33 MINISTERIO PÚBLICO DE COSTA RICA 2008 Tema. LEGÍTIMA DEFENSA. Distinción terminológica: Entre Defensa Desproporcionada y Exceso en la Defensa Sumario LEGÍTIMA DEFENSA. Distinción terminológica: Entre Defensa Desproporcionada y Exceso en la Defensa. La primera, se caracteriza porque media una desproporción entre la agresión y la defensa que se lleva a cabo, a sabiendas que esta rebasa lo necesario para superar la agresión que se sufre, se está ante la intencionalidad de emplear más violencia que la necesaria, en tal caso, sencillamente se elimina la legítima defensa. Aquella irregularidad actúa sobre la antijuridicidad de la acción, lo que podría llevar a la configuración de un delito por actuarse fuera se los supuestos de la legítima defensa. En cuanto, a la segunda, la defensa va más allá de lo pertinente, pero obedece a un error del agredido, la persona cree que el medio que emplea es el adecuado para actuar de forma más severa que lo que en realidad corresponde. Por eso se puede afirmar que el exceso representa una variedad de error de prohibición, pero atinente a la proporcionalidad de los medios usados para la defensa, y debe ser dirimido según sus reglas, analizando su vencibilidad o invencibilidad a efectos de determinar la pena. Precisamente esa ponderación de la pena, en cuanto a la reducción prudencial de la pena o incluso que el injusto no sea punible (arts. 29, 35 y 79 del Código Penal) respecto al exceso junto al error de prohibición, corrobora la noción del exceso como un factor referente a la culpabilidad. En el presente asunto, el encausado alega que su conducta se acomodó a la justificante de la legítima defensa, sin que mediara el exceso que estimó el a quo. A juicio del quejoso, el empujón que propinó al ofendido no fue desproporcionado, sino que fue adecuado a la agresión que sufría por parte del Ofendido, quien le daba golpes incluso en su cabeza. C. C. actuó de manera proporcionada en su defensa, por lo que procedió amparado a la causal justificante de legítima defensa. Se acoge el motivo impugnado, por las siguientes razones: Se comprobó, en el presente asunto que el ofendido siguiendo las instrucciones del dueño del lugar, le solicitó al justiciable que vaciara lo que 1 estaba bebiendo en un vaso plástico, para que entregara el de vidrio, a lo que el imputado se negó. Ante esta respuesta, C. B. empezó a descargar su bastón de cuidador contra el cuerpo del acusado, quien procedió a desarmarlo y a empujarlo contra el suelo, produciéndole una fractura de tibia desplazada y peroné izquierdos, lo cual lo incapacitó por noventa días para sus labores habituales. La primera pregunta que surge es si el endilgado se hallaba ante una agresión ilegítima actual, siendo positiva la respuesta, porque nada autorizaba a C. B. a emprenderla con su bastón de cuidador contra la humanidad de C. C. La segunda pregunta es: si la reacción de C. C. era la adecuada. En ese sentido, debe decirse que desarmar al perjudicado era la respuesta mínima que podía emplear el agredido para defenderse, lo que restringe la cuestión al empujón propinado a C. B., pues, el solo hecho de desarmar a C. B. no aseguraba que este cejara en la violencia injustificada que había dirigido al justiciable usando su bastón. En consecuencia, C. C. actuó de manera proporcionada en su defensa, por lo que procedió amparado a la causal justificante de legítima defensa. VOTO: 2007-00790. SALA TERCERA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. San José, a las once horas del tres de agosto de dos mil siete. Intervienen en la decisión del recurso, los Magistrados José Manuel Arroyo Gutiérrez, Presidente, Jesús Alberto Ramírez Quirós, Alfonso Chaves Ramírez, Magda Pereira Villalobos y Carlos Chinchilla Sandí. Expediente: Nº único: 05-000547-0073PE e Interno N° 537-1/1-07. Trascripción en lo conducente Informa el Magistrado Ramírez Quirós; y, sea desproporcionada, es decir que no sea la Considerando: “II.- Antes de proceder a menos dañosa de las disponibles para super- resolver el tema propuesto, debe hacerse ar la agresión que se sufre, y otra es que la algunas aclaraciones. Aunque doctrinaria y persona crea que el medio que emplea es el jurisprudencialmente se ha solido confundir el adecuado para esa finalidad, cuando en rea- exceso en la defensa con la desproporción de lidad es más severo que lo necesario. En la misma, es lo cierto que se trata de situa- aquel caso, se está ante la intencionalidad de ciones diversas. Una cosa es que la defensa emplear más violencia que la necesaria, lo 2 que transforma en ilegítima la defensa. En se los supuestos de la legítima defensa, en este caso, aunque la respuesta es excesiva, tanto que el segundo acarrea una reducción el agente cree que es la justa. O sea, se en- prudencial de la pena o incluso que el injusto cuentra ante un error. Tanto es así, que en su no sea punible (arts. 29, 35 y 79 del Código artículo 29, el Código Penal disciplina ese Penal. Acerca de ello, comenta BACIGALU- tipo de situaciones remitiéndolas a los artícu- PO: “El exceso, por lo tanto, sólo puede tener los 79 y 35, que regulan los errores de prohi- relevancia en el caso en que el autor no sepa bición. Al respecto, debe decirse que el asun- que se excede, es decir, cuando haya obrado to ha sido equivocadamente abordado por con un error respecto de la necesidad de la nuestra jurisprudencia nacional. En efecto, al acción que realiza. Si el autor