viciada y la otra no, no se aplicará la doctrina de los frutos del árbol

Anuncio
79
La Interpretación Constitucional
87
viciada y la otra no, no se aplicará la doctrina de los frutos del árbol envenenado . Esta
excepción hace referencia por tanto a aquellos supuestos en que se considera que la lesión
del derecho no ha sido la única causa de la obtención de la prueba que se cuestiona, pues
“existen líneas de investigación en marcha no viciadas de inconstitucionalidad a las que
cabe, razonablemente, atribuir la responsabilidad del hallazgo de la prueba. La prueba
controvertida se admite, pues, porque hay motivos para creer que (...) suprimida mentalmente
la violación del derecho fundamental, la prueba hubiese sido obtenida razonablemente de la
88
misma forma´ . En terminología del propio Tribunal Constitucional, la excepción se basa en
considerar que los datos probatorios obtenidos a partir de la lesión al derecho fundamental
son “neutros´ (sic), en el sentido de que no han sido ni indispensables ni determinantes para
la práctica de la prueba derivada; o, lo que es lo mismo, que esa prueba se hubiera obtenido
89
igualmente sin la vulneración del derecho .
La excepción del descubrimiento inevitable es objeto de críticas, pues se basa en un
juicio meramente conjetural o hipotético, es decir, en lo pudo haber pasado y no paso, por
lo que resulta difícilmente admisible desde la perspectiva del derecho a la presunción de
inocencia, que exige ser desvirtuada con datos plenamente acreditados y obtenidos de forma
90
lícita . Como también resulta criticable la excepción del descubrimiento probablemente
independiente, pues es difícil determinar en cada uno de los casos analizados por el Tribunal
Constitucional qué papel jugaron en la práctica de la prueba derivada los datos e informaciones
obtenidas a partir de la lesión del derecho y qué papel jugaron las observaciones derivadas
del seguimiento policial que se venía desarrollando.
3.3.3 La excepción de la buena fe.
Con todo, las excepciones comentadas no constituyen ni el único ni el más grave peligro
para la regla de exclusión y por consiguiente para la protección de los derechos constitucionales
que constituye su objetivo. El mayor peligro lo representa la posibilidad de que también se
terminen formulando Excepciones a la exclusión de las pruebas directas. Y obsérvese que
si ese paso se diera signi¿caría el propio cuestionamiento de la regla. Este gran paso hacia
la destrucción de la regla -que puede resumirse en que “no es absolutamente inexorable
la exigencia de que en cualquier supuesto y al margen de cualquier otra consideración sea
91
excluida la prueba ilegítimamente obtenida´ - ya se ha dado con el reconocimiento de la
excepción de buena fe de los agentes de la policía.
87
Esta es, por ejemplo, la doctrina de Siverthorne Lumbre Co. V. United States, 251 US 385 (1920).
88
/*iOYH]0XxR]/DLQH¿FDFLDGHODSUXHEDREWHQLGDFRQYLRODFLyQGHGHUHFKRVIXQGDPHQWDOHV&XDGHUQRV$UDQ]DGLGHO7ULEXQDO&RQVWLWX
cional, n°10 (2003), p.186.
89
STC 81/1998, FJ 5º. Aprecian también la excepción las SSTC 171/1999 y 238/1999.
90
Plantea esta objeción M.Miranda Estrampes, “La regla de exclusión de la prueba ilícita”, cit., p.59 y J.A.Díaz
Cabiale y R.Martín, “La teoría de la conexión de antijuridicidad”, cit., p.47.
91
7RPRODD¿UPDFLyQGHO9RWRSDUWLFXODUGH3&UX]9LOODOyQ±HQWRQFHVSUHVLGHQWHGHO7ULEXQDO&RQVWLWXFLRQDODOD67&TXH\DDQXQFL
aba claramente la disposición del TC español a no aplicar inexorablemente la regla de exclusión ni siquiera en los supuestos de pruebas
directamente obtenidas en la lesión del derecho.
Descargar