1 Vigencia del enfoque estructuralista y dependentista para las estrategias de desarrollo Jan Cademartori* 5 de octubre de 2003 Resumen: Se argumenta sobre la vigencia y relevancia teórica y práctica de los enfoques del desarrollo económico basados en la relación estructural centro-periferia en el contexto de las nuevas formas de heterogeneidad estructural creadas por los más recientes procesos de globalización y las específicas relaciones de explotación del trabajo que ellos conllevan. Palabras claves: dependencia, heterogeneidad estructural, teoría centro-periferia, desarrollo y subdesarrollo económicos Abstract: It is argued on the validity and practical and theoretical importance of the economic development approaches based on the structural relation center-periphery in the context of the new forms of structural heterogeneity created by the most recent processes of globalization and the specific relations of exploitation of the work that they involve. Key words: dependence, structural heterogeneity, center-periphery theory, economic development and underdevelopment Introducción Como se sabe, después de 1998, la economía chilena no ha podido recuperar el crecimiento económico que había conseguido en la década anterior. La crisis iniciada en 1998 lleva cinco años, lo cual sugiere que el argumento de las "turbulencias de corto plazo", ha pasado ser a ser una frase que oculta los límites estructurales del modelo económico neo-liberal chileno1. ¿Cuáles son sus límites estructurales? Esta pregunta invita a revalorizar la originalidad, la pertinencia del pensamiento económico latinoamericano y su capacidad para desafiar las teorías que son importadas. Existe una larga lista de autores que han contribuido a este pensamiento. En contraste con la economía autista2, ellos han * Chileno, Economista, Doctor en Economía (c) Universidad Católica de Lovaina, Académico del Departamento de Economía de la Universidad Católica del Norte, Chile, jcademar@ucn.cl 1 Ver una caracterización de la economía chilena en lenguaje no técnico en Cademártori (1998). 2 Ver el concepto de economía autista en la pagina web del movimiento internacional de estudiantes contra el pensamiento único en Economía (www.paecon.net) 2 situado la temática del desarrollo en el contexto de Latinoamérica, lo cual permite salir de los "modelos de pizarrón". El objetivo de la teoría latinoamericana (heterodoxa) ha sido explicar las causas del atraso económico del Continente. De acuerdo a la teoría ortodoxa, el desarrollo económico se propaga por todos los rincones del planeta a través de los mecanismos de mercado. El atraso relativo de una región a otra implicaría que existen reservas de recursos abundantes a bajo precio, las cuales podrían atraer el capital de las regiones mas avanzadas. Así, el capital fluiría desde las zonas desarrolladas a las zonas en desarrollo hasta que la rentabilidad del capital sea la misma en ambas regiones. Esto conduciría a la larga a una igualación de los ingresos. Sobre este principio tan simple los economistas neoliberales promueven la apertura de nuestras economías a la globalización. En particular, los acuerdos de libre comercio, como el de Chile con los Estados Unidos. Los enfoques latinoamericanos sobre el desarrollo Las teorías actuales sobre el desarrollo económico de América Latina pueden ser clasificadas dentro de cuatro enfoques: neoclásica (neoliberal), neo- estructuralista, estructuralista y de la dependencia. Las dos primeros se basan en la teoría económica tradicional. Las dos segundas se inspiran en las corrientes heterodoxas de la economía. El enfoque neoclásico es muy antiguo, y había sido casi dejado de lado en Occidente desde que aparecieron el pensamiento keynesiano y los modelos de competencia imperfecta en la década del treinta. Sin embargo el enfoque neoclásico reapareció con fuerza en los ochenta; en Latinoamérica inspiró las políticas neoliberales que se aplicaron para enfrentar la crisis de 1984-1985. De acuerdo al enfoque neoclásico, la falta de desarrollo económico ha sido el resultado del exceso de intervención estatal. Para este enfoque, cada país debe especializarse en sus “ventajas comparativas naturales”. En el caso de los países en desarrollo esto implica especializarse en productos con alto contenido de recursos naturales y mano de obra barata. La apertura de las economías propende a esta mayor especialización pues la presión de la competencia obliga a cada región a centrarse en las exportaciones que produce a menor costo relativo. Los acuerdos de libre comercio propenden a ese objetivo. La escuela estructuralista surgió en oposición a la escuela neo-clásica, especialmente bajo el impacto de la crisis mundial de los años treinta. En esta crisis se derrumbaron los precios de las