LA POSIBILIDAD DEL CONFLICTO ESTANISLAO ZULETA, DESAFÍOS PARA PENSAR AMÉRICA LATINA María del Pilar Melgarejo-University of Pittsburgh “El saber no está hecho para comprender, está hecho para zanjar”1 El tema del conflicto ha estado presente de manera constante y recurrente en los distintos debates sobre América Latina. De varios modos ha hecho parte de las discusiones encaminadas a problematizar asuntos tan complejos como el de la identidad. El desafío ante el cual nos pone el pensador colombiano, Estanislao Zuleta, es el de pensar el conflicto no sólo como paradigma o categoría explicativa de la realidad latinoamericana, expuesta siempre a una constante metamorfosis, sino como el carácter mismo del pensar de una comunidad intelectual cuyo objeto es América Latina. En este sentido, antes que una reflexión sobre la producción de Zuleta, lo que aquí me interesa resaltar es cuál es el ejercicio del pensamiento que realiza y que subyace a dicha producción y cómo dicho ejercicio nos permite pensar categorías con las de identidad. En otras palabras, un pensador como éste exige reelaborar los modos de pensar y narrar América Latina y en ese sentido el acercamiento al carácter de su pensamiento resulta pertinente. Estanislao Zuleta nació en Medellín en el año de 1934 y murió en Cali el 17 de febrero de 1990. Entre algunas de sus más importantes obras se encuentran: Conferencias sobre historia económica de Colombia, Comentarios a: Introducción general a la crítica de la economía política de Carlos Marx, Lógica y crítica, Thomas Mann, la montaña mágica y la llanura prosaica, Sobre la idealización en la vida personal y colectiva y otros ensayos, El pensamiento psicoanalítico, Arte y filosofía y otros. Fue profesor de las más importantes universidades del país, asesor de las Naciones Unidas, del Ministerio de Agricultura, de la presidencia de Belisario Betancur y de Virgilio Barco, fundador de varias revistas y periódicos y publicó 15 libros relacionados con las principales corrientes del pensamiento. Fue un estudioso de corrientes tan diversas como el materialismo histórico, el psicoanálisis y el estructuralismo. 1 Foucault, Michel. Nietzsche, La genealogía, La Historia. Valencia: Pre-textos, 1997. Pg. 47. 1 Teniendo en cuenta este panorama, puede decirse que uno de los rasgos más evidentes del pensamiento de Zuleta es su movilidad. La habilidad para moverse de modo transversal por los más variados campos del saber lo llevó a elaborar reflexiones que intentaban poner en diálogo unos saberes con otros. Pero la pluralidad de su pensamiento no constituyó en todos los casos una ventaja, más aún, lo llevó a ser objeto de crítica por parte de la comunidad intelectual colombiana. La principal característica de su pensamiento fue que este se produjo no sólo al margen de los formalismos académicos sino al margen de la constitución de formas rígidas de conocer. Este es el primer aspecto que me interesa resaltar, el carácter multiforme del pensamiento de Zuleta no sólo nos habla de un intelectual que transitó por distintos campos del saber sino que pudo establecer entre unos y otros lazos de comunicación que no suponían la síntesis sino la lucha. Un recorrido por su producción intelectual muestra cómo el pensar para Zuleta es la posibilidad de poner en acto el conflicto entre varias perspectivas, en este sentido, se puede sostener que su pensamiento pretende ser más bien un narrar de las tensiones. Precisamente en correspondencia con esta actitud frente al conocimiento, Zuleta teoriza el conflicto. En uno de sus ensayos más reconocidos, Elogio de la Dificultad el autor llama la atención acerca de la importancia de otorgarle un valor al conflicto. Tal como lo señala el título, Zuleta elogia la dificultad en la medida en que impone y exige la producción de nuevas formas de pensamiento que permitan elaborar la realidad de otros modos. Es decir, no se trata solamente de que el pensamiento del intelectual se replantee en términos de tensiones y no ya de dicotomías sino de que dicho pensamiento permite repensar categorías claves en las discusiones contemporáneas sobre América Latina, tal es el caso de la categoría de identidad. Zuleta sostiene en su ensayo que “el atractivo terrible que poseen las formaciones colectivas que se embriagan con la promesa de una comunidad humana no problemática, basada en una palabra infalible, consiste en que suprimen la indecisión y la duda, la necesidad de pensar por sí mismo, otorgan a sus miembros una identidad exaltada por participación, separan un interior bueno –el grupoy un exterior amenazador”2 . 2 Zuleta, Estanislao. Elogio de la dificultad en: Elogio de la Dificultad y otros ensayos. Cali: Fundación Estanislo Zuleta, 2001. Pg. 12. 