Programas de fichas - ceip josé zorrilla

Anuncio
Estrategias
1. Refuerzo de las conductas positivas.
Hemos visto que si la conducta del niño va seguida de un premio o una recompensa
(refuerzo) el niño la repetirá con más frecuencia en el futuro. Cuanto más se premie o
se refuerce una conducta o una respuesta, más probable es que dicha conducta se repita en
lo sucesivo. Por el contrario, si una conducta se deja de reforzar, ésta se irá
progresivamente debilitando e incluso llegará a desaparecer.
Para aplicar correctamente el refuerzo positivo hay que tener en cuenta los siguientes
requisitos:
1. Se debe tener muy claro la conducta que se quiere reforzar. Por ejemplo: ayudar a
poner la mesa o recoger sus juguetes.
2. Concretar un acuerdo con el niño planteando las conductas a conseguir y las
recompensas que obtendrán.
3. No recompensar antes de la realización de una acción sino después de haberla
realizado.
4. Debe aplicarse el refuerzo o recompensa inmediatamente después de que el niño haya
puesto en práctica la conducta deseada.
5. Se pueden utilizar diferentes tipos de reforzadores:
- materiales: un juguete, dinero, una chuche…
- sociales: elogios, frases de ánimo y felicitación, un beso, un abrazo, una sonrisa, una
palmadita en la espalda…
- de actividad: ir juntos al cine, salir al parque, participar en sus juegos…
Las recompensas materiales como el dinero, materiales deportivos o juguetes nos gustan a
todos. Pero son las recompensas sociales como la atención, los elogios o el afecto las que
nos hacen sentirnos más a gusto con nosotros mismos.
Hay que decidir en qué casos utilizar las recompensas materiales. Un buen criterio es
hacerlo de manera extraordinaria y con cosas que al niño le suponen especial esfuerzo.
Pero, aún en ese caso, deben ir acompañadas de recompensas sociales, de las que son
expresión.
6. No hay dos niños iguales. Y, por eso, puede suceder que lo que es motivador para uno no
lo sea para el otro. Es necesario adaptar los premios a la manera de ser de cada
hijo. También se puede cambiar el tipo de refuerzo a fin de que el niño no se habitúe
a recibir siempre el mismo.
7. Existen dos formas básicas de recompensar: todas las veces y ocasionalmente. Al
comienzo, hasta que el comportamiento nuevo esté bien aprendido, es mejor reforzar
el comportamiento cada vez que se produzca. Luego, cuando el comportamiento está
consolidado, se deben utilizar los reforzadores de vez en cuando y a intervalos
diferentes.
1
2. Programas de fichas
Este procedimiento consiste en un programa en el que el niño puede ganar por medio de la
realización de la conducta deseada, una serie de puntos o fichas (pegatinas, gomets) que
harán las veces de refuerzos y que más tarde podrá canjear por refuerzos más tangibles
como juguetes, la realización de ciertas actividades o algo que le agrade especialmente
al niño, como ir al cine, por ejemplo.
En este procedimiento los padres han de ponerse de acuerdo previamente con el niño a fin
de fijar con él el valor que han de tener las fichas, así como la manera de lograrlas. El niño
debe comprender exactamente las reglas del juego y, una vez fijadas estas, no deben ser
variadas arbitrariamente por parte de los padres.
Las reglas de funcionamiento deben quedar muy claras antes de que comience el
programa:
- Tener muy claro cuál es la conducta que se quiere fomentar en el niño y expresarla
de forma muy sencilla.
- Explicarle al niño o niña con claridad en qué ocasiones obtendrá la ficha o punto o
pegatina.
- Acordar que número de puntos o fichas necesita para canjearlos por un premio
- Elegir un premio que sea atractivo para el niño o niña.
3. Retirar la atención.
Un procedimiento muy eficaz para reducir o eliminar problemas cotidianos de
comportamiento de los niños es ignorar la conducta. Es decir, eliminar la atención que esa
conducta provocaba. Si se es constante en la puesta en marcha de este procedimiento, el
niño acabará dándose cuenta de que actuando de este modo ya no obtiene la recompensa de
la atención, por lo que es esperable que de forma gradual deje de emitir esa conducta.
A la hora de poner en marcha la retirada de atención conviene:
1. Evitar mantener contacto ocular con el niño. Para ello puede ser útil volverse de
espaldas o incluso salir de la habitación donde está el niño.
2. No mantener ningún contacto verbal con él: No decir nada, reprochar, sermonear,
explicar, etc. Son formas de prestar atención
3. No mantener contacto físico y si él se acerca alejarse sin decir nada.
4. Es importante comenzar a ignorar al niño tan pronto como la conducta comienza u
dejar de hacerlo cuando la conducta inadecuada termine.
5. Es esperable que en los primeros momentos de la puesta en práctica de este
procedimiento se produzca un agravamiento de la conducta.
6. Este procedimiento requiere paciencia, esfuerzo y perseverancia por parte de la
persona que lo lleva a cabo.
7. Este procedimiento no debe ser empleado en aquellas conductas que puedan suponer
un daño para el propio niño o para los otros.
2
4. Tiempo fuera
Cuando el niño comienza a pelearse con sus hermanos, se muestra agresivo o llorón, se le
puede mandar solo a su habitación o a un rincón, sin entrar en ningún tipo de discusión con
el niño sobre la medida tomada. Si hacemos esto, estaremos utilizando el tiempo fuera.
El procedimiento consiste en retirar o aislar al niño del lugar en el que está teniendo la
conducta inadecuada impidiendo así que la conducta sea reforzada.
Para que este procedimiento sea eficaz es necesario tener en cuenta una serie de reglas:
1. El lugar al que se traslade al niño no debe ser amenazante pero sí aislado y
aburrido.
2. El traslado debe hacerse inmediatamente después de que ocurra la conducta
inadecuada con calma y firmeza pero sin gritos ni agresiones.
3. Conviene explicar de forma clara las condiciones de aislamiento. Por ejemplo si
has decidido sentar a tu hijo en un rincón de la cocina mirando a la pared cada vez
que interrumpe cuando hablas con un invitado, debes dirigirlo a la silla y decirle:
“Dado que sigues gritando mientras yo estoy hablando con otra persona,
permanecerás aquí sentado hasta que yo te lo diga”.
4. No discutas ni razones con el niño mientras lo coges para llevarlo al tiempo fuera.
Ignora completamente sus posibles protestas o promesas de portarse bien.
5. La duración del tiempo fuera debe ser breve. Algunos autores recomiendan un
minuto por año del niño.
6. Una vez terminado el tiempo de aislamiento haz que vuelva a la actividad anterior. Si
cuando vamos a buscarlo está realizando comportamientos inadecuados (llorar,
gritar, romper objetos, etc.) entonces no debe sacársele de allí hasta que no esté un
tiempo, por ejemplo 15 segundos, comportándose correctamente. Si ha ocasionado
desorden o destrozos deberá arreglarlo.
3
Descargar