materias primas que exportaba América Latina. La crisis económica, social y política, brindó una oportunidad a destacados economistas como Raúl Prebisch, de revisar la doctrina tradicional (ricardiana) del libre cambio en el comercio internacional. Esa doctrina afirma que el libre comercio es bueno en sí mismo. El enfoque de la dependencia, como se verá mas adelante, representa una crítica más radical que la escuela estructuralista. La escuela neo-estructuralista, al igual que la escuela neo-liberal, considera que el mercado es un buen mecanismo para promover el desarrollo económico (superior al Estado). A nuestro entender, esta escuela es una suerte de combinación entre el pensamiento neoliberal y la escuela estructuralista tradicional: respecto al estructuralismo, se cree más en el mercado considerando las “fallas del Estado”. Sin embargo ellos se distinguen de los economistas neo-liberales en el mayor énfasis que dan a la regulación estatal. A diferencia de los autores neo-clásicos, el principal obstáculo al desarrollo 3 económico de América Latina, no sería la falta de libertad de precios, sino los obstáculos internos al crecimiento, o “factores endógenos” (Ramos y Sunkel, 1993). Los obstáculos internos son la consecuencia de las "fallas" en el funcionamiento de algunos mercados que son clave del desarrollo (educación, mercado de capitales, medio ambiente). Sin embargo, a diferencia de los estructuralistas, estos autores se basan en las "fallas de mercado" típicas de la teoría ortodoxa, las cuales se encuentran en los libros de texto norteamericanos. En cambio, los estructuralistas analizaron la realidad de Latinoamérica y a partir de ella mostraron la falta de realismo de la teoría neoclásica que actualmente se enseña como pensamiento dominante. La heterogeneidad estructural El enfoque estructuralista latinoamericano se ha inspirado en gran parte en los pioneros de la teoría del desarrollo económico posterior a la Segunda Guerra Mundial: W. Arthur Lewis, Ragnar Nurske, Hans Singer. Para W. A. Lewis, la heterogeneidad estructural consiste en la existencia de un enclave y de un sector tradicional (agrario en el caso de Lewis) que lo rodea. Entre el enclave y el sector tradicional se establecen relaciones positivas y negativas para el sector tradicional cuyo balance final, es incierto (Lewis, 1976:44). En este enfoque dualista del desarrollo, implica el predominio del sector moderno y la desaparición gradual del sector tradicional pues éste ultimo emplea técnicas atrasadas. Para los economistas estructuralistas latinoamericanos, la integración dependiente de América Latina con la economía mundial provocó el hiper-desarrollo del sector productor de materias primas y el subdesarrollo del sector moderno, dando lugar a la heterogeneidad estructural. Desde la colonia, la inversión extranjera se especializó en explotar las riquezas minerales y los productos agrícolas de la periferia para abastecer al centro con exportaciones, aprovechando la mano de obra barata, algunas veces esclava o semi-esclava. Al mismo tiempo, el centro ocupó estas materias primas baratas para exportar productos industriales. La heterogeneidad estructural resulta de la inserción internacional dependiente de las economías latinoamericanas. El economista brasileño Celso Furtado es uno de los representantes más destacados de la escuela estructuralista. Según Furtado en todos los países capitalistas ha existido este dualismo en las etapas iniciales de su desarrollo. Sin embargo, los países subdesarrollados habrían transformado el dualismo en una situación estructural permanente. El sector moderno ni traslada su acumulación de capital al sector atrasado, ni tampoco es capaz de desarrollarse hasta dar empleo a toda la economía. Así, un texto clásico, define “subdesarrollo”, como un proceso histórico autónomo, y no, como una etapa por la cual habrían pasado necesariamente todas las economías antes de alcanzar el desarrollo (Furtado,1976 :137). En Latinoamérica existen obstáculos que impiden la extensión del sector moderno a toda la economía. En primer lugar, aquella parte del excedente que el sector moderno no exporta, llega a manos de la elites de la periferia. Luego, el ritmo de acumulación reproductiva del excedente conseguido en el sector moderno está limitado por el "consumo imitativo obsesivo de los centros” por parte de la “sociedad privilegiada de consumo” de la periferia. El consumo suntuario esta influenciado por las técnicas masivas de comunicación de masas (Prebisch, 1987:58-59). Esto se suma a la succión de ingresos que efectúan los centros a través del control sobre los mercados internacionales de bienes y servicios. Una proporción significativa de los excedentes retenidos en la periferia se invierte en “activos no