exitosamente, se obtiene un alto nivel de satisfacción. Los niños sin motivación elegirán algo muy fácil que asegure un éxito instantáneo. Cuando se logra este éxito fácil, sólo se siente un nivel bajo de satisfacción porque el niño o niña sabe que la tarea no fue muy difícil. *Dependencia en los adultos. Los niños que tienen una fuerte motivación intrínseca no necesitan que un adulto los esté constantemente observando y ayudándolos a realizar sus actividades. Los niños que tienen un nivel bajo de motivación o que están motivados extrínsecamente necesitan el cariño constante de los adultos y tienen dificultad para aprender independientemente. Ya que la independencia es un aspecto importante de la calidad del aprendizaje, esta dependencia en los adultos limita mucho la habilidad de los niños de ser estudiantes exitosos. *Despliegue emocional. Los niños que están claramente motivados desplegarán emociones positivas. Ellos se sienten satisfechos de su trabajo y muestran un mayor placer en las actividades. Los niños sin la motivación apropiada tenderán a parecer callados, hoscos y aburridos. Raramente obtendrán algún placer de sus actividades y frecuentemente se quejarán. 5.‐ Teorías psicológicas relacionadas con la motivación La indefensión aprendida “NO VALE LA PENA HACER NADA, PORQUE HAGA LO QUE HAGA NADA CAMBIARÁ” http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=OtB6RTJVqPM Recurrir al suspenso parece haberse convertido en un medio para hacer estudiar a los alumnos, quizá porque a los profesores no se les haya indicado otro modo de motivar. El resultado parece ser, sin embargo el opuesto al que se desea. Suspender alguna vez puede ser positivo para el alumno que tiene fe en sí mismo porque le demuestra que puede superarse incluso ante las dificultades, pero el castigo repetido e insoslayable lleva a la indefensión y a la apatía. Sin embargo, para el alumno/a que ha estudiado (a su juicio, bastante) y suspende una y otra vez, resulta difícil convencerse de que la forma de aprobar es estudiar. Seligman (1975) comprobó que personas y animales pueden aprender que existe independencia entre su conducta y los resultados que se siguen de ella. La indefensión aprendida consistiría precisamente en esto, en la falta de fe, debida al aprendizaje, en la eficacia de la propia acción para cambiar el rumbo de los acontecimientos. Las consecuencias más evidentes cuando un estudiante llega a esta situación son dos: ‐ Distorsión cognitiva: creerse más incapaz e indefenso de lo que realmente es. ‐ Falta de motivación: no esforzarse para conseguir algo si se piensa que no se va a lograr. Además, alumnos con historia de fracaso, si se esfuerzan, lo hacen más por evitar el fracaso que por lograr el éxito o por aprender (lo cual resulta un tipo de motivación poco favorecedora del aprendizaje). *El remedio a esta situación estaría en cambiar las expectativas haciendo que el estudiante actúe y compruebe que su respuesta es realmente eficaz; proponer metas alcanzables y a corto plazo para hacer ver que el esfuerzo sirve para algo e ir elevando los objetivos progresivamente. *Pero también se puede intentar, desde un principio prevenir la situación logrando que desde el principio los sujetos tengan éxito en sus esfuerzos para que empiecen comprobando que el cambio en las situaciones depende de sus actos. Una posible regla a seguir sería no realizar el primer examen del curso hasta que no nos hayamos asegurado que una buena parte de los alumnos lo podrán superar. Pero la indefensión aprendida funciona también con los profesores si sienten que con su esfuerzo no consiguen sacar adelante a sus alumnos y además su actividad está controlada desde fuera. El lugar de control (LC) Las personas tienen la capacidad de prever resultados y no sólo de recordarlos; si un individuo no espera resultados positivos de su acción, no actúa, aunque su conducta haya sido premiada cientos de veces en el pasado, y eso independientemente de que sus expectativas sean acertadas o no. El LC hace referencia a la causa en la que el individuo piensa que se encuentra el control de los resultados de su conducta. Si se tiene la sensación de poseer un mayor control sobre los resultados del estudio es lógico que se espere un mayor esfuerzo y un mejor rendimiento. Si se siente que el control no depende de uno, sino de factores externos (suerte, ayudas, favores, estado de ánimo o la voluntad del profesor) habrá un menor esfuerzo y un rendimiento