¿Por qué a usted, señor Zuleta? Del puñal que lo despojó de su vida aún no se sabe nada; de las manos que lo empuñaron, menos; del odio con que lo hicieron, sí. De ese se sabe que sigue proliferando en la sociedad. Su muerte fue imprevista pero predecible por las constantes amenazas que lo acechaban. A usted le propiciaron más de veinte puñaladas la madrugada del 22 de agosto de 1993 en su apartamento, su asesino quería matar y volver a matar su cuerpo. ¿Por qué a usted, señor Zuleta? ¿Por ser homosexual? ¿Por ser de izquierda? ¿Por sus borracheras? ¿Por su consumo de marihuana? ¿Por qué a usted, señor Zuleta? ¿Acaso por ser fundador del Movimiento de Liberación Homosexual de Colombia, o por promover la primera marcha gay del país en 1983, o por haber hecho parte de la Juventud Comunista (JUCO), o por haber trabajado en el Instituto Popular de Capacitación y en la Escuela Nacional Sindical? Usted que fue filósofo, profesor, intelectual, poeta; que llegó a ser ángel, demonio, luz, sombra, se convirtió en un referente político y académico, empecinado en los Derechos Humanos y fiel amigo de los sectores sociales. Usted, un hombre de “noches intensas”, que comenzaban en el bar Serenata o en cualquier otro ubicado en las calles del centro de Medellín, lejos de la farándula y con la compañía de Piedad Morales. Frecuentes borracheras que iniciaban después de las seis de la tarde y que al igual que Piedad se esfumaban a media noche para dar paso a los consumos de marihuana, al disfrute de lo erótico, a la libertad total del cuerpo. Usted que quién sabe cuántas veces escuchó las palabras marica, cacorro, dañado, torcido, anormal, pirobo, pecador, roscón, galleta; usted mismo que quién sabe cuántas veces contestó con besos, risas pícaras, sensuales caricias y descarados coqueteos; usted, que somos todos, que quién sabe cuántas veces fue callado, cuántas veces fue golpeado, burlado, insultado, negado, olvidado, asesinado. Usted que amó al hombre hambriento, a la lesbiana, al policía, al transgenerista, a la mujer vulnerada, al marica, al prisionero de la calle, al homosexual, a la prostituta, al de altos ingresos, al hombre corrupto, al individuo ignorante, al marihuanero, al obrero, al borracho; que caminó con los sindicalistas, las feministas, los comunistas, las juventudes; que respetó al otro, al que le era diferente, lo escuchó, lo entendió, lo amó; que se empecinó con los Derechos Humanos; que se condenó al amor y lo condenaron al rechazo; que se convirtió en un demonio por no comulgar con el patriarcado, con el sistema, con el autoritarismo y la exclusión; fue entonces el hereje al que odiaron, expulsaron, desterraron, exiliaron, asesinaron, silenciaron. Usted que habitó la Universidad de Antioquia, la ciudad de Pasto, usted que transitó las viejas y sucias calles del centro de Medellín como quien transita los corredores de su propia casa, usted que vivió en el barrio Loreto, ese mismo en el que fueron asesinados después de usted un centenar de jovencitos, relacionados con las pandillas y el conflicto urbano, ese mismo barrio de estratos bajos que hoy se encuentra separado por escasos tres metros de la clase alta de la ciudad, ese barrio en el que usted fue asesinado, el barrio que en el silencio fue cómplice y por el cual a veces camino tratando de encontrar restos de usted. ¿Por qué a usted señor Zuleta? “Porque estamos en una sociedad violenta, asesina, que es incapaz de reconocer la diferencia, de reconocer que el otro o la otra pueden pensar diferente, que pueden sentir diferente” Róbinson Sánchez “por marica, por coqueto, porque le encantaban los pillos, todo el mundo andante, lo mataron por la homofobia de esta sociedad” David Ramírez Por la incapacidad de amar y reconocer en el otro alguien con quien interactuar desde el amor y el afecto, eso pienso yo señor Zuleta, que usted nació y vivió en una época en la que le temíamos al amor y a la libertad, todos, menos usted, menos usted que amó libre y lujuriosamente. Por eso señor Zuleta, por ser coherente, por ser libre, por hacer del amor la vida y por hacer de la vida, un camino de luchas. ¿por qué a usted, señor Zuleta, por qué a usted señor Rivera, por qué a usted señor Pérez, por qué a usted señora Zapata, por qué a usted señor homosexual, señora lesbiana, señor transgenerista, señora transgenerista, señora bisexual, señor bisexual, señora intersexual, señor intersexual?, ¿Por qué a usted? Adaptación de Elkin Naranjo Del texto ¿Por qué a usted, señor Zuleta? De Juan Camilo Rengifo Garcés Publicado en el periódico De la Urbe, edición 41