reproductivos”, como la construcción suntuaria, o en la adquisición de bienes durables de consumo. Ambas son expresiones de una diversificación considerable del consumo de los estratos de altos ingresos, que se produce cuando 4 los ingresos medios son aun extremadamente bajos en comparación con los que prevalecen en los países capitalistas industrializados. En la periferia, una diversificación del consumo que pudiera llamarse prematura tiene como contraparte la importación de bienes producidos en los centros industriales (Burgueño y Rodríguez, 2002). Para Furtado, la imitación no sólo compromete el ahorro, y por ende, el ritmo de la acumulación. La imitación esconde una apreciación especial de lo foráneo, lo cual consiste en la admisión de que lo foráneo refleja los grandes logros del progreso, y de que estos logros están vinculados a consideraciones de prestigio social. Pero además esa apreciación especial de lo foráneo va acompañada por una amplia penetración de ideas y valores trasladados desde otras culturas. En otras palabras, al identificarse cultural e ideológicamente con los centros, los grupos dominantes limitan su visión de la transformación política de la periferia (Burgueño y Rodríguez, 2002). En segundo lugar, el sector moderno y el sector tradicional presentan una cada vez más baja demanda de trabajo en relación al capital invertido. Esto es resultado del progreso técnico ahorrador de mano de obra en el sector moderno y de los débiles nexos económicos entre el sector moderno y el sector tradicional. Las tecnologías importadas desde el centro, diseñadas para ahorrar de mano de obra, no son adecuadas a los países de la periferia, en donde ésta es abundante. A su vez estas tecnologías fueron diseñadas para usar insumos importados desde el centro. Así, el crecimiento de la producción del sector moderno, tiene un bajo impacto sobre la producción y el empleo de las empresas locales que habrían podido abastecerlo con insumos. Además, en los estratos de menor productividad, el crecimiento demográfico se reduce lentamente mientras que tasa de mortalidad, gracias al progreso técnico, se reduce de modo rápido. Así, en los países de la periferia estos tres elementos generan un surplus permanente de mano de obra abundante dispuesta a emplearse a cualquier precio. Para Prebisch, este surplus de mano de obra permite mantener la desigualdad y el consumo privilegiado de una minoría. No hay nada en el sistema que asegure de forma espontánea un ritmo de inversión productiva suficiente para absorber el crecimiento de la fuerza de trabajo. Capitalismo periférico, es, finalmente, un modo de vida importado de una minoría; este estilo de vida no está de acuerdo con las condiciones sociales de pobreza de la mayoría de la población. Varios autores de la teoría estructuralista y de la escuela de la dependencia, han destacado el rol histórico de la demanda en los países del centro. Así, tanto en países europeos como Inglaterra o en las colonias-establecimientos del Norte de Estados Unidos, Canadá y Australia, se habría registrado el mismo circulo virtuoso: una demanda creciente creaba un mercado para la oferta de bienes de consumo. Esta demanda incentivaba la producción de bienes de capital, lo cual, a su vez, permitía seguir aumentando el ingreso medio y la capacidad de compra. En los países del centro, el crecimiento de los salarios gracias a la presión sindical, no entorpece la continuidad de la acumulación capitalista: el progreso técnico permitía asegurar una tasa de ganancia compatible con la acumulación de capital. Además, el progreso técnico y la expansión del capital creaban una demanda continua de nuevos trabajadores a pesar de la disminución de la cantidad de hombres ocupados por unidad de capital. Este proceso virtuoso no se observó en la periferia. Su mercado fue dinamizado por la demanda externa, más que por la demanda interna. En la periferia, fue determinante la sobre explotación del trabajo esclavo, semi-esclavo o asalariado, funcional a la producción de exportaciones a bajo costo que compitieron en el mercado mundial. 