más pobre. Dudley Marling y cols. (1982) encontraron que los alumnos calificados como fracaso escolar están dominados por lo que se llama un LC externo, es decir, atribuyen el éxito a la suerte y los fracasos a sí mismos. Para superar el problema de la desmotivación no basta con que el alumno consiga aprobar. Es necesario cambiar su modo de verse a sí mismo y desarrollar en él el sentido de autoeficacia, corrigiendo las ideas erróneas sobre sí mismo y sus posibilidades. La atribución causal Esta teoría está muy relacionada con la anterior y hace referencia a las explicaciones que damos a nuestra propia conducta y sus resultados. Los pensamientos que más desmotivan son aquellos que atribuyen el fracaso a factores que están más allá del control del sujeto (falta de habilidad, dificultad de la tarea…) en contraposición a la atribución a factores más controlables como el propio esfuerzo. Pero, sin duda, el mayor problema, el que más desgasta la motivación, es el que se deriva de atribuir el fracaso a una causa interna estable (no controlable) como es la falta de capacidad. ¿Trabajaríamos nosotros por un objetivo que previamente sabemos que no podemos alcanzar? Cuando al final del curso nos vemos obligados a "levantar la mano" para suavizar los malos resultados de las primeras evaluaciones no estamos haciendo otra cosa que favorecer la atribución causal que el alumnado realiza hacia factores no controlables, en este caso la ayuda externa recibida. La frustración del fracaso académico se puede cambiar modificando las atribuciones de los alumnos, llevándoles hacia atribuciones a "causas" inestables y controlables. Habría que demostrar a los alumnos que en la primera evaluación es muy frecuente obtener calificaciones bajas. También resulta recomendable explicar el fracaso por la falta de esfuerzo o de técnicas de aprendizaje indicando siempre la dirección que debe tomar ese esfuerzo en el futuro (aspectos concretos a mejorar). El "efecto Pigmalión" o la profecía que se autocumple http://www.youtube.com/watch?v=X5UkCpTo3K4 Proceso por el que las creencias y expectativas de una persona afectan de tal manera a su conducta que ésta provoca en los demás una respuesta que confirma esas expectativas (Rosenthal, 1968). En un estudio realizado en una escuela pública, aplicaron un test de inteligencia a todos sus alumnos y dieron a los profesores los nombres de los niños que, según las pruebas realizadas, mostrarían un desarrollo intelectual destacado durante el curso (en realidad dieron el nombre de un 20% de los niños escogidos al azar). Ocho meses más tarde volvieron a medir el cociente intelectual de todos los alumnos y comprobaron que los niños que habían nombrado aleatoriamente (el 20%) habían conseguido un mayor desarrollo intelectual y eran además calificados por sus profesores como más curiosos, más felices y mejor adaptados. Si un profesor espera buenos resultados de sus alumnos el rendimiento se aproxima mucho a su capacidad intelectual, pero si lo que espera son malos resultados, el rendimiento de sus alumnos se corresponde poco con la capacidad intelectual que poseen (Stead, 1978). Pero también podemos considerar a los alumnos como "profetas" con sus propias expectativas que repercuten en la conducta de los profesores. Esto podría explicar la respuesta de los alumnos cuando llegan a un curso en el que hay un profesor con fama de "duro". En este caso será muy probable que los alumnos comprueben finalmente su profecía. Los profesores comunican sus expectativas a sus alumnos de muchas manera, mediante conductas rutinarias de las que generalmente el profesor no tiene consciencia y, por lo tanto, no puede controlar voluntariamente. Por otra parte, diversos investigadores han hallado como los posibles mensajes negativos y de infravaloración que se pueden estar enviando a una parte significativa del alumnado tienen una considerable relación con los problemas de disciplina que se dan en un centro escolar. Frente a la creencia implícita de que no todos tienen el mismo valor debemos anteponer el mensaje de que todo el mundo tiene cabida en la escuela y de que en ella hay oportunidades de desarrollo y formación para todos. 6.