394 FERDINANDO CASADIEGOS CÁCERES Pero a pesar de la pérdida del objeto, el deudor no siempre quedaba exonerado de la obligación; solamente cuando la pérdida de la cosa había sobrevenido sin dolo y sin culpa. El principio de la extinción de la obligación por pérdida de la cosa debida solo se aplicaba a las obligaciones de especie o cuerpo cierto, pues tratándose de obligaciones in genere, no se producía la extinción, por cuanto se aplicaba el principio genera non pereunt, es decir, que las cosas de género no perecen. El deudor queda obligado al cumplimiento de la obligación aún cuando la pérdida haya sobrevenido por caso fortuito, si éste estaba en mora, pues la mora implicaba dolo o culpa y, por consiguiente, perpetúa la obligación. g) La capitis deminutio. Era un fenómeno jurídico que afectaba la personalidad del capite minutus, la persona civil de éste se extinguía y se transformaba y con ello todas sus relaciones jurídico civiles. Por esto se deduce que las obligaciones preexistentes a cargo del capite minutus debían quedar extinguidas. Por este principio no era absoluto: • No extinguiéndose por la capitis deminutio sino la personalidad civil y no la natural, el deudor quedaba naturalmente obligado. • Por este medio sólo se extinguían las obligaciones nacidas de contratos o cuasicontratos. • El pretor moderó los efectos de la capitis deminutio estatuyendo que si era máxima o media, responderían de la deuda las personas o entidad a cuyo poder fuera a parar el patrimonio del capite minutus y si era mínima, el capiti minutus debía pagar. 11.2. EXCEPTIONES OPE (POR VÍA DE EXCEPCIÓN) a) La litis contestatio. En el derecho clásico existía otra causa de extinción ipso iure que era la litis contestatio, que determinaba en el procedimiento formulario una especie de novación de la relación deducida en juicio, extinguiendo la antigua obligación, cualquiera que ella fuese, y haciendo surgir en su lugar una nueva, consistente en