Los líderes no hacen falta Reunida con un empresario reflexionábamos sobre la sucesión y la evolución del liderazgo en las organizaciones exitosas basadas en líderes fuertes. Motivaba esta conversación el impacto y la expectativa generada por la desaparición de líderes tan emblemáticos de esta época como Steve Jobs o Hugo Chávez. Como muchos en el mundo, nos planteamos que sería de Apple sin Jobs o de Venezuela sin Chávez. Luego de un buen rato de analizar y pronosticar, aparecieron las verdaderas motivaciones detrás del tema, siendo él un líder fundador de una exitosa empresa, veía acercarse el momento de su retiro y se preguntaba si la empresa podría seguir siendo exitosa sin su liderazgo. Se daba cuenta que, si bien su liderazgo fue imprescindible para el nacimiento y la consolidación del éxito de su empresa, él ya no podría seguir siendo el único motor del éxito en el futuro. Como es un ex alumno del colegio Internacional, traje a la memoria una anécdota muy inspiradora para mí del legendario Mr. Wiley, director del colegio. Un día, ya cansado de haber probado todo para enderezar unos líderes negativos que estaban en el sexto curso, los llamó para echarlos del colegio y les dijo, señalando la puerta: “¡Este colegio puede marchar sin vos!”. Quienes lo conocimos, leeremos estas palabras con el fuerte acento proveniente del inglés, que lo caracterizaba y que a pesar de los años en el Paraguay nunca abandonó. Algo así como: “eshte klegio poude márchar sen vos”. Para adolescentes omnipotentes esta era una frase muy aleccionadora, los ídolos, líderes juveniles del momento se sentían todopoderosos, dueños de su destino y de los demás. Un límite de esta naturaleza era duro de entender para ellos. Se quedaron mudos y así en ese estado se retiraron del colegio ese día. El año siguió su curso, terminó, se hizo la graduación y esa promoción se integró a la sociedad como cualquier otra. Los admiradores de estos líderes revoltosos siguieron sin ellos y el colegio estuvo tranquilo. Así como sucedió en el colegio, así también las organizaciones pueden marchar sin sus líderes emblemáticos y ser exitosas, pueden marchar sin sus líderes revoltosos y ser innovadoras, pueden marchar sin sus líderes conservadores y ser solventes. Un ejemplo conocido es Google, que tiene una gran capacidad de atraer, contratar y retener los talentos necesarios para cada etapa, y no depende de un líder fuerte y único para innovar y retener el liderazgo en su sector. No son las personas en sí las imprescindibles sino las ideas, los principios y los sistemas de trabajo que garanticen la presencia del talento necesario para cada etapa y momento y así le den continuidad a lo iniciado por los lideres originarios, que llegado un momento y por mucho que les pese, ya no hacen falta. Patricia Dos Santos, socia ADEC