5 La nueva heterogeneidad estructural Si la demanda jugó un papel central en la configuración de las estructuras económicas de los países del centro, con la globalización actual, la demanda pierde cada vez más importancia, pues los trabajadores organizados son cada vez menos y ya no tienen la misma fuerza para conseguir que sus salarios se actualicen con los mejoramientos de su productividad. Además estos trabajadores cada vez cuentan menos con el Estado. En un trabajo más reciente, Furtado afirma que el proceso de globalización desarticula la acción sincrónica de esas fuerzas que garantizaron en el pasado el dinamismo de los sistemas económicos nacionales. Las empresas, cuanto más se internacionalizan, más escapan a la acción reguladora del Estado, y más tienden a apoyarse en los mercados externos para crecer. Volvemos así al modelo del capitalismo original, cuya dinámica se basaba en las exportaciones (con mano de obra barata) y en las inversiones en el exterior (Furtado,1998). Para Furtado la globalización en escala planetaria de las actividades productivas lleva necesariamente a una gran concentración del ingreso, contrapartida del proceso de exclusión social. La heterogeneidad estructural apareció como un fenómeno histórico ligado al imperialismo. Las actuales tendencias mundiales, hacen que la heterogeneidad estructural sea creada todos los días por las firmas trasnacionales en todo el planeta, con más facilidad al Sur, pero también al Norte. Desde nuestro punto de vista, la nueva heterogeneidad estructural es provocada por la segmentación de los mercados laborales cada vez más integrados en la cadena productiva trasnacional. La competencia entre regiones de la periferia por atraer capitales extranjeros, ha hecho que las elites que manejan los Estados, reduzcan los impuestos y faciliten la flexibilidad laboral, creando un círculo vicioso de precariedad laboral y carencia de recursos públicos que opera por contagio. Por ejemplo, en Tailandia, el sector de trabajadores del vestuario de empresas contratistas es una especie de ejército industrial de reserva que permite controlar a los obreros evitando las huelgas (Charoenloet,1999). Actualmente, también se puede controlar el salario creando un nuevo mercado laboral que antes no existía: el mercado laboral a empleo precario de las firmas subcontratistas. Se trata de la nueva heterogeneidad estructural, cuya función es la misma que la heterogeneidad clásica: frenar el crecimiento de los salarios. Para garantizarla legalmente, los gobiernos promueven nuevas leyes de "flexibilidad laboral". En efecto, la subcontratación relaciona una gran empresa con una pequeña. Las normas dictadas por la gran empresa pueden especificar insumos, términos de entrega, controles de calidad, etc. Las relaciones desiguales que se establecen entre grandes empresas trasnacionales y pequeñas empresas locales hacen posible que las empresas grandes impongan un bajo de precio de compra; las pequeñas están obligadas a aceptarlo, sobre todo si para ellas mantener la contratación es asunto de vida o muerte. La pequeña empresa para sobrevivir, debe tener una tasa de ganancia mínima; esto le obliga a imponer una tasa de explotación mayor a sus trabajadores: bajos salarios y mayores duraciones de la jornada de trabajo (Gouverneur, 2002:87). Las empresas locales ofrecen más o menos el mismo bien y compiten vía precios entre ellas mismas por los contratos. El sector proveedor subcontratista puede ser conceptualizado como un sector que también transfiere plusvalor al sector capitalista más desarrollado (Valenzuela, 1996). La reproducción del sector “atrasado” 6 conviene al sector “avanzado”. El sector “atrasado”, que paga menores salarios, amplía el surplus del sector moderno. Mientras mayor es el número de trabajadores que laboran en las empresas que proveen con bienes y servicios al sector moderno, y más bajo el salario de estos trabajadores para un nivel dado de productividad laboral, mayor es la transferencia de surplus desde el sector con baja productividad al sector moderno. En este sentido, se puede rechazar la hipótesis de la heterogeneidad estructural que ve al sector “atrasado” como una economía independiente del sector moderno. La dependencia externa El enfoque de la dependencia latinoamericana, comenzó a ser consumida en las publicaciones científicas del centro, a fines de los sesenta. En realidad, las tesis de la escuela de la dependencia puede ser encontradas en la pluma de muchos otros intelectuales latinoamericanos. En Chile, Gonzalo Martner y otros economistas progresistas supieron plasmar estas ideas a partir de 1952 en los programas de gobierno de la izquierda chilena encabezada por Salvador Allende. Para la escuela de la dependencia, existe una alianza económica, social y política entre el capital externo y las elites locales. Para que la operación sea rentable para ambos actores dominantes, debe haber suficiente surplus tanto para el inversionista extranjero, como para el consumo de lujo de las elites locales. Después de restar al surplus, la exportación de las ganancias del capital externo y los gastos de consumo de la elite dominante, queda poco para financiar un proceso de acumulación capitalista interno. Los grupos internos que detentan el poder político en la periferia están vinculados comercialmente con el centro, luego, no les interesa cambiar la división internacional del trabajo de la cual extraen grandes rentas. En una primera etapa