‐ ¿Cómo ayudar a los niños a desarrollar el interés y la motivación por aprender? La intervención es muy rara vez necesaria para activar la motivación durante los primeros años de vida en los niños con un medio ambiente rico en estímulos. Mientras que muchos niños mayores necesitan un estímulo motivador, los niños pequeños raramente necesitan de tal intervención, a menos que alguien o algo haya interferido con la progresión normal del desarrollo intrínseco de la motivación. Una meta apropiada para los niños pequeños es la de apoyar el desarrollo de la motivación intrínseca para establecer la base para un desarrollo educativo óptimo. La intervención no es generalmente necesaria si, durante la vida del niño o niña, los adultos apoyan el desarrollo de una fuerte motivación intrínseca. Sin embargo, si la motivación intrínseca del niño es limitada por muchas recompensas extrínsecas, entonces los adultos pueden estar interfiriendo gravemente con el desarrollo de la motivación en el niño. El desarrollo de la motivación empieza siendo intrínseca por naturaleza. No hay necesidad de recompensar al niño por sus éxitos durante sus intentos de ganar control del medio ambiente, porque la evidencia del éxito es recompensa suficiente, y el niño o niña se siente motivado por sus acciones. A medida que el niño o niña crece, y establece sus propios estándares, el alcanzarlos es su recompensa. Las dificultades surgen cuando los adultos, u otros individuos dentro del medio ambiente del niño o niña, establecen estándares externos para el niño, reemplazando el sistema interno de recompensas por uno que depende de fuerzas externas para proporcionar todas las recompensas (caramelos, dinero, alabanza exagerada). Entonces los niños comienzan a sentirse exitosos o apreciados sólo cuando alguien más los recompensa por sus logros. Los sentimientos de autoestima ya no se definen por el individuo mismo, pero por la opinión de los otros. Para ayudar a los niños a mantenerse intrínsecamente motivados, los adultos deben: Proporcionar un medio ambiente (p.ej., a través de juguetes apropiados para su edad) que permita a los niños explorar libremente y ver los efectos de sus acciones (p. ej., juguetes que cuando se muevan, cambien visible o tangiblemente). Proporcionar a los niños suficiente tiempo cuando trabajen teniendo en cuenta su persistencia. Cuando el niño o niña esté involucrado profundamente en una actividad, asegúrese de que pueda terminar sin interrupciones. Responda a las necesidades de un niño o niña de manera consistente, predecible, pero permítale ser tan independiente como sea posible. Proporcione a niños y adultos muchas oportunidades de exploración conjunta e interacción directa. Es importante tanto para los niños como para los adultos que trabajen juntos en una actividad. Presente a los niños situaciones que les proporcionen una dificultad aceptable. Las actividades que presenten una pequeña cantidad de dificultad serán más motivadoras y proporcionarán sensaciones más fuertes de éxito cuando se logren. Proporcione a los niños oportunidades de evaluar sus propios logros. En lugar de establecer que usted piensa que han hecho un buen trabajo, pregúnteles lo que ellos piensan de su trabajo. No use recompensas excesivas, porque las recompensas tienden a socavar las habilidades del niño o niña de valorar sus propios esfuerzos. Las alabanzas y las recompensas se deben basar en su esfuerzo y persistencia en vez de basarse en el logro mismo. En general, permita que los niños exploren y descubran el mundo. El mundo, percibido a través de los ojos de un niño o niña, es un lugar asombroso. Alrededor de cada esquina hay una experiencia esperando sorprender y emocionar a las mentes jóvenes en crecimiento; todo lo que su niño o niña necesita es una pequeña cantidad de instrucciones y una gran cantidad de libertad. No es necesario alabar y recompensar a los niños por sus acciones mientras tratan de controlar el medio ambiente. Las sensaciones de logro que los niños adquieren de los resultados de sus acciones serán recompensa suficiente. Es innecesario proporcionar alabanzas excesivas y recompensas ya que pueden, en realidad, ser dañinas a la motivación y deseo de aprender de los niños. Siempre recuerde que los hábitos y actitudes hacia el aprendizaje que se forman en los años tempranos, preparan el terreno para el aprendizaje futuro. 7.‐ RECETAS PARA AYUDAR A NUESTROS HIJOS A DESARROLLAR LA MOTIVACIÓN 1. Promover el sentido de la responsabilidad. Debemos poner a nuestro hijo en la situación de ir creciendo madurativamente de acuerdo con las capacidades que le brinda su edad y momento de desarrollo. 