EL CARACTER EXCEPCIONAL Y RESTRICTIVO DE LA INOPONIBILIDAD DE LA PERSONA JURIDICA - LA CAUSA FIN JURISPRUDENCIA DE LA CORTE SUPREMA – PROSECUCION DEL DEBATE. HORACIO ARTURO BRIGNOLE (Inst. de Derecho Comercial del Col. Abogs. de San Isidro) La imputación de la responsabilidad solidaria e ilimitada de los “socios o controlantes” por los perjuicios causados, establecida en el art. 54 párrafo 3° de la L.S., párrafo agregado por la Ley 20.903 que sin duda incorpora la teoría de la inoponibilidad de la persona jurídica a la normativa societaria, el difundido “disregard the veil of legal o con origen en el derecho entity” ”veil piercing” norteamericano-, se ha visto acotada en su aplicación en el fuero laboral, por sucesivos fallos de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. 1.- Debemos recordar que la inoponibilidad de la persona jurídica de la sociedad debe ser aprehendida como un capítulo específico, dentro del derecho societario, de la teoría general de la ineficacia de los actos jurídicos, ya que tiene su fundamento en la desviación de la causa del contrato de sociedad y como reacción de la ley y de la jurisprudencia frente a determinadas situaciones, desconociendo para tal negocio en particular la separación entre la persona de los socios y la del ente que establecen los arts. 33 del C.C. y 2° de la L.S.C.. Considerando que la “causa fin de los actos jurídicos es la finalidad o razón de ser del acto” (Videla Escalada, F. en “La causa Final en el Derecho Civil”, Abeledo-Perrot, Bs. As. 1968, pág. 179) puede afirmarse que en materia de derecho societario y desde el punto de vista objetivo, es la constitución de una persona jurídica a través de cuya actuación se obtendrán utilidades, soportando el riesgo o las pérdidas, siendo la causa subjetiva o intención de las partes, el cumplimiento del objeto social y que la inoponibilidad de la persona jurídica societaria es la respuesta al desvío de la causa fin del negocio societario. Pero la aplicación de la inoponibilidad debe ser prudente, excepcional, restrictiva y para casos extremos. Consideramos que solo sería aplicable: a) Cuando hay consecución de fines extrasocietarios; b) Cuando la figura societaria sea sólo una pantalla sin contenido operativo real; c) Cuando el ente constituya un “mero recurso” para violar derechos de terceros, la ley, el orden publico o la buena fe. “Pero –como dicen este principio debe ser MASCHERONI y MUGUILLOrestrictivamente apreciado y aplicado por el tribunal. La desestimación de la personalidad societaria debe ser cuidadosamente utilizada, pues de lo contrario su aplicación irrestricta llevaría a consagrar la excepción como regla y conducir a un fin no querido por el propio ordenamiento juridico, afectando a socios y terceros (C.N.Com. Sala B, 13/6/91 en L.L.1992-C,420)” (Conforme LEY DE SOCIEDADES COMERCIALES Comentada y concordada, pag. 59, Edit. Errepar, año 2000. 2.- La doctrina y la jurisprudencia civil y comercial han estudiado adecuadamente el tema, el cual luego se vió enriquecido y actualizado por su difusión en los tribunales del trabajo luego de los casos “Delgadillo Linares, Adela c/Shatell S.A. y otros” (D.T. 1998-A-746) y “Duquelsy, Silvia c/Fuar S.A. y otro” (D.T. 1998-A-714)– ambos de la Sala III de la Excma. Cámara, lo que originó una difundida aplicación de la inoponibilidad en un principio, la consecuente reacción doctrinaria y jurisprudencial luego, dentro del fuero laboral y finalmente el encuadre adecuado de la citada doctrina, por la Corte Suprema de Justicia de la Nación, a través de los fallos que señalaré. Ya la jurisprudencia comercial –fuero natural en materia societaria- había señalado la aplicación excepcional y restrictiva del “disregard” y así se dijo: “Con relación a la problemática que suscita la desestimación, superación, prescindencia penetración o redhibición de la personalidad societaria, corresponde, en primer lugar, reiterar el principio virtualmente indiscutido del carácter verdaderamente excepcional de este recurso, pues como se ha señalado [......] cuando el orden jurídico reconoce una institución y le atribuye determinadas consecuencias juridicas, el daño que puede resultar de no respetar