la división internacional del trabajo consistió en que los países de la periferia se especializaban en exportar materias primas al centro a cambio de bienes industriales. Posteriormente, con la mundialización, la división internacional del trabajo consistió en deslocalizar desde el centro a la periferia a las actividades industriales intensivas en mano de obra a bajo costo y que emplean una tecnología sencilla que puede ser copiada. En una primera etapa esto le permitió a las empresas trasnacionales saltar las barreras de importación en las regiones de la periferia y aprovechar su demanda doméstica. Esto ha dado lugar el desarrollo de las semi-periferias. Según Wallerstein (1979), en el sistema mundial, las semi-periferias no sólo juegan un rol económico para detener la caída en la tasa de ganancia en el centro, sino juegan un rol social y político pues generan la esperanza del desarrollo. Aunque el crecimiento económico en la periferia esté limitado a un número limitado de países "vitrina", estos países crean la sensación de movilidad internacional. ¿Acaso, el crecimiento económico espectacular que registraron algunas economías asiáticas, desmiente la teoría de la dependencia?. Esto sería lo mismo que afirmar que los pocos pobres que llegaron a ser personas millonarias, desmienten la hipótesis de que el capital heredado por una persona es una variable central para explicar su riqueza futura. En la escuela de la dependencia, el economista brasileño Theotonio Dos Santos define el concepto de dependencia de la siguiente manera: la economía de ciertos países está condicionada por la expansión de la economía de otros países, y lo contrario no es verdadero (Dos Santos, 1993). La dependencia 7 genera una sobre-explotación3 de los trabajadores de la periferia y limita el desarrollo de su mercado interno4. Las empresas extranjeras toman el control de los sectores que en cada momento son los más dinámicos de la economía de la periferia, todo lo cual lleva a una tendencia permanente al desequilibrio de la Balanza de Pagos, la inflación y la inestabilidad social. Para la escuela de la dependencia, la inversión extranjera, ha sido en América Latina una forma para exportar capital desde la periferia al centro más que de importar capital fresco. La exportación neta de capital hacia el centro se efectúa a través de múltiples formas, abiertas y disfrazadas: deuda externa y sus elevados intereses, super exportación de utilidades (bajos impuestos, sobre explotación de los recursos locales, precios de transferencia), patentes por el uso de tecnologías obsoletas, compra de bienes importados producidos a precios de monopolio, financiamiento de la inversión extranjera en los mercados de capitales de la periferia, contratos de inversión extranjera amarrados a la compra de importaciones o a la venta de materias primas sin refinar, etc. Este es un elemento central para explicar no sólo el “desarrollo del subdesarrollo”, sino el mismo desarrollo de las economías del centro. Para la teoría de la dependencia ambas regiones, desarrolladas y subdesarrolladas, forman parte de un solo sistema que garantiza el desarrollo de las primeras y el subdesarrollo relativo de las segundas. A todas estas formas de exportación de capital, se añade la exportación de recursos naturales (como el cobre y el agua del desierto en el Norte de Chile), sin que se tomen las medidas para reemplazar el capital natural exportado por nuevas formas de capital reproductivo. La creciente privatización y desnacionalización de estos recursos alejan la posibilidad de aprovecharlos para crear nuevas actividades productivas. Además, la cooperación técnica y la "ayuda humanitaria" han aumentado la dependencia financiera, tecnológica, educacional, cultural, política y militar de los países de la periferia, sometiéndolos aún más a la lógica de la acumulación del centro y debilitando las posibilidades de su desarrollo independiente. Por ejemplo, entre 1946 y 1967, los datos del departamento de Comercio de Estados Unidos muestran que los Estados Unidos exportaron capitales por $ 5.415 billones, reinvirtieron beneficios en el exterior por $ 4.424 billones y transfirieron beneficios desde el exterior a los Estados Unidos por $ 14.755 billones, con la cual las suma de los beneficios conseguidos en el exterior, alcanzó $ 18.983 billones (Dos Santos, 1993). Estos cálculos tienen precedentes históricos. Por ejemplo, P. Bairoch estimó que entre 1500 y 1750 Inglaterra transfirió a su territorio desde sus pertenencias coloniales 1 billón de libras de oro, cifra superior al total del capital invertido en todas las empresas industriales europeas hacia 1800 (El-Malki, 1978, basado en Mandel). 