2 Para Zuleta el carácter relacional e histórico del concepto de identidad es fundamental, de allí que insista, desde distintas perspectivas, en que la diferencia es socialmente producida. Para Zuleta “el hombre, ciertamente, es una estructura de posibles, pero esos posibles no pueden ser todos igualmente esenciales, y el hecho de efectuar algunos significa liquidar otros”3 . El problema de la identidad aparece en términos de una pregunta que no se cierra, donde las diferencias se negocian a través del diálogo de verdades compartidas cuya tensión es preciso mantener. El pensador colombiano se encontraría cerca de la teorización del conflicto realizada por Antonio Cornejo Polar, donde se reivindica la lucha social y el a mantenimiento de los antagonismos. En la introducción a Escribir en el aire Cornejo sostiene: “Me interesa reflexionar un momento sobre cómo y por qué la búsqueda de la identidad, que suele estar asociada a la construcción de imágenes de espacios sólidos y coherentes, capaces de enhebrar vastas redes sociales de pertenencia y legitimidad, dio lugar al desasosegado lamento o a la inquieta celebración de nuestra configuración diversa y múltiplemente conflictiva. Tengo para mí que fue un proceso tan imprevisible como inevitable, especialmente porque mientras más penetrabamos en el examen de nuestra identidad tanto más se hacían evidentes las disparidades e inclusive las contradicciones de las imágenes y de las realidades –aluvionales y desgalgadas- que identificamos como América Latina”4 . Antes que la síntesis, Cornejo Polar piensa la identidad en términos de choque, y es en este sentido en el que su concepto de heterogeneidad no se explica como mero pluralismo o intercambio, sino que se encuentra en relación con una negatividad constitutiva –productiva y elaborada- y una disgregación originaria que están históricamente determinadas. En su ensayo Sobre la guerra sostiene que “la erradicación de los conflictos y su disolución en una cálida convivencia no es una meta alcanzable, ni deseable… es preciso, por el contrario, construir un espacio social y legal en el cual los conflictos puedan manifestarse y desarrollarse, sin que la oposición al otro conduzca a la supresión al otro, matándolo, reduciéndolo a la impotencia o silenciándolo… una sociedad mejor es una 3 Zuleta, Estanislao. A la memoria de Martin Heidegger. En: Revista Universidad del Valle. No. 2 (EneroJulio, 1976). P.22. 4 Cornejo Polar, Antonio. Escribir en el aire. Ensayo sobre la heterogeneidad socio-cultural de las literaturas andinas. Lima: Editorial Horizonte, 1994. Pg. 17. 3 sociedad capaz de tener mejores conflictos. De reconocerlos y de contenerlos. De vivir no a pesar de ellos, sino productiva e inteligentemente en ellos. Que sólo un pueblo escéptico sobre la fiesta de la guerra, maduro para el conflicto, es un pueblo maduro para la paz”5 . En este sentido, la identidad puede ser pensada no como oposición frente a otro diferente sino como un acto de creación cuyo pilar es la historia. Stuart Hall sostiene por ejemplo que “en lugar de pensar en identidad como un hecho ya consumado, al que las nuevas prácticas culturales representan, deberíamos pensar en identidad como una “producción” que nunca está completa… las identidades son los nombres que les damos a las diferentes formas en las que estamos posicionados, y dentro de las que nosotros mismos nos posicionamos, a través de las narrativas del pasado”6 . Para Zuleta, eliminar el conflicto no sólo implica eliminarlo a él sino a la sociedad donde éste puede producirse, ya que es precisamente éste el que posibilita que una sociedad crezca y ponga en movimiento los lazos y actores sociales. El conflicto es aquello que hace posible la movilidad de una sociedad; de acuerdo con Marx, éste genera el tránsito permanente que se da al interior de ella. Al gestarse nuevos conflictos se gestan también nuevas ideas. Es así como el conflicto resulta ser la “naturaleza” de la sociedad misma que la dinamiza y la pone en movimiento. El conflicto es probablemente la única posibilidad de la libertad, es la posibilidad del reconocimiento del individuo en medio de la multiplicidad. No se trata entonces de resolver los conflictos, se trata mejor de intensificarlos a través del ejercicio del pensamiento, vivirlos hasta el límite para que desencadenándose puedan ser comprendidos, estudiados y abran la posibilidad de encontrar salidas que antes que clausurarlos permitan entenderlos de mejor modo. Pero esta intensificación supone al mismo tiempo la puesta en diálogo de los distintos discursos, sin embargo se trata de un diálogo que es al mismo tiempo una lucha. En este contexto, aceptar el discurso del saber como un discurso cerrado es otra forma de eliminar al otro. Este es el desafío que le impone un pensamiento como el de Zuleta a la comunidad intelectual latinoamericana. Siguiendo a Gadamer, el ser receptivos frente a los distintos puntos de 5 Zuleta, Estanislao. Sobre la guerra en: Elogio de la Dificultad y otros ensayos. Cali: Fundación Estanislo Zuleta, 2001. Pg. 73. 