Las primeras noticias onos los comienzos, en historia, adolecen de incerlidumbre y de infidelidad, a lo cual no p u e d e sustraer* se mi labor, máxime dada la naturaleza especial de estos estu­ dios que siguieron en su desenvolvimiento una marcha g r a ­ dual, lenta, indefinida, sujeta a los mismos vaivenes q u e el p r o ­ greso de la humanidad con cuyo origen hay q u e suponer e n ­ g a r z a d o el conocimiento de los vegetales y su aplicación in­ mediata médica, alimenticia o industrial, aun c u a n d o la Botá­ nica sistemática sea una Ciencia relativamente moderna, una Ciencia de ayer que José Pifión de T O U P N E F O P T y C a r l o s L1NNEO crearon sobre bases firmes en el siglo XV1I1. Antes de esta época existieron en todas las partes Botánicos distinguidos que, con intuición o con determinados conocimien­ tos, se ocuparon de estudiar el reino vegetal en alguno de s u s aspectos, pues anteriormente a ellos sólo había referencias de plantas que, c o m o las Bíblicas, fueron m e n c i o n a d a s en el curso de la disertación, no siempe con exacto conocimiento de las mismas. Hipócrates, Aristóteles, Teofrasto, Columela, Dioscorides, Plinio, etc., son personajes que se destacaron en la antigüedad c o m o cultivadores de los conocimientos histórico naturales y que no desatendieron ciertamente los botánicos. Y lo que ocurre dentro de la historia general de la Botánica acontece también en lo q u e a nuestra Flora regional se refiere. En ella existen profusamente esas noticias v a g a s relativas a v e ­ getación, aplicaciones y nombres vulgares de plantas que se consignan al azar, m u c h a s veces, en documentos antiguos al hacer descripciones topográficas, agrícolas, sanitarias... o en privilegios, memorias, cesiones, litigios, donaciones, relaciones hidrológicas, descripción de fuentes minerales, ele.