3 De acuerdo al enfoque desarrollado por Gunder Frank y otros autores de la dependencia, sobreexplotación del trabajo ocurre cuando el salario del trabajador no cubre el valor de largo plazo de supervivencia de su familia. Esto es resultado de la presión de la competencia extranjera sobre las empresas locales. La limitación al desarrollo del mercado externo proviene del monopolio extranjero sobre las actividades más dinámicas y de la competencia importada. 4 Esto no debe ser confundido con el estancamiento de la producción por habitante en el largo plazo. La teoría de la dependencia, salvo en algunas voces aisladas, jamás postuló como le atribuyen sus críticos, que América Latina se estancaría económicamente. Esa predicción iría contra las leyes mas generales de cualquier sociedad capitalista, en particular, contra la ley de la reproducción ampliada del capital gracias a la reinversión de una parte de la ganancia. 8 En el ámbito externo, los estructuralistas están muy relacionados con la ley del deterioro de los términos de intercambio (TI). Esta teoría fue planteada entre otros, por Prebisch, Singer y Myrdal (Gunder Frank,1978:101). Los términos de intercambio son la relación de precios entre los productos exportados y los productos importados por un país. De acuerdo a esta ley, los TI sufren de una presión permanente a la caída5. Esto perjudica a los países de la periferia pues estos países se especializan en exportar materias primas. La teoría del deterioro de los términos de intercambio de la periferia ha sido empleada para cuestionar la teoría clásica de las ventajas comparativas en el comercio internacional a través de los mecanismos de mercado. José Antonio Ocampo, después de revisar los estudios empíricos que abarcan el período 1876-1986, concluye que los términos de intercambio siguen respondiendo a las predicciones de la teoría cepalina sobre la materia (Ocampo, 1993). Posteriormente, Ocampo y Parra (2003) determinan que entre 1900 y 2000 hubo un deterioro notable entre el precio medio de 23 productos primarios examinados (el cobre entre ellos) y el precio de los productos industriales, a un ritmo medio cercano a un 1% anual. Estos autores advierten que este deterioro no fue homogéneo ni continuo pero que refleja una tendencia de largo plazo. Por otro lado, otra de las formas de la dependencia, fue desarrollada hace poco por el economista chileno Orlando Caputo (1996), con base en lo sucedido en la industria chilena del cobre de los años noventa. Este economista mostró que un sector exportador de recursos naturales puede ser tan rentable para los inversionistas extranjeros que puede incitar a la sobre-inversión hasta que un exceso de oferta termine por agotar el mercado mundial. La sobre-producción hace caer el precio mundial del bien exportado, provocando grandes pérdidas a la empresa estatal, al presupuesto fiscal y generando una crisis nacional. La sobre inversión, es debida a las exageradas ventajas legales otorgadas a las trasnacionales lo cual les permite apropiarse de casi toda la renta de localización del recurso natural. Paradojalmente, hubo que esperar desde 1995 hasta el 2002 para que las mas grandes empresas de cobre reconocieran su error recortando en un 10% su producción. Finalmente, vale la pena destacar que la teoría de la dependencia más que una teoría única, puede ser entendida como un conjunto de hipótesis parciales. La ligazón de estas hipótesis está en que las economías de los países atrasados se desarrollan en el marco de un sistema centro-periferia, que alude a un sistema integrado y jerarquizado, con núcleos geográficos que se apropian de excedentes de regiones y naciones que se ubican en posiciones subordinadas. La crítica a la industrialización por sustitución de importaciones La estrategia de industrialización por sustitución de importaciones (ISI) ha sido uno de los blancos de la crítica a las posiciones estructuralistas de la CEPAL. Los críticos del estructuralismo hacen una evaluación negativa de la ISI considerando que la protección a la industria doméstica fue excesiva. Los 5 Esta tendencia se explica por la Ley de Engel. De acuerdo a la Ley de Engel, con el aumento de su ingreso, el consumidor destina una parte cada vez menor de su consumo a las materias primas, y una proporción cada vez mayor en comprar bienes industriales. Además, en las industrias que consumen bienes primarios, existe una fuerte tendencia al ahorro en materias primas por cada unidad de producto, por lo que las materias primas representan una parte cada vez menor del costo de producción de los productos manufacturados en el centro. 