aquellas, salvo casos excepcionales, puede ser mayor que el que provenga del mal uso que de ella se haga” (C.N.Com.Sala C, 22-12-98 in re: “Simancas, Maria Angelica c/Crosby, Ronald Kenneth y otro s/Sumario” (con cita de Rolf Serick y jurisprudencia), en LA LEY del 23-09-99, p.6). También señaló los supuestos de responsabilidad, diciendo: “Para que proceda la acción de responsabilidad contra un director de una sociedad anónima [....] deben concurrir los otros supuestos de la teoría general de la responsabilidad civil, esto es probar que el incumplimiento o comportamiento culposo generó un perjuicio patrimonial social y la adecuada relación de causalidad entre la inconducta y el daño causado” (C.N.Com, Sala E, in re: “Industrias Record S.A. c/Calvo, Marta E.”, LA LEY 1998-D-766). 3.- Por otra parte HIERRIZUELO y NÚÑEZ en su reciente obra “Responsabilidad solidaria en el contrato de trabajo”, Hammurabi, 2003 pág. 421, transcriben las siguientes consideraciones del suscripto como colofón a un trabajo que se cita más abajo, con relación a la concepción doctrinaria que nos ocupa, diciendo: “a) El origen, la construcción y sistematización de la doctrina han recorrido un largo camino y su recepción legislativa ha sido parcializada careciendo de un “eje” o principio rector; b) Su aplicación debe ser prudente y restrictiva y antes de desestimarse la personalidad societaria, debe verificarse si el Derecho subjetivo afectado no se encuentra amparado por otras normas que responsabilicen igualmente a los administradores. c) Sólo debe desestimarse la personalidad societaria en situaciones concretas, excepcionales y de suma gravedad en cuanto a la actuación desviada del ente. d) Es inadmisible cualquier tipo de automaticidad en la aplicación de la teoría, pues ello acabaría con el principio de la personalidad societaria, su tipología y la división patrimonial pertinente, y la seguridad jurídica y la propia existencia del Derecho societario estarían amenazadas. e) El Derecho del Trabajo tiene principios y caracteres propios que lo insuflan, ya que regula relaciones jurídicas donde una de las partes –el trabajador- es hiposuficiente y de ahí que sea protectorio y sus normas sean de órden público. Sin embargo, ello no implica que se busquen soluciones que pugnen con otras instituciones jurídicas que puedan ser avasalladas, al desorbitarse una concepción doctrinaria, máxime cuando puede y debe arribarse a similares resultados con la aplicación de las normas legales vigentes del Derecho societario.” (Brignole, Horacio A., Algo más sobre la teoría de la inoponibilidad de la persona jurídica y su aplicación por los tribunales del trabajo, en libros de ponencias del “XXXI Encuentro de Institutos de Derecho Comercial del Colegio de Abogados de la Provincia de Buenos Aires”, San Martín, 4 y 5/5/2000, p. 71 y siguientes.) 4.- En cuanto a la jurisprudencia del Alto Tribunal, hay un tríptico de fallos, que fueron marcando los caracteres precitados y que intentó poner límites a la desorbitada expansión en el fuero del trabajo. La Corte Suprema de Justicia de la Nación, comenzó a tratar el tema en el caso “Cingiale, María C. y otro c/Polledo Agropecuaria S.A. y otros” del 5-03-2002 (T.y S.S., Tomo 2002507) donde luego de rechazar un recurso de queja, la disidencia de los jueces Moliné O’Connor y López, marcó el curso de la jurisprudencia futura. Así, dichos magistrados, luego de reiterar que la primera regla interpretatitva consiste en respetar la voluntad del legislador, plantean una diferenciación, indicando que la extensión de la responsabilidad sería posible por la utilización ilegal del contrato de sociedad y no por la ilegalidad de los actos que la sociedad realice. Es decir que debe probarse un uso desviado de la persona societaria, por no haber sido ésta utilizada por los socios como estructura jurídica para una genuina gestión empresaria sino como un mero instrumento para realizar actos ilícitos sin asumir sus consecuencias. El segundo precedente del Alto Tribunal fue el caso fallado el 31-10-2002 in re “Carballo, Atilano c/Kammar S.A. (en liquidación) y otros” (D.T. 2003-A-221 con comentario) señalando –al dejar sin efecto la sentencia que había