"Cibersexo": adicción creciente que afecta al 7% de los internautas Si el juego, el trabajo, las compras, la comida y el sexo constituyen las principales adicciones sociales, no químicas, de nuestro tiempo, el sexo por Internet es una de las más crecientes, por su gran capacidad para producir enganche adictivo. Así lo afirma Francisco Alonso-Fernández, presidente de la Sociedad Europea de Psiquiatría Social y catedrático de la Universidad Complutense de Madrid en una entrevista de Mayka Sánchez en El País. Según este especialista, la prevalencia de la adicción al cibersexo entre los usuarios de Internet es superior al 7%, por lo que se estima que afecta a más de 12 milllones de personas en el mundo. De los aproximadamente 20 milllones de adictos a Internet registrados en el mundo, más de la mitad lo son al cibersexo. Su poder de atracción se explica por el fácil acceso en cualquier hora y lugar, por su carácter legal y bajo precio, y anonimato, y además le mantiene exento del riesgo de contraer una enfermedad de transmisión sexual. “Más del 50% de los grandes usuarios del sexo por Internet han pasado del consumo abusivo a la adicción. Esto se constata cuando el cibersexoadicto dedica a este fin entre 15 y 20 horas semanales y presenta las cuatro características definidoras de la adicción: alto consumo de tiempo; entrega mediante un acto impulsional, con pérdida de control y de libertad e irritabilidad si no puede satisfacer la adicción; malestar previo al acto impulsional y posterior sensación de gratificación con sentimientos de culpa y de baja autoestima, y, finalmente, repetición de la conducta sistematizada según las tres secuencias anteriores con repercusiones negativas en el entorno familiar, social e incluso laboral”, explica AlonsoFernández, que prepara una nueva edición de su libro “Las adicciones sociales”. Algunos autores estadounidenses calculan que dos tercios de los adictos al “cibersexo” no tienen otros encuentros sexuales fuera de Internet y el otro tercio comparte esta actividad con otras conductas sexoadictivas, sobre todo pornografía de diversos tipos, sexo telefónico, visitas a prostitutas, “voyeurismo” y citas. Para Alonso-Fernández, el perfil de personas más vulnerables se resume en cinco puntos: presentar algún trastorno de la personalidad; tener otra adicción social, sobre todo sexual, o química; estar en un estado depresivo; sufrir un cuadro de ansiedad y vivir situaciones de estrés. La adicción masculina al sexo se suele iniciar entre los 25 y 35 años y la femenina a edades un poco más tempranas. Entre los “cibersexoadictos” existe una mayor proporción de homosexuales que en la población general. Los “cibersexoadictos” de ambos géneros son sobre todo estudiantes o profesionales con formación universitaria y aficionados a Internet. Alonso-Fernández puntualiza que el 50% de los sexoadictos por Internet que tienen pareja estable llega con el tiempo a sufrir una anorexia sexual respecto a su pareja: “Si la ésta descubre la adicción, es invadida por una mezcla de sentimientos de vergüenza, humillación e indignidad por traición”. La estrategia terapéutica se basa en la medicación con psicofármaco acompañada de ayuda psicoterapéutica y de la retirada del ordenador y de cualquier forma de acceso a Internet. Almudena Ortiz .