9 altos aranceles a los insumos importados exportaciones. habrían afectado negativamente el costo de las Sin embargo esta crítica tiene varias respuestas. La protección aduanera siempre fue adoptada por los países que atravesaban las primeras etapas de su industrialización para proteger el desarrollo de su industrias, notablemente por las grandes potencias económicas que hoy se presentan como partidarias del libre comercio. Pero la protección aduanera también fue parte de la estrategia de desarrollo de Japón y de los NICs de Asia durante las primeras etapas de sus procesos de industrialización. Además, la sustitución de importaciones, estimulada a través de una protección transitoria a la industria local, formaba parte de un programa de ideas reformista mas completo que nunca se aplicó por la resistencia de los grupos dominantes. En particular, este programa suponía que a medida que se integraran las economías latinoamericanos, se podría generar un mercado industrial de gran tamaño en donde cada país pudiera aprovechar economías de escala. Así, una de las principales críticas a la ISI "realmente existente" fue efectuada por el mismo Prebisch en 1950, por Tavares, en 1964, por Furtado en 1970, entre otros (Kay, 1993:31). Los economistas de la dependencia de fines de los sesenta, también constatan el agotamiento del período de industrialización mediante la sustitución de importaciones. Este agotamiento se manifiesta en crisis de Balanza de Pagos, inflación, desigualdad social, estancamiento económico. Pero ellos afirman que este agotamiento fue consecuencia de que siempre se mantuvo en el poder a los mismos actores de la etapa anterior: el capital externo aliado con las elites locales. Como consecuencia, la industrialización latinoamericana, a pesar de sus logros, no resolvió los problemas de dependencia externa y desigualdad. La dependencia cambió de forma pero no de contenido. La dependencia industrial se transformó en dependencia tecnológica, en la dependencia de insumos industriales. Se introducen nuevas técnicas de mayor productividad, especialmente en la industria, pero no se altera mucho la capacidad de generarlas localmente. Además, se profundiza la trasnacionalización de la cultura de consumismo individualista, difundida desde los centros. Todo esto explica la persistente crisis de dólares en la Balanza de Pagos Latinoamericana: la dependencia implica un mayor gasto en divisas y éste, al elevar el precio local de dólar, aumentaba el costo de los bienes importados generando inflación de precios y caída en los salarios reales. Con el crecimiento de las inversiones industriales extranjeras, se va incrementando el coeficiente promedio de importaciones6 y la dependencia. Por ejemplo, el “milagro industrial brasileño”, el mismo que fue presentado a fines de los sesenta por los economistas neoliberales como un ejemplo para el Tercer Mundo, implicó que el déficit comercial llegara en 1975 a los 3.2 billones de dólares debido a que las importaciones pasaron de 1.25 a 12.2 billones de dólares entre 1964 y 1975 (Gunder Frank, 1981:7). De la misma forma se explica la acumulación de la deuda externa. A falta de un verdadero proceso de redistribución del ingreso interno, las nuevas industrias se especializaron en producir para un segmento restringido del mercado doméstico, segmento donde compran bienes de consumo industriales el grupo minoritario de las elites locales y las clases medias con mayor ingreso. Incluso en muchos países de América Latina, como en Brasil, aún ni siquiera se aplica la Reforma Agraria como una medida elemental para ampliar el poder de compra de los campesinos (Dos Santos, 2002). 6 Porcentaje del gasto en importaciones sobre el PIB. 10 Con todos sus problemas, la expansión de servicios sociales y la industrialización trunca durante la ISI, contrasta con el pobre rendimiento de los decenios siguientes en los cuales el Estado abandonó muchas de sus funciones económicas. El impacto de las políticas de sustitución de importaciones fue significativo. La tasa anual del producto industrial en América Latina entre 1955 y 1975 alcanzó el 6.9% una cifra significativamente mayor al 2.8% logrado por los Estados Unidos y al 4.8% alcanzado por Europa Occidental en el mismo período7. El crecimiento económico en América Latina 1990-2000 fue de 3.2% contra 5.5% entre 1950 y 19808. De la década de los ochenta es preferible ni siquiera hablar. Estos pobres resultados han llevado a la mayoría de los habitantes encuestados, en doce de catorce países de América Latina, a manifestar hace poco la creencia que sus padres vivían mejor que ellos (Rodrik, 2001). Conclusión La teoría centro-periferia tiene gran actualidad para elaborar un diagnóstico realista que ayude a formular una nueva estrategia de desarrollo económico en las regiones exportadoras de recursos naturales. Para un nivel de surplus cualquiera, las regiones proveedoras de surplus, ¿están ellas reteniendo los montos necesarios para este esfuerzo de reconversión, a la velocidad