AQUELLOS AÑOS Me vienen a la memoria, aquellos años interminables, en los que todos me decían aquello que debía hacer, y lo que era imprescindible saber, si quería llegar a ser, un hombre de provecho. Trece años bajo el mismo y techo. Bajo la atenta mirada del Beato, que todo lo ve. Repitiendo capitales entre negros hábitos fantasmales, que amenazaban con la excomunión. Recibiendo golpes de regla, en la yema de los dedos, (Todos nos mordíamos las uñas, para que doliera menos.) Años de pelo cepillo. Pantalón corto. En la bata, mancha de tinta y un bolsillo roto. Aquel te ha llamado CAPUMA. En la puerta de la iglesia, a la una. Pegadulce para los listos. Adán y Eva tuvieron tres hijos. He dicho palabrotas, y he pegado a mi hermanita. Son tres Padres Nuestros, y un Ave María. Recreo extraordinario, y un castigo a diario. Por cometer ese desliz, aguantarás la tiza con la nariz, sin que caiga del encerado. Fila de a dos, por orden de estatura. Capón del profesor, lo que pica cura. Aquellos años ahora, parecen tan lejanos, que dudaría de su existencia, si no tuviera escrita la experiencia en la palma de la mano.