6 Hall, Stuart. Identidad cultural y diáspora en: Castro-Gómez Santiago, Oscar Guardiola-Rivera, Carmen Millán de Benavides (eds). Pensar los Intersticios. Bogotá: Universidad Javeriana, CEJA, 1999. Pg. 134. 4 vista no presupone ni neutralidad ni auto cancelación, sino el estar abiertos para comprender lo que el otro quiere decir. El discurso del intelectual debe ser abordado como un espacio abierto de posibilidades, un juego del cual todos son participantes. No existe un esquema explicativo al cual la sociedad tenga que acoplarse, la sociedad se construye contingentemente y por lo tanto los esquemas o parámetros bajo los cuales es posible explicarla no se han construido definitivamente, no se construyeron de una vez para siempre sino que se construyen permanentemente. Pero ¿cuál es ese tipo de pensamiento que Zuleta ejerce como intelectual? Considero que la primera pista que ofrece es precisamente esa, pensar es un ejercicio, un hacer, una praxis que se refiere siempre a una sociedad concreta. “El pensamiento tiene vocación de lucha, de combate; debe oponerse, guardar distancia con sí mismo y con los demás. El pensamiento tiene dos tendencias: por un lado, romper con un sistema que generaba sus evidencias y otorgaba seguridad; y, por otro lado, tratar de construir una nueva coherencia, una normatividad más elástica y comprensiva. Estas tendencias de desidentificación e identificación se complementan. Una actitud de ruptura incapaz de construir algo nuevo o una tendencia opuesta a la sistematización vuelven al pensamiento unilateralmente libertario o unilateralmente sistemático”7 . Aquí solo puede hablarse de libertad de pensamiento en tanto pensamiento crítico, pero por ser crítico no deja de ser vital, ahí está la paradoja que no es necesario resolver, es más, la paradoja que es estrictamente necesaria: para Zuleta el pensamiento crítico es un pensamiento que afirma la vida. En Zuleta este afirmar la vida quiere decir dejar de pensar en términos dicotómicos para pensar a los hombres y a la sociedad como parte de la misma totalidad histórica. Zuleta “mantuvo durante muchos años una constante meditación sobre tradición y revolución, razón y sin razón, arte y política, mundo interior y mundo exterior, filosofía y creación; su continua búsqueda en el mundo de la cultura y el saber lo llevó a dudar profundamente de aquellas posiciones donde se unilateraliza la mirada y a valorar la construcción literario musical de la visión dialógica”8 . Teniendo en cuenta esto, me interesa resaltar el modo en que el pensamiento de Zuleta busca mantenerse como un 7 8 Valenzuela, Wilson. Racionalidad y Democracia. En Estanislao Zuleta (1935-1990). Pg. 47. Ibid. Pg. 88. 5 pensamiento dialógico donde no se pretende que los opuestos se resuelvan, mantener la contradicción, mantener el conflicto sigue siendo para Zuleta una tarea fundamental y es desde ahí desde donde resulta válido leer una realidad como la latinoamericana. Aunque Zuleta no elabora conceptualmente este modo de proceder en términos de heterogeneidad o transculturación, hace del conflicto un modo de proceder, una praxis de su pensamiento. La tarea de pensar Latinoamérica impone el desafío de reconocer el conflicto como categoría de análisis clave. Con aciertos y tropiezos Zuleta se cuidó siempre de falsas oposiciones como la de individuo y sociedad, sujeto de deseo y sujeto de la norma, para Zuleta la capacidad de ver los problemas como un conjunto dinámico más que un modo de proceder frente a realidad fue siempre una urgencia. Este movimiento del pensar resulta claro en su libro “Sobre la idealización en la vida personal y colectiva” donde, siguiendo a Fabio Giraldo, Zuleta trabaja una óptica epistemológica en la que no se unilateraliza lo natural y lo cultural, y también, en la que no se toma como contraposición excluyente a las ciencias naturales y a las ciencias del espíritu, es a partir de ahí donde Zuleta lanza su arriesgada apuesta, esto es, una estética del pensamiento donde el muro entre ciencia y arte pueda ser abolido, una visión donde pudieran integrarse el reino de la naturaleza y el reino de la cultura. “Como el arte y la filosofía fueron escindidos en un pasaje catastrófico de la historia, la estética del pensamiento debería tratar de unir el pensar, el sentir, el imaginar, el amar y el crear: la filosofía y la política se debían pensar muy de cerca de la poética”9 . Considero que el trabajo de Estanislao Zuleta realiza dos tareas fundamentales: al mismo tiempo que ofrece herramientas de conceptualización para pensar las nuevas realidades latinoamericanas, así mismo rebasa esta tarea cuestionando el lugar desde el cual el intelectual produce dichas categorías, es decir, no sólo nos permite pensar la categoría de identidad a la luz de los nuevos debates sino que pone en cuestión los términos del debate, esto al mostrar cómo el conflicto, y por lo tanto la dilucidación de las tensiones, es la alternativa más clara para pensar el presente. Del mismo modo Cornejo Polar sostiene que “la cuestión esencial consiste en producir aparatos teóricometodológicos suficientemente finos y firmes para comprender mejor una literatura (o más ampliamente una vasta gama de discursos) cuya evidente multiplicidad genera una 9 Ibid. Pg. 103. 6 copiosa, profunda y turbadora conflictividad. Asumirla como tal, hacer incluso de la contradicción el objeto de nuestra disciplina, puede ser la tarea más urgente del pensamiento crítico latinoamericano. Habría –claro- que discutirlo”10 . Antes que postulados, la pretensión de esta reflexión buscó trazar algunas pinceladas que puedan ofrecer perspectivas de análisis para pensar América Latina a partir del pensamiento del intelectual colombiano, Estanislao Zuleta. Queda por supuesto abierta la tarea de indagar puntualmente por el modo en que estos desafíos permiten leer de otros modos la realidad latinoamericana, más si se tiene en cuenta que ella se encuentra atravesada por cambios ligados cada vez más a los grandes centros de poder. Un pensamiento como el de Zuleta nos permite re-significar el lugar desde el cual se instala el intelectual frente a aquello que llamamos América Latina y al problematizar este lugar exige al mismo tiempo elaborar la pregunta por la función que le corresponde en el marco de los nuevos contextos. América Latina es fundamentalmente una pregunta abierta, una pregunta de rostros distintos y ese es precisamente el tipo de saber efectivo que es necesario producir con respecto a ella, siguiendo a Zuleta, el verdadero saber crítico es el reconocimiento de un no-saber, es decir, el reconocimiento del conflicto. Más allá de la producción intelectual de este pensador polifacético es la forma y el carácter de su pensamiento aquello que resulta más interesante para asumir el desafío de pensar Latinoamérica a la luz de los nuevos contextos. BIBLIOGRAFIA Castro-Gómez Santiago, Oscar Guardiola-Rivera, Carmen Millán de Benavides (eds). Pensar los Intersticios. Bogotá: Universidad Javeriana, CEJA, 1999. Cornejo Polar, Antonio. Escribir en el aire. Ensayo sobre la heterogeneidad socio-cultural de las literaturas andinas. Lima: Editorial Horizonte, 1994 Foucault, Michel. Nietzsche, La genealogía, La Historia. Valencia: Pre-textos, 1997. 10 Cornejo Polar, Antonio. Apéndice: Mestizaje, transculturación, heterogeneidad. Pg. 56 en: Mazotti, José Antonio; Zevallos Juan (coords). Asedios a la Heterogeneidad Cultural. Libro de Homenaje a Antonio Cornejo Polar. Philadelphia: Asociación Internacional de Peruanistas, 1996. 7 Gadamer, Hans-Georg. Verdad y Metodo. Salamanca: Ediciones Sígueme, 1997. Grupo Interdisciplinario de estudios Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia. Estanislao Zuleta (1935-1990). Tunja, Colombia: Ediciones “La Rana y el Aguila, 1990. Mazotti, José Antonio; Zevallos Juan (coords). Asedios a la Heterogeneidad Cultural. Libro de Homenaje a Antonio Cornejo Polar. Philadelphia: Asociación Internacional de Peruanistas, 1996. Mejia, Juan Fernando. Zuleta, Cruz Vélez y Gómez Dávila: Tres lectores colombianos de Nietzsche en Revista Universitas Philosophica. No. 34-35. Junio-diciembre 2000. Pg. 257-301. Bogota: Universidad Javeriana. Marx, Karl. Introducción General a la Crítica de la Economía Política. 1857. Taylor, Charles. Argumentos Filosóficos. La política liberal y la esfera pública. Paidos. Barcelona, 1997. Vattimo, Gianni. Etica de la Interpretación. Paidós. Barcelona, 1991. Vattimo, Gianni. Más allá de la interpretación. Paidós. Barcelona, 1995. Zuleta, Estanislao. Comentarios a la Introducción a economía política de C. Marx. Libros de Bolsillo La Carreta, Lealón, Medellín, 1974. Zuleta, Estanislao. A la memoria de Martin Heidegger. En: Revista Universidad del Valle. No. 2 (EneroJulio, 1976). Zuleta, Estanislao. Sobre la idealización en la vida personal y colectiva y otros ensayos. Bogotá: Procultura, 1985. Zuleta, Estanislao. Arte y filosofía. Medellín: Editorial Percepción, 1987. Zuleta, Estanislao. Colombia, Violencia, Democracia y Derechos Humanos. Ediciones Altamir. 1991. 8