requerida? Esto depende de los elementos que determinan la formación, administración, distribución y redistribución del surplus dentro del cuadro de un sistema en el cual dos tipos de relaciones son centrales: las relaciones internas a la región entre las empresas trasnacionales, especialmente a través de su relación con la fuerza de trabajo a través de las firmas locales, y las relaciones entre la región proveedora y las regiones centralizadoras del surplus. Estas relaciones se desarrollan en el marco de un sistema centroperiferia, que alude a un sistema integrado y jerarquizado, con núcleos geográficos que se apropian de excedentes de regiones y naciones que se ubican en posiciones subordinadas. Los enfoques económicos que pertenecen a la teoría centro-periferia, tanto en la escuela estructuralista como en la teoría de la dependencia, se han preocupado de investigar la diferencia entre el valor de la producción y la renta promedio retenida por el actor local. La magnitud de la brecha se explica por diferentes formas de ejercicio de hegemonía del actor externo, el cual comparte intereses comunes con las elites de poder local. La estrecha alianza entre ambos actores, externo e interno, explica la incapacidad histórica del aparato estatal local para negociar una mayor retención del surplus. También explica la incapacidad de las elites de poder locales para modificar el perfil del aparato productivo, basado en exportar recursos naturales a mano de obra barata. La dependencia hace que los grupos económicos locales prefieran obtener rentas fáciles y seguras (privatizaciones servicios públicos, renta financiera, explotación mano de obra barata y recursos naturales, derechos de comercialización, especulación en Bolsa) antes que desarrollar la capacidad tecnológica nacional. Por el contrario, la conformación sostenible de una Región depende de su capacidad para construirse en espacio de dirección económica y de gestión de su propio surplus. Paradojalmente, en una época en que la mundialización liderada por las empresas trasnacionales determina cada vez más la situación económica de cada territorio, los economistas tradicionales habían dado por muerta la teoría centro periferia. Sin embargo, el proceso de creciente desigualdad económica mundial y la crisis latinoamericana sugiere su creciente validez. 7 8 Tavara (1994: 47), usando fuentes indirectas. Moncayo ( 2003) usando fuentes indirectas. 11 Para la escuela estructuralista, la heterogeneidad estructural es fundamental para explicar las particularidades del atraso capitalista de América Latina y su capacidad para reproducir el subdesarrollo. En efecto, la heterogeneidad estructural implica la existencia de una economía internamente desintegrada, con sectores de muy diferente productividad. Esto se traduce en una sociedad con la persistencia de polos de riqueza y pobreza, junto a la inestabilidad política o a la imposición de dictaduras o cuasi-democracias, asociadas a la desigualdad social. Desde el punto de vista económico, la heterogeneidad estructural explica la incapacidad de la demanda por bienes para transformarse en un mercado propicio para el desarrollo endógeno de la producción interna. Esto esta ligado a la dependencia externa, que ata en forma creciente las economías locales a las importaciones y a las inversiones extranjeras al territorio. Actualmente, esa dependencia abre paso a una nueva heterogeneidad estructural mediante la subcontratación de trabajadores a empleo precario, agravando la desigualdad social. De esta forma la dependencia y la desigualdad se auto reproducen como resultado de un desarrollo dependiente y vulnerable. La actual crisis del modelo primario exportador chileno es un buen ejemplo. La creciente dependencia hacia los capitales extranjeros ha sido el argumento utilizado para evitar una mayor regulación económica a través del Estado, y la falta de ésta, aumenta la dependencia y la vulnerabilidad de nuestra economía frente a las crisis que se suceden en la economía capitalista mundial. REFERENCIAS BURGUEÑO, OSCAR, RODRIGUEZ, OCTAVIO, (2002) “Desarrollo y Cultura. Notas sobre el enfoque de Furtado”, en Trayectorias, Año IV, N°10, Septiembre-Diciembre 2002, Revista de Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Nueva León CADEMARTORI, JOSE, (1998) Chile, la economía neo-liberal, Ediciones CESOC, Santiago de Chile CAPUTO, ORLANDO, (1996) La sobreproducción mundial de cobre creada por Chile: Su Impacto en la Economía Nacional, Documento de trabajo Universidad ARCIS, Santiago de Chile, Noviembre CHAROENLOET, VARAVIDH, (1999) “L’arrière-plan du système de la sous-traitance dans l’industrie de l’habillement en Thaïlande”, Alternatives Sud, Vol. VI, 1999, pp. 103-107. 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