condenado a un directivo por aplicación del art. 59 de la L.S. que se refiere al estandar jurídico del buen hombre de negocios-, que “la personalidad diferenciada de la sociedad y sus administradores constituye el eje sobre el cual se asienta la normativa sobre sociedades anónimas y ésta conforma un régimen especial que se explica porque aquéllas constituyen una herramienta que el órden jurídico provee al comercio como uno de los principales motores de la economía” (Del dictamen del Procurador General de la Nación que la Corte hace suyo). Finalmente, en un caso donde la sentencia de segunda instancia había condenado solidariamente a los integrantes del directorio y socios de la empleadora con sustento en el art. 54 de la Ley 19.550, el 3-04-2003 la Corte falló -en lo que se considera un “leading case”- el caso “Palomeque, Aldo R. c/Benemeth S.A. y otro” (D.T. 2003-B-1003 con comentario), y dijo –entre otros fundamentos- y adhiriendo al dictamen del Procurador Fiscal de la Nación Felipe D. Obarrio: “Es improcedente la resolución que extendió solidariamente la condena a los directivos y socios de la sociedad anónima empleadora por la falta de registración de una parte del salario convenido y pagado al trabajador, si no fue acreditado que se trataba de una sociedad ficticia o fraudulenta, constituída en abuso del derecho y con el propósito de violar la ley y que, prevaliéndose de la personalidad, afecta el órden público laboral o evade normas legales”. También señaló la Corte el “carácter excepcional de la responsabilidad solidaria en materia societaria” y reiteró –como en el caso “Carballo” que las sociedades anónimas son una herramienta que el órden jurídico provee al comercio, como uno de los relevantes motores de la economía. Se advierte de los fallos precitados, que la Corte Suprema reserva la aplicación de la inoponibilidad –y consecuentemente del apartado 3° del art. 54 de la Ley 19.550al supuesto de desvío de la causa fin del negocio societario. 5.- Luego de “Palomeque”, sin embargo, no se ha logrado la anhelada unificación jurisprudencial, ya que varias salas de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo han destacado que los fallos de la Corte Suprema, al no emanar de un tribunal de casación, no son obligatorios. Por otra parte, se señala también, que las normas de los arts. 54, 59 y 274 son de derecho común y no federales, y por ello exentas de ser revisadas por el Alto Tribunal (Dr. Scotti, Hector en su trabajo “Los precedentes “Carballo” y “Palomeque” y un ligero repaso de algunos aspectos de Derecho Procesal Constitucional” publicado en la revista “La Causa Laboral” de la Asociación de Abogados Laboralistas, año II Nº 12, febrero de 2004, págs. 9/12), cuyo contenido excede el presente, mereciendo un análisis adecuado. Se observa que en la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo –donde hubo ingreso de nuevos magistrados- que las salas I (por mayoría), II, IV, VIII y IX acatan los lineamientos generales de los fallos “Carballo” y “Palomeque” de la Corte. Por su parte, las Salas III, VI (por mayoría), VII y X, prescinden totalmente de los fallos precitados, haciendo hincapié en la inexistencia de obligatoriedad de los mismos, para los tribunales inferiores, con argumentos varios. Lo cierto es que la aplicación excepcional y restrictiva del “disregard”, señalada por la Corte, no ha proporcionado el necesario “quietus” dentro del fuero laboral, ya que numerosos jueces de primera instancia y salas de la Cámara capitalina –como se cita- y varios tribunales del Trabajo de la Pcia. de Buenos Aires -donde no tenemos conocimiento de fallos recientes de la Suprema Corte-, se resisten a la mentada acotación, con argumentos atendibles unos y que denotan voluntarismo otros, pero que en definitiva, dejan subsistente el debate. El alejamiento de los Dres. Nazareno, Moliné Oconnor y López del Alto Tribunal y la incorporación de nuevos integrantes, podría ratificar o alterar la tendencia jurisprudencial de los casos “Cingiale”, “Carballo” y “Palomeque”, por lo cual no cabe sino esperar nuevos fallos sobre el tema. En el ínterin el debate doctrinario y jurisprudencial continuará. San Isidro, abril 19 de 2004