Contabilidad de arrendamientos: uniformizando criterios Por: Carlos Valle, Director, Accounting Advisory Services, de KPMG en Perú Enero 2016 Contrario a lo pensado por muchos, la claridad en las definiciones no constituye virtud generalizada en las normas contables. Existen zonas grises y tratamientos alternativos que dificultan hacer comparable la información reportada por las empresas. Un ejemplo típico son las modalidades de arrendamiento: financiero y operativo. En el primero el arrendatario reconoce activos y pasivos asociados al contrato en su contabilidad mientras que en el segundo esta información queda fuera del balance, excepto por las cuotas vencidas pendientes de pago. Así, la distinción entre ambas modalidades consiste en determinar si el contrato traslada al arrendatario los riesgos y ventajas inherentes a la propiedad del activo. Cuando esto ocurre, corresponde a un arrendamiento financiero, caso contrario será considerado operativo. En comparación con el financiero, el arrendamiento operativo suele resultar más atractivo para las empresas porque lleva a mostrar un mejor ratio de rotación de activos (los bienes arrendados no figuran en el balance) a la par de un menor endeudamiento (sólo se muestran pasivos por las cuotas de vencidas). Si bien la NIC 17 (norma contable vigente sobre arrendamientos) establece criterios técnicos para diferenciar una modalidad de otra, la existencia de tratamientos alternativos para operaciones similares en esencia, implica inevitablemente la aparición de casos discutibles en los cuales hay una preferencia por parte de ciertas empresas para considerarlos como arrendamientos operativos. Lo descrito cambiará sustancialmente debido a que el IASB (ente emisor de normas contables aplicadas por la mayoría de países incluido el Perú) ha aprobado la NIIF 16 (vigente desde 2019), estableciendo un único modelo de registro de arrendamientos para los arrendatarios, similar al actual arrendamiento financiero, en el cual siempre deberán reconocer en balance los activos y pasivos relacionados con los contratos celebrados. En ese sentido, la NIIF 16 contribuirá con la unificación de criterios para contabilizar operaciones y permitirá comparar la información reportada por las empresas. Sin embargo, también plantea desafíos, pues los efectos en ratios y posición financiera pueden llegar a ser importantes en negocios caracterizados por un uso intensivo de contratos de arrendamientos, sea de inmuebles, maquinaria pesada o equipos de explotación. Además, muchas modalidades contractuales vigentes en nuestro país como como datos, derechos de superficie, renting, cesiones de uso, usufructos, entre otras, requerirán ser evaluadas a luz de esta nueva norma contable.