se excede sa- igual que la acción que se efectúa como una biendo del exceso no tendrá derecho de in- aparente defensa, mas sabiendo que no hay vocar esta causal” (BACIGALUPO, Enrique. agresión, no es una legítima defensa, tampo- Lineamientos de la Teoría del Delito. Editorial co lo es cuando media una desproporción Juricentro, San José, 1985, pág. 83) Por eso entre la agresión y la defensa que se lleva a se puede afirmar que el exceso representa cabo, a sabiendas que esta rebasa lo nece- una variedad de error de prohibición, pero sario para superar la mencionada agresión. atinente en particular a la proporcionalidad de En tal caso, sencillamente se está ante una los medios usados para la defensa, y debe defensa desproporcionada, que elimina la ser dirimido según sus reglas, analizando su legítima defensa. En el exceso de defensa, vencibilidad o invencibilidad a efectos de por el contrario, la defensa va más allá de lo determinar la pena. Precisamente esa ponde- pertinente, pero obedece a un error del agre- ración de la pena, dispuesta expresamente dido, quien cree que debe actuar de forma por el Código respecto al exceso junto al más severa que lo que en realidad corres- error de prohibición (al aludir a su artículo ponde. Aquella irregularidad actúa sobre la 79), corrobora la noción del exceso como un antijuridicidad de la acción; este error sobre la factor referente a la culpabilidad y no a la culpabilidad. Así, la primera podría llevar a la antijuridicidad, como sería si la circunstancia configuración de un delito por actuarse fuera en cuestión fuese la ausencia sabida de la 3 agresión actual o inminente, o bien o la des- respuesta, C. B. empezó a descargar su bas- proporcionalidad del medio empleado. De tón de cuidador contra el cuerpo del acusado, igual modo, el párrafo segundo de dicho nu- quien procedió a desarmarlo y a empujarlo meral 29, al acotar que no es punible el exce- contra el suelo, produciéndole una fractura de so proveniente de “una excitación o turbación tibia desplazada y peroné izquierdos, lo cual que las circunstancias hicieren excusable”, lo incapacitó por noventa días para sus labo- hace alusión elementos que sólo influyen en res habituales. La primera pregunta que sur- la culpabilidad, ratificando ulteriormente lo ya ge es si el endilgado se hallaba ante una indicado en estas líneas. Así las cosas, que- agresión ilegítima actual, siendo positiva la da claro entonces que el hecho atribuido a respuesta, porque nada autorizaba a C. B. a Campos Cruz debe ser analizado conforme a emprenderla con su bastón de cuidador con- las reglas, no del error, sino de una eventual tra la humanidad de C. C.. Aunque este no desproporcionalidad de su defensa, porque quisiera entregar el vaso de vidrio en que no existe indicio alguno de que él hubiera bebía, lo procedente era llamar a la autoridad actuado movido por un error en cuanto a la pública para que lo obligara a entregar el magnitud de la defensa que empleó. El tema objeto, pues la pérdida no se sugiere como acá es enteramente de razonabilidad de la un mal inminente; pero nunca proceder a defensa. III.- Como puede comprobarse con golpear al endilgado con el bastón. Ante di- vista a los folios 82-83, en el presente asunto, cha situación, este desarma a C. B. para debe recordarse que el día 18 de junio del evitar la continuación de la agresión, em- 2005, el acusado sostuvo una discusión con pujándolo de seguido con las consecuencias el afectado, quien fungía como cuidador de ya referidas. La discusión entonces queda en carros en el Bar Country Tico, sita en la ciu- torno a si la reacción de C. C. era la adecua- dad de Cañas. Siguiendo las instrucciones da. En ese sentido, debe decirse que desar- del dueño del lugar, el ofendido le solicitó al mar al perjudicado era la respuesta mínima justiciable que vaciara lo que estaba bebien- que podía emplear el agredido para defen- do en un vaso plástico, para que entregara el derse, lo que restringe la cuestión al empujón de vidrio, a lo que C. C. se negó. Ante esta propinado a C. B. De este, no sólo es indu4 dable que fue el causante de las lesiones defensiva, el acusado pudiera parar su de- ocasionadas al último, sino que al mismo fensa en el momento en que nada más le tiempo es indudable que se desarrolló en el quitó el bastón a C. B.. En consecuencia, contexto del acto defensivo de C. C., pues como se ha demostrado en estas líneas, de- desarmar al agresor y proceder a empujarlo be concluirse que C. C. actuó de manera para finalizar así una agresión (que bien pod- proporcionada en su defensa, por lo que pro- ía continuar a pesar de no tener ya su bastón cedió amparado a la causal justificante de en las manos), es un mismo acto difícilmente legítima defensa.IV.- Por consiguiente, debe diferenciable, como para poder decir que, una declararse con lugar el tercer motivo de la vez desarmado C. B., el endilgado debió casación presentada, absolviendo a E. C. C. haberse contenido o frenado de cualquier del delito de lesiones graves que se le atri- otro impulso. En otras palabras, el solo hecho buyó como cometido en detrimento de J. Á. de desarmar a C. B. no aseguraba que este C. B.. Por falta de interés, se omite pronun- cejara en la violencia injustificada que había ciamiento sobre los otros extremos de la im- dirigido al justiciable usando su bastón. En pugnación planteada.” segundo lugar, es difícil que en esa maniobra 5 6 7 8 9 10 11 12