Lírica Española Contemporánea

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TEMA 12. LA LÃRICA ESPAÑOLA DESDE LOS AÑOS 60 HASTA LA ACTUALIDAD
Como reacción a la poesÃ-a anterior en los años sesenta se consolida una lÃ-rica a la que se le da el
nombre de Generación del 50 o generación de medio siglo. Los autores más representativos son: Ãngel
González, José Ãngel Valente, Claudio RodrÃ-guez, Jaime Gil de Biedma, José AgustÃ-n
Goytisolo, Francisco Brines, Carlos Sahagún y Antonio Gamoneda.
CompartÃ-an con los poetas sociales la visión crÃ-tica de la realidad, unas actitudes éticas comunes y una
similar atención a los problemas de la colectividad. Por ejemplo: la preocupación por el hombre en
dialéxtica con el medio (Valente), el inconformismo y la denuncia (González y Goytisolo), las referencias
realistas a la vida cotidiana (Biedma y Gamoneda), y el sentido de la solidaridad y el compromiso
(RodrÃ-guez).
Una de las caracterÃ-sticas fundamentales de estos poetas es su actitud humanista, su preocupación por los
problemas del ser humano, tanto morales y sociales como existenciales e históricos. Ahora bien, en ningún
momento hacen de ello bandera o proclama polÃ-tica abierta, como los sociales, sino que lo preservan en su
recinto personal.
Es de advertir, no obstante, que en la mayorÃ-a hay una consciente voluntad de estilo y un mayor esmero en
el cuidado del lenguaje y de las formas poéticas, asÃ- como una vuelta a los eternos temas de la poesÃ-a
(el amor, el dolor, la soledad y la muerte) y a otros más personales (la amistad, la familia, el recuerdo y la
biografÃ-a), que les apartan de la poesÃ-a social.
Entre los libros de Jaime Gil de Biedma están Poemas póstumos y Las personas del verbo.
Claudio RodrÃ-guez es uno de los poetas capitales de nusestros dÃ-as y premio Nacional de Literatura. A
los diecinueve años, publicó Don de la ebriedad, uno de los más hermosos de la poesÃ-a
contemporánea y que impresionarÃ-a a Vicente Aleixandre, con quien Claudio Rodriguez mantendrÃ-a una
estrecha e Ã-ntima amistad.
En la década de los setenta se produce un cambio de actitud, se rompe con la lÃ-nea poética anterior.
Debemos tener en cuenta dos fechas al hablar de esta etapa: 1966, año de la publicación de Arde el mar, de
Pere Gimferrer, libro que rompe con las poéticas anteriores, y 1970, año en que Jose MarÃ-a Castellet
publica Nueve novÃ-simos poetas españoles, antologÃ-a que da nombre a la generación.
Los novÃ-simos son presentados como un movimiento de ruptura vanguardista y portador de un nuevo
lenguaje que llega incluso al experimentalismo formal. Estos poetas, en efecto, ya no piensan que la poesÃ-a
pueda cambiar la realidad, asÃ- que se alejan del compromiso, del testimonio o de la solidaridad, y adoptan
una actitud formalista.
En los contenidos, o vuelven su mirada a temas y asuntos de otras épocas, de origen cultural e histórico,
como el aarte y la música, o asimilan una mitologÃ-a frÃ-vola procedente del cine, de la música popular o
del cómic.
En lo formal recogen aspectos de las vanguardias del siglo XX, en especial del surrealismo, a través de
Aleixandre y el postismo, pero tampoco abandonan el tono coloquial de algunos poetas del 50.
Sus representantes más destacados, nacidos entre 1939 y 1950 son:
−En la tendencia cultutalista y surrealista: Pere Gimferrer (Arde el mar, La muerte de Beverly Hills),
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Guillermo Carnero, Antonio Colinas y Luis Alberto de Cuenca.
−En la tendencia más coloquial, irónica y crÃ-tica: Manuel Vázquez Montalbán (Una educación
sentimental, Coplas a la muerte de mi tÃ-a Daniela) y Leopoldo MarÃ-a Panero.
La poesÃ-a posterior a 1975 es más realista y no presenta una ruptura con la de los novÃ-simos, sino más
bien indiferencia hacia ella, y los poetas, llevados por un personalismo extremo, se adscriben a diversas
tendencias, unas continuistas y otras recuperadas del pasado.
Surgen tendencias continuadoras como la poesÃ-a visual y varios ismos (surrealista, culturista, purista, etc.) y
tendencias recuperadas de otros tiempos (poesÃ-a de la experiencia, neorromanticismo, neobarroquismo,
neorrealismo, etc.). esto es, o se vuelve a la tradición o se afirma la individualidad, bien por razones de
estilo, o bien por un deseo de diferenciación.
AsÃ-, el el surrealismo se sitúan Blanca Andreu y Ana Rosseti; en la poesÃ-a de la experiencia, Luis
GarcÃ-a Montero y Felipe BenÃ-tez Reyes; en la poesÃ-a épica, César Antonio Molina y Julio
Llamazares (La lentitud de los bueyes); en el neoexistencialismo surrealista, Amalia Iglesias (Un lugar para
el fuego); en el neorrealismo social, Fernando Beltrán (Aquelarre en Madrid); en el neobarroquismo,
Antonio Enrique; en el neopurismo, Ãlvaro Valverde (Una oculta razón); en el impresionismo
posnovÃ-simo, Miguel d'Ors.
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