Regiones de formación estelar Jazmín Ortigosa La nebulosa de Orión es una de las regiones de formación estelar de la Vía Láctea más estudiadas debido a su cercanía a nuestro Sistema Solar. Se puede observar desde nuestro planeta en la constelación de Orión. Las nubes moleculares son zonas extensas de aproximadamente 100 años luz de diámetro y con un millón de veces más masa que el Sol. Generalmente están localizadas en los brazos de las galaxias espirales. Su temperatura es menor a 10 K . Estas regiones están formadas por partículas de gas y polvo. El hidrógeno en forma molecular es el elemento más abundante aunque existen otras moléculas como monóxido de carbono y amonio. Es en estas zonas que se forman las estrellas y muchos otros cuerpos celestes. En la zona del espectro de la luz visible sólo vemos una parte de estas regiones, mientras que el resto se observa en las frecuencias de radio o de luz infrarroja. Dentro de cualquier región de formación estelar es común encontrar objetos como protoestrellas, estrellas jóvenes, discos, chorros y objetos Herbig-Haro (HH). Las protoestrellas se forman por la contracción gravitacional del gas. Cuando éste comienza a contraerse, existe una pelea fundamental para la formación de las estrellas entre la presión, que trata de expandir el gas y la gravedad que trata que se colapse. Cuando estas fuerzas llegan a equilibrarse, se forma una protoestrella con un núcleo en el cual, dadas las altas temperaturas alcanzadas, comenzarán las reacciones termonucleares que producen la luz de las estrellas. Una vez que la estrella se condensa, comienza a rotar y provoca que el gas que se localiza a su alrededor comience a girar con ella formando un disco aplanado conocido como disco protoplanetario. Este material comienza a colisionar y formar partículas cada vez más grandes, de hasta 1 kilómetro. Si continúan colisionando, su tamaño seguirá aumentando y se formarán planetas y satélites. En estas regiones también se han detectado flujos de gas que se alejan de la región central, y son las estructuras conocidas como flujos bipolares. Estos flujos salen en dirección perpendicular al disco, ya que no pueden salir por los lados debido a la presencia del material que forma el disco. Su orientación coincide con la dirección de las líneas de campo magnético de la estrella. Estos flujos, también conocidos como chorros, salen con velocidades de 200 a 300 km/s. El material interestelar arrastrado por el chorro puede recorrer distancias de hasta un año luz de la estrella o más. Los objetos Herbig-Haro consisten en el gas calentado por el chorro que se está expulsando desde la estrella.