2. Proponer metas con un grado moderado de dificultad. Una tarea excesivamente fácil pierde interés para el niño y le conduce al aburrimiento. Una tarea con dificultad excesiva puede hacerle sentirse superado y abandonar. 3. Favorecer el aprendizaje independiente. Es conveniente que nuestro hijo se enfrente inicialmente de manera individual a la tarea planteada. 4. Proporcionar seguridad y apoyo. Es aconsejable que el niño sienta la presencia del adulto en caso de encontrar dificultades, que le proporcione el andamiaje necesario para resolver la tarea con éxito. 5. Valorar el esfuerzo insistiendo en que los errores son parte del aprendizaje. El niño necesita ver recompensado su esfuerzo, por lo que los adultos tenemos que atender más al proceso que al resultado. 6. Enseñar a atribuir el éxito a variables controlables (el esfuerzo, la constancia, la ayuda del profesor) en vez de hacerla depender de variables inconsistentes como la suerte o la casualidad. 7. Insistir en lo positivo antes que criticar lo negativo ayudará al niño a sentirse competente para la realización de la tarea propuesta y le animará a intentar mejorar lo que todavía no ha conseguido. 8. Exigir de forma realista y comprensiva. Debemos ser conscientes de las posibilidades y capacidades de nuestro hijo y exigirle en consecuencia 9. Intentar ser el mejor ejemplo para ellos. El mejor estímulo será siempre intentar ser un buen modelo de actitud al que puedan imitar. 10. Mantener una relación constante con el colegio. Si tenemos en cuenta que familia y colegio perseguimos un objetivo común, la educación integral de nuestros niños, será muy positivo unir nuestras fuerzas y caminar en la misma dirección. 11. Es importante Identificar el problema: Habla con tu hijo y escúchale con atención. Intenta descubrir qué es lo que no le satisface, que le desmotiva, qué sentimientos tiene que le hacen renunciar… 12. Enseñar al niño a retrasar el refuerzo: Las mayores metas en la vida no tienen su premio de manera inmediata. Hay que hacerle ver al niño que, aunque un esfuerzo no dé una recompensa inmediata, los resultados a largo plazo merecerán la pena. 13. Ayudarle a identificar sus deseos y metas a largo plazo: Puede que el niño ni siquiera se haya planteado qué quiere hacer en la vida, que no conozca sus verdaderos deseos. Hay que animarle a imaginar y soñar con las cosas que realmente le gustaría conseguir. 14. Enseñarle a dividir las metas en objetivos pequeños: Algunas cosas pueden parecerle al niño un esfuerzo inmenso que no será capaz de realizar. Esto le desmotivará y le impedirá avanzar. Hay que enseñarle a dividir los grandes problemas en problemas pequeños y manejables. Por ejemplo, puede parecerle imposible aprobar matemáticas a final de curso. Intenta quitarle ansiedad ayudándole a centrarse en los deberes de hoy, el examen de la semana que viene… Lo importante es el hoy y lo que tenemos que hacer en este momento. 15. Reconócele sus logros y anímale incluso cuando fracase, por el solo hecho de haberlo intentado. Tiene que saber que lo importante es intentar las cosas y que no va a ser peor persona o se le va a querer menos porque no consiga las cosas a la primera. 16. Enseñarle a darse mensajes positivos y a minimizar las situaciones negativas. 17. Haz que el niño participe en actividades comunes en la casa que le permitan lucir sus habilidades y anímale a usar esas capacidades en otros contextos (escuela, amigos… 18. Cuando el niño vaya a intentar algo difícil, anímale y coméntale que sabes que no es fácil y que el solo hecho de intentarlo es un logro y le enseñará aprendizajes importantes. 19. Reconocer sus éxitos aunque sean pequeños. 20. No perder nunca nuestra confianza en el niño, aunque éste fracase. Tenemos que ser conscientes de que está aprendiendo y de que mejorará en sus habilidades día a día. No le presiones ni le crees ansiedad esperando que siempre lo haga todo bien a la primera. 21. Se pueden organizar las actividades de casa mediante un diario y, a final de semana, evaluar con el niño las metas cumplidas y premiarle por ellas. También se puede analizar con él en qué actividades no ha podido llevar a cabo con éxito para analizar cuál ha sido el problema y ayudarle a buscar soluciones. 22. Ayúdale a fijarse objetivos realistas y a desarrollar planes de acción para llevarlos a cabo. Esto mejorará su organización, su toma de decisiones y su capacidad de resolución de problemas. 23. Anímale a desarrollar sus capacidades, talentos e intereses. Pregúntale qué actividades le gustaría realizar y cómo pretende llevarlas a cabo.