Documento descargado de http://www.elsevier.es el 18/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Med Clin (Barc). 2014;142(3):111–113 www.elsevier.es/medicinaclinica Editorial Bacteriemia oculta o bacteriemia en pacientes adultos dados de alta desde Urgencias Occult bacteremia or bacteremia in adult patients discharged from the Emergency Department Josep M. Mòdol Deltell * y Pere Tudela Hita Unidad de Corta Estancia-Urgencias, Hospital Universitari Germans Trias i Pujol, Universitat Autònoma de Barcelona, Badalona, Barcelona, España Los hemocultivos siguen siendo la prueba fundamental para la detección de bacteriemia y para la determinación de la sensibilidad antibiótica de sus aislamientos. Su limitación fundamental es el factor tiempo. A pesar del avance tecnológico, la positividad de los mismos no suele observarse antes de las 12 h y la identificación definitiva y los resultados del antibiograma requieren de al menos 24 h. En Urgencias a menudo se extraen hemocultivos de pacientes con sospecha de sepsis que tras un perı́odo de observación, que no suele superar esas 12-24 h, y en situación de estabilidad clı́nica, son dados de alta estando pendiente el resultado de los mismos. En algunos de estos pacientes los hemocultivos resultarán positivos. En los años 70 se describió esta secuencia de hechos en pacientes pediátricos previamente sanos, con buen estado general y sin foco aparente de infección1. Por ese motivo se la denominó bacteriemia oculta. Se trata de bacteriemias fundamentalmente debidas a Streptococcus pneumoniae (S. pneumoniae)2. En los pacientes adultos tenemos un conocimiento más limitado de este fenómeno, que además presenta caracterı́sticas diferenciales. En contraposición al paciente pediátrico, en la mayor parte de los casos adultos existe un foco infeccioso ya observado en Urgencias y en todo caso en ese momento no se habı́a sospechado la bacteriemia asociada al mismo. Por este motivo es preferible utilizar el término bacteriemia en pacientes dados de alta desde Urgencias (BPAU)3–6 que no el de bacteriemia oculta, aunque las publicaciones en lengua inglesa suelen recurrir a esta terminologı́a2,7–9. En el presente número de MEDICINA CLÍNICA se incluye un nuevo trabajo que aborda el tema10 y que confirma los resultados de las distintas series que se han publicado en los últimos años2–9,11,12. Las BPAU suponen el 6-29% de los pacientes con bacteriemia visitados en urgencias2–8,11 y, si nos situamos en nuestro medio, alrededor del 20% de las mismas3–7,11. Se trata de pacientes con una edad media de 53-67 años2,3,5–7 y sin un predominio claro Véase contenido relacionado en DOI: http://dx.doi.org/10.1016/j.medcli.2013.05. 050 * Autor para correspondencia. Correo electrónico: jmmodol.germanstrias@gencat.cat (J.M. Mòdol Deltell). de sexo2–8,11. La mayor parte corresponden a infecciones del tracto urinario (27-69%), siendo la segunda entidad los cuadros febriles sin foco aparente (12-39%), y en tercer lugar, las infecciones respiratorias (0-11%)2–8,11. Respecto a la etiologı́a, predomina de forma clara Escherichia coli (37-75%), y el segundo lugar, habitualmente con menos del 10% de los aislamientos, se lo disputan Klebsiella sp., S. pneumoniae y Staphylococcus aureus3,6–8,11. En realidad, no es más que un reflejo bastante fiel de los focos y la etiologı́a de la bacteriemia comunitaria, con 2 aspectos diferenciales: una sobrerrepresentación de cuadros febriles sin foco aparente, que en la bacteriemia adquirida en la comunidad tan solo supone el 9% de las mismas, y una menor proporción de infecciones respiratorias, que en la comunidad representa el 12-27%13. Ante el conocimiento de que un paciente dado de alta desde Urgencias presenta un hemocultivo positivo, la primera cuestión que se nos plantea hace referencia a la seguridad. El paciente con BPAU podrı́a tener un peor pronóstico que aquel que ha permanecido hospitalizado y probablemente bajo tratamiento antibiótico parenteral. No obstante, en todas las series se constata una mortalidad muy baja con esta práctica, que se sitúa en el 0-5%2–8,11. De forma global, la mortalidad de la bacteriemia comunitaria en nuestro medio se sitúa en torno al 11-16%, y si nos centramos en la sepsis no grave, donde cabe ubicar la mayorı́a de las BPAU, en el 4%13. En este sentido, los datos son concordantes y no suponen ninguna alarma. Pero, además, en los trabajos que la han comparado, la mortalidad de los pacientes con BPAU es inferior a la de los pacientes con bacteriemia hospitalizados desde Urgencias (9-12%)4,5,8, en relación de nuevo con que los primeros presentan un ı́ndice de gravedad menor que el de los hospitalizados con idéntico diagnóstico2,5,8, lo cual parece lógico y justificable. Existen pocos trabajos que hayan estudiado la evolución de los pacientes con BPAU respecto a los hospitalizados con bacteriemia, ajustando los parámetros de gravedad, y en ellos no se ha mostrado una mortalidad superior en los BPAU8. Además, es interesante destacar que la administración de un tratamiento antibiótico no efectivo al alta de Urgencias no parece empeorar el pronóstico de dichos pacientes, siempre que se adecue el mismo tras la detección del aislamiento y su antibiograma8. En la misma lı́nea, en otro 0025-7753/$ – see front matter ß 2013 Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. http://dx.doi.org/10.1016/j.medcli.2013.09.010 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 18/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. 112 J.M. Mòdol Deltell, P. Tudela Hita / Med Clin (Barc). 2014;142(3):111–113 trabajo el 83% de los pacientes habı́an mejorado el ı́ndice APACHE III en la segunda visita a Urgencias, y tan solo el 7% lo habı́a empeorado, a pesar de que solo el 43% habı́a recibido tratamiento adecuado2. De lo anterior podemos deducir que el remitir a un paciente con hemocultivos cursados desde Urgencias a domicilio, en situación de estabilidad clı́nica, es una práctica segura siempre que esté definido un circuito que permita localizar y revalorar al paciente en caso de positividad de los mismos10. La segunda cuestión es si los hemocultivos practicados en Urgencias a pacientes que posteriormente van a ser dados de alta son coste-efectivos y clı́nicamente relevantes14. Debemos tener en cuenta que hasta en el 40% de los hemocultivos practicados a nivel ambulatorio la presunción inicial es de cuadro no infeccioso o probablemente vı́rico15, y que en gran parte de las situaciones en las que sı́ se sospecha un origen bacteriano, como en las neumonı́as y las infecciones de partes blandas, los hemocultivos resultarán positivos en menos del 10% de los casos15. No es de extrañar, por tanto, que en algunas series tan solo el 1-2% de los hemocultivos en pacientes dados de alta desde Urgencias sean positivos12,16, y el resultado de los mismos solo lleve a un cambio en la actitud o el tratamiento en el 0,2-0,5% de los casos12,17. Por ello, algunos autores estiman el coste de cada cambio antibiótico en 4.100-8.600 euros12,17, otros no consideran coste-efectiva la toma de hemocultivos en estos pacientes15, y algunos cuestionan abiertamente su práctica18. Además, dentro de los análisis de los costes a menudo no están contemplados los asociados a la problemática de la contaminación de los hemocultivos, que en ocasiones obliga a revalorar al paciente, a la toma de nuevas muestras e incluso a su hospitalización. De todos modos, es conveniente resaltar la amplia variabilidad en la práctica de hemocultivos en los servicios de Urgencias, tanto en el porcentaje de visitas a los que se les extrae (0,6-25%)5,7,8,19 como en el de positividad de los mismos (1-22%)5–8,19. En nuestro medio, donde probablemente se es más restrictivo a la hora de indicarlos y donde el porcentaje de positivos es superior, la probabilidad de que un hemocultivo practicado a un paciente dado de alta desde Urgencias implique un cambio de tratamiento es algo superior a lo descrito (2-6%)5,6. Si nos centramos en la relevancia clı́nica, debemos señalar que la detección de la BPAU conlleva un cambio en la orientación diagnóstica en el 37-65% de los casos2,3,7,11, la detección de un tratamiento empı́rico inadecuado en el 21-57%2,4–9, y determina a menudo la decisión de ingreso hospitalario en una fracción variable del 4-82% de los pacientes2,3,5–8. De lo anterior podemos concluir que la toma de hemocultivos a pacientes que van a ser dados de alta desde Urgencias es una práctica costosa y muy probablemente mejorable, pero que al mismo tiempo puede llevar en algunos casos a importantes cambios en el tratamiento de los enfermos. Debemos, pues, analizar cuáles son los escenarios en los que obtendremos un mayor rendimiento con la práctica de hemocultivos, ya que dentro de las BPAU cabe distinguir diferentes circunstancias. Diversos trabajos apuntan a una escasa aportación del hemocultivo en la pielonefritis, donde ya se dispone del cultivo de orina. De los pacientes con pielonefritis, el 10-25% presentará bacteriemia, pero tan solo el 1,9% verá modificado su tratamiento tras conocer el resultado de los hemocultivos20. Si nos centramos en las BPAU, las de origen urinario suelen ser diagnosticadas de forma adecuada en su visita a Urgencias (87-93%)3,7,11, y los aislamientos microbianos suelen ser sensibles al tratamiento prescrito3,7,11. Es por ello que la mayorı́a de los autores coincide en que no serı́a necesario practicar hemocultivos a aquellas pielonefritis que serán dadas de alta desde Urgencias13,21. Algunos autores tampoco consideran necesario practicar hemocultivos de forma sistemática en la neumonı́a sin criterios de ingreso hospitalario, pues en tan solo el 0,7% de ellas se cambia el tratamiento en base al resultado de los mismos22. No obstante, el rendimiento diagnóstico etiológico en esta es muy variable, y en otros trabajos realizados en nuestro medio las infecciones respiratorias bacteriémicas tienen un acierto terapéutico menor en su visita a Urgencias (37-71%)3,7,11 y, por tanto, la recomendación aquı́ no puede ser tan categórica. Los pacientes visitados en Urgencias por cuadros de fiebre sin foco aparente suponen un reto muy superior. A diferencia de la mayorı́a de las entidades, en ellos no disponemos de recomendaciones definidas de las sociedades cientı́ficas en las que se establezcan unos criterios de actuación. Alrededor del 20% de los mismos presentarán bacteriemia23 y en más del 80% de ellas el tratamiento inicialmente prescrito no será efectivo3,7,11. La detección de bacteriemia en estos casos plantea diagnósticos trascendentes, como endocarditis, procesos abdominales, osteomielitis, infecciones de partes blandas y bacteriemias de origen incierto, entre otros. La indicación de hemocultivos en estos casos serı́a incuestionable. Diferentes autores han establecido amplias controversias en cuanto a la conveniencia de practicar hemocultivos en pacientes que van a ser dados de alta desde Urgencias. Pero la cuestión es compleja, a menudo, en el momento de la extracción de los hemocultivos, que se debe realizar siempre antes del inicio del tratamiento antibiótico y, por tanto, de forma precoz, se desconoce la evolución que tendrá el paciente y, en consecuencia, si finalmente será hospitalizado o dado de alta. Algunos autores ni siquiera contemplan su práctica. Kelly recomienda que solo se extraigan hemocultivos en cuadros probablemente bacterianos que requieran ingreso hospitalario y en caso de no poderse obtener una muestra del foco de la sepsis24. Las guı́as de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiologı́a Clı́nica recomiendan realizar hemocultivos a pacientes con sepsis e infección de órgano, sepsis grave o shock séptico, sospecha de endocarditis, brucelosis o fiebre tifoidea, y en casos de neutropenia, inmunosupresión o senilidad13. Serı́a de gran utilidad disponer de parámetros que predijeran de forma eficaz la bacteriemia en Urgencias. Los estudios sobre diferentes variables, como la temperatura o la presencia de leucocitosis, entre otras, ası́ como diferentes modelos predictivos, han sido poco concluyentes25. Tan solo la presencia de escalofrı́os francos y la inestabilidad hemodinámica se han mostrado claramente relacionados26. En este contexto, en los últimos años numerosos estudios han propuesto la utilidad de diferentes biomarcadores como predictores de bacteriemia, pero la experiencia diagnóstica con ellos es todavı́a limitada y, por el momento, no disponemos del marcador ideal27. Numerosas moléculas han sido estudiadas, aunque la mayor experiencia se ha acumulado con la proteı́na C reactiva y la procalcitonina (PCT). La PCT tiene un alto valor predictivo negativo y puede ser especialmente útil para excluir bacteriemia28,29. Consideramos que la introducción de alguno de ellos en los algoritmos de decisión, junto a otros criterios clı́nicos, podrı́a resultar de ayuda para una mejor indicación de la práctica de hemocultivos27–29. En conclusión, a la espera de nuevas recomendaciones de actuación, y para mejorar el rendimiento diagnóstico de los hemocultivos, cabe reconsiderar su indicación en la pielonefritis sin criterios de ingreso, y en cambio sistematizar su práctica ante los pacientes con fiebre no aclarada y sospecha de sepsis sin foco aparente, con el propósito de limitar al mı́nimo los pacientes con bacteriemia no hospitalizados y sin diagnóstico y tratamiento correctos. Bibliografı́a 1. Torphy DE, Ray CG. Occult pneumococcal bacteremia. Am J Dis Child. 1970;119:336–8. Documento descargado de http://www.elsevier.es el 18/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. J.M. Mòdol Deltell, P. 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