Gustavo Pereira Universidad de la República (Uruguay) Capacidades y bienes primarios: una vuelta a la discusión sobre la métrica de justicia Resumen Las métricas de justicia consisten en la característica personal relevante para procesar las evaluaciones de justicia. Su importancia radica en que a partir de ellas es que se realizan las comparaciones interpersonales que establecen quién está mejor y quién está peor, a la vez que se utilizan para diseñar posibles políticas sociales. Dentro de la discusión que se ha generado sobre la mejor métrica de justicia ha tenido un importante destaque la que se ha dado entre los bienes primarios y las capacidades. Amartya Sen ha criticado a los bienes primarios rawlsianos porque no son lo suficientemente sensible a las diferencias de posibilidades que tienen las personas de transformar medios en bienestar. Según Sen, una métrica como la de los bienes primarios no es capaz de percibir con precisión que si dos personas están igualadas y una de ellas tiene una enfermedad crónica mientras la otra es sana, la segunda podrá convertir esos medios en mayor bienestar que la primera. En consecuencia, no se alcanzaría la intención de igualación de ambas personas. Esta crítica ha sido rechazada por Rawls, quien sostiene que el concepto de capacidades que Sen presenta para superar esta dificultad está comprendido dentro de las capacidades de la personalidad moral. La respuesta de Rawls es lo suficientemente contundente como para inhibir la crítica de Sen. Sin embargo, la crítica de Sen mantiene su fuerza una vez que el foco de la discusión se mueve desde la teoría ideal que es desde donde responde Rawls a la teoría no ideal. Una vez que se plantea la tarea de realizar la justicia en las sociedades reales, las capacidades se convierten en un mejor candidato que los bienes primarios como métrica de justicia debido a su mayor sensibilidad a la variabilidad interpersonal. Defiendo que la preocupación por realizar la justicia debe tener en cuenta la estructura motivacional de las personas, ya que si la misma no se encuentra adecuadamente desarrollada un ciudadano simplemente no puede ser un agente capaz de intervenir en la vida de la sociedad. Esta estructura motivacional se encuentra constituida por las relaciones prácticas del yo de la autoconfianza, autorrespeto y autoestima, que una persona adquiere y desarrolla en relaciones de reconocimiento recíproco. Garantizar esta estructura motivacional debe contemplar circunstancias tradicionalmente asociadas a la justicia y al reconocimiento, y la métrica de las capacidades tiene la virtud de ser sensible a ellas. Por esa razón, tanto la preocupación por la realización de la justicia en las sociedades reales como el objetivo de asegurar la estructura motivacional de las personas proveen razones para respaldar la superioridad de las capacidades sobre los bienes primarios como métrica de justicia.