Dos derechos enfrentados Las democracias constitucionales buscan garantizar que la libertad de expresión y el derecho a no ser discriminados sean para todas las personas. Y aunque estén en riña tienen cosas en común, puesto que ambas deben de ir de la mano a la hora de que una persona quiera dar su punto de vista y que esté segura de que no le aventaran tomates al hablar, por el simple hecho de ser mujer, de ser de color, de ser extranjero, etc. Una persona se siente digna al hablar y sentirse seguro de sus palabras, porque sin la seguridad, se siente menos ante los demás, discriminado por la sociedad. En este sentido, la prohibición de toda discriminación injustificada es el reflejo del reconocimiento de la dignidad personal, y al mismo tiempo es una garantía para la afirmación positiva y ambos son derechos que el gobierno debe respetar al máximo, es decir imponer límites al poder político cada vez que no estamos de acuerdo con algo, y queremos ser escuchado, sin ser juzgados por nuestra apariencia. chistes sobre ciertas características de personas (“el negro, el joto, la vieja pen#$%), pues muchas veces las escenificaciones y representaciones de estereotipos sociales responden a prejuicios sociales construidos a partir de la visión machista, y demás en el ámbito de la vida cotidiana, a las personas les significa violencia, exclusión y discriminación, lo que viola el derecho de las personas a no ser discriminadas, tal como lo ha hecho Israel Jaitovich, Omar Chaparro, Adal Ramones, Facundo, Daniel Bisogno, entre muchos otros, y esto sin que las instancias de gobierno reparen en dichas violaciones a la ley. Y cómo es que reaccionan dichos conductores? Defendiendo su derecho a la libre expresión a través de la comicidad sobre temas sociales. Y tienen razón, pues las expresiones escénicas pueden ser el mejor pretexto para la reflexión social, por lo que nadie tendría derecho a prohibirles que comuniquen o expresen situaciones de la realidad social a través de lo cómico. Por un lado está la libertad de expresión y el derecho a no ser discriminado que son dos términos que entran en riña. Este debate se mantendrá mientras la libertad de expresión pueda ser utilizada como instrumento en la lucha por el poder político, en nombre de todos. En los medios de comunicación ya hemos visto que forman positivamente la igualdad en cuanto a la publicidad, fue ayer cuando me sorprendió un spot donde dice más o menos así “arquitecto, la casa a construir, bla, bla, bla” y es ahí cuando una mujer habla, dándonos a entender que ya no existen términos profesionistas, donde a la mujer tienen que referirse como: doctora, arquitecta, abogada, etc., eso es igualdad de géneros. De ahí la necesidad de que las personas que vemos, leemos o escuchamos en los medios de comunicación comprendan la responsabilidad que tienen cuando opinan sobre temas susceptibles de discriminación social. En este caso, lo recomendable es que tengan claridad sobre el derecho a la no discriminación de las audiencias a las cuales se deben, sin suprimir, desde luego, su derecho a la libertad de expresión de las ideas. Y más hablar y expresarnos para que a lo que llamamos “televisoras” empiecen a fomentar valores y opiniones positivas dentro de programas televisivos, noticias, publicidad, etc., y ¡arriba las mujeres! Para llevar a cabo ambos derechos: libertad de expresión y el derecho a la no discriminación, debemos empezar con pulir a los medios de comunicación, puesto que los medios de comunicación, en mi punto de vista, tuvieron gran culpa de la discriminación, ya que es muy común ver en la televisión Mexicana escenas donde se hace reír